Sobre la carta abierta de Cristina ayer (leerla completa acá) convocando a todos los sectores de la oposición a concentrar el voto contra el gobierno en las listas de Unidad Ciudadana en la provincia de Buenos Aires, empecemos por firmar al pie esto que dice acá Baleno: la contundencia del texto radica en que dice cosas que todos saben, pero que no todos se animan a poner en palabras.
Hoy por hoy, la fragmentación opositora es un activo indispensable para el gobierno, y el reaseguro más al alcance de su mano de una victoria que legitime el tremendo ajuste que prepara para después de las urnas, y que ya están preanunciando, de un modo u otro. El que no lo ve, es porque no quiere.
Y si no convoca ella a la unidad opositora (parada en los mas de tres millones de votos que le hicieron ganar las PASO) ¿quién lo haría, Massa o Randazzo, suponiendo que además les interesara hacerlo?
Parece obvio decir que esta elección es crucial por esas razones, pero Cristina tuvo que decirlo porque hay quienes -en el campo formalmente opositor al gobierno- parecen no advertirlo, y siguen jugando a otra cosa; sea a continuar lamentándose por la derrota del 2015 y reclamando autocríticas, sea "apostando a la construcción de algo nuevo", sea peinándose para la foto del 2019, para lo cual todavía faltan dos años, lo que en la Argentina y en política equivale a un siglo.
Dos años pasaron entre el fulgurante triunfo de Alfonsín en el 85' de la mano del Plan Austral, a su derrota en Buenos Aires a manos de Cafiero (esa que los peronismos conmemoraron justo hace unos días), que fue el preludio de su debacle final; así como dos años pasaron desde el rotundo triunfo de De La Rúa hasta su huida en helicóptero de la Casa Rosada, y menos de eso desde su salida hasta la llegada de Néstor Kirchner, con apenas el 22 % de los votos.
Dos años pasaron desde la derrota del propio Néstor a manos de De Narváez en Buenos Aires al 54 % de Cristina en todo el país, y otros dos años desde entonces, a la derrota del kirchnerismo en la misma PBA por más de 10 puntos a manos de Massa; que mas o menos en ese tiempo consumió buena parte de su capital político: así de dinámica y cambiante es la cosa, como para andar especulando con lo que pasó hace dos años, o lo que puede llegar a pasar dentro de otros dos.
La cosa -como diría Macri- es acá y es ahora, y la única forma de frenar este modelo de exclusión social, destrucción del tejido productivo y laboral, endeudamiento y fuga y autoritarismo político es derrotando a "Cambiemos" en las urnas, del modo más contundente que sea posible; y si no lo fuera, aunque sea por un puñado de votos.
No hay lugar para especulaciones menores, ni para votos tirados; a menos que uno ande en otra cosa, y no le interese frenar a Macri.
¿Puede suponer alguien que no conoce Cristina los bueyes con los que ara, o que no se esperaba respuestas como la de Massa a su convocatoria?
En público y para la tribuna la convocatoria es para los dirigentes, para que eleven la mira y comprendan que la polarización (si quieren llámenla la grieta) no la inventó el kirchnerismo ni el gobierno, sino que es real y está instalada en la sociedad: allí están las distintas reacciones ante la desaparición de Santiago Maldonado para confirmarlo, por si quedaran dudas.
Y hablando de Santiago: hundido en el fangal del encubrimiento (siendo generosos) a la gendarmería, el gobierno se hace tiempo para seguir demonizando al kirchnerismo, y acusarlo ahora de promover un clima de violencia política en el país con la exclusiva finalidad de desestabilizar al gobierno.
En ese contexto bochornoso, el opositor que no se muestra dispuesto a acordar nada con el kirchnerismo (ni si siquiera una estrategia electoral de coyuntura) está implícitamente admitiendo que comparte esa lógica, que expulsa al adversario político de los límites del debate democrático, para negarle entidad y excluirlo de la legitimidad para reclamar el voto ciudadano
Está claro que el mensaje de la carta de Cristina va más allá de los dirigentes opositores, y por encima de sus respuestas a la convocatoria: está dirigido a los votantes; porque de nada valdría una foto de un montón de dirigentes opositores juntos, si la sociedad no entiende la necesidad de unificar el voto contra el gobierno, para ponerle un freno a Macri.
Y por eso Cristina dio el paso: para vean que nosotros, los presuntos sectarios, pedimos unidad de acción, los calificados como soberbios admitimos que nadie se desdiga de lo que dijo, ni deshaga lo que hizo: simplemente estamos pidiendo un gesto si no de grandeza, por lo menos de inteligencia política. Un paso que nos permitirá decir justamente eso: que no dejamos de intentarlo.
Hecho lo cual hay que arremangarse (y no solo en Buenos Aires) para ir en busca de los votos que hacen falta, para derrotar al gobierno; aunque no se nos escapa que es el bonaerense el principal teatro de operaciones de la batalla: perder allí, y contra Cristina, sería un golpe que el gobierno no podría absorber, aunque le fuera bien en el resto del país.
Por supuesto que la estrategia de la polarización es riesgosa, y puede terminar favoreciendo al gobierno si logra sumar más voluntades en contra de CFK que de Macri, pero no es que quede otra disponible, tal como están las cosas. Sin perder de vista lo dicho en relación al hoy lejanísimo 2019, y como decía Perón, "si tenemos razón volveremos, y si no tenemos razón, es mejor que no volvamos".
Y en política democracia tiene razón el que gana, porque lo vota la gente; aunque los demás tengan todo el derecho del mundo de negarse a esa razón, y combatirla.
Me permito agregar algo a lo dicho compañero, ella está ofreciendo la boleta de UC como medio para derrotar el ajuste, y además de a los votantes se dirige a quienes están perjudicados por sus listas a legisladores nacionales, es decir a los competidores locales por bancas en los Consejos Deliberantes, dicho con mayor claridad, el corte de boleta aceptado por quien puede arrastrar votos que beneficien a la lista local, sea vecinalista o de dos competidores convertidos en salvavidas de plomo, sin excluir por ello a algunas listas de izquierda que solo hayan quedado habilitadas para determinadas categorías que no sean las ofrecidas en la Carta Abierta.
ResponderEliminarEs una buena jugada por encima de las conducciones subordinadas a los deseos del Cappo de Tacuarí, del Virrey de Libertador y Colombia y de los súbditos que ocupan cargos en el Gobierno Nacional.
Nunca menos y abrazos
Me puede alguien explicar cómo en la PBA estaría sacando Bullrich 4 puntos de ventaja? Enormes extensiones de campos inundadas, pobreza y desocupación en el conurbano y las encuestas lo dan ganador con comodidad. Podríamos decir que las encuestas fallan, pero...Inentendible.
ResponderEliminarEsas son las encuestas de Morales Sola. Preguntan en Callao y Quintana.
ResponderEliminarA ver Heidi 2015 tuvo 39 puntos y ese es el techo PRO PBA, el voto gorila PBA es 30% (votos Cambiemos PASO 2015) y existe ademas 10 puntos d menemduhaldistas resuiduales antiK q votan Massita y q pueden saltar al PRO para evitar un triunfo K, d esos 10 puntos Massita q votaron a Heidi 2015 la mitad ya voto a Bullrich en las PASO, es x eso q Massita cayo desde 20% 2015 a 15 puntos PASO 2017, restan todavia 5 puntos q pueden ir al PRO (ya votaron a Heidi como gobernadora). Cristina tiene una pecera mas amplia para pescar: 3 puntos q votaron a Pino, D Gennaro o Partido Humanista y los 6 puntos d Randazzo y puede comer algun puntito antimacrista d Massita, hay q tener en claro q se debe llegar a 40% para poder triunfar (4 puntos mas q el 36% -excluyendo blancos q es como se computa en octubre- Cristina PASO 2017.
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