En los 70 días que pasaron entre las PASO y
la elección general del domingo pasado el vuelco de la situación en la ciudad
fue notorio, no solo en los números sino en el resultado final: el peronismo
había ganado en la mayoría de las seccionales (en especial las del borde oeste)
y la lista de Corral en otras, quedándole solo una al Frente Progresista con la
candidatura de Emilio Jatón en agosto; pero en octubre esa lista terminó
ganando en 14 de las 18 seccionales de la ciudad, sumando votos peronistas y de
“Cambiemos”.
Lo de los votos peronistas surge claro si se
comparan los números de la lista encabezada por Marcos Castelló, y se advierte
que de una elección a otra perdió unos 8000 votos, posiblemente fugados como
consecuencia de la disconformidad de muchos con el resultado de la interna (entre ellos mucho kirchnerista "paladar negro", para que lo vamos a negar);
dándose así en el tramo de concejales lo que muchos auguraban para la lista de
diputados nacionales encabezada por Agustín Rossi, y que no se verificó
finalmente.
Hay quienes lo atribuyen a otra cangrejeada más (y van) del sector de UPCN, que habría arreglado con el socialismo poner su estructura al servicio de Jatón, a cambio de favores del gobierno provincial en la relación con el gremio. Aunque los antecedentes de los mencionados habilitan especular al respecto, poner allí la exclusiva causa del trasvasamiento de votos de una lista a la otra sería subirles el precio, en cuanto a su capacidad de incidencia política real, pero lo cierto es que en todas las seccionales que había ganado el PJ en
agosto, se impuso Jatón el domingo (ver la información acá en el diario del Loco Lindo).
Lo de los votos de “Cambiemos” que
tributaron a Jatón se advierte más fácil aun si se repara que en la ciudad la
lista de diputados nacionales de “Cambiemos” encabezada por Cantard sumó el 44
% (casi duplicando a la del Frente Justicialista que estuvo en el 23 %),
mientras que la de concejales encabezada por Pereira no llegó al 32 %, lo que
supone que casi uno de cada tres votantes de Cantard le dio la espalda al
candidato de Corral a concejal, para votar al del Frente Progresista.
Un rechazo
contundente de una gran mayoría de los santafesinos a la gestión municipal, y
una floja plataforma para que Corral pueda aspirar a ser candidato a gobernador
dentro de dos años. De hecho por estas horas debe estar meditando si no volver
a ir por la reelección, para no perder la municipalidad. Ya le había pasado
antes, cuando ensayó en 2013 con la candidatura de la “Chuchi” Molina con los
mismos magros resultados, que lo decidieron a ir por la reelección, para no
correr riesgos.
Además del hastío con Corral, o de alguna
posible fuga de votos del peronismo, no hay muchas más razones para explicar la
levantada de Jatón que le terminó dando el triunfo, y lo posiciona bien para la
intendencia dentro de dos años: es el típico candidato “catch all” (que atrapa
votos de varios lados), a favor de su ambigüedad política, y que se hizo
conocido por fuera de la política. Una especie de Miguel Del Sel surgido del
periodismo anodino del noticiero del canal local (un semillero de candidaturas
locales para los distintos partidos anti peronistas), al que no se le conocen
definiciones públicas tajantes sobre casi nada.
Hay quienes prefieren atribuir su éxito a
los avances de la ejecución del “Plan Abre” del gobierno provincial con
intervenciones en los barrios más postergados, pero la explicación no cierra
demasiado: en 10 años de gestión el socialismo solo construyó allí una escuela
(con fondos nacionales del gobierno de Cristina), no termina nunca la obra del
hospital Iturraspe, no hay obras de vivienda o cloacas significativas (en
muchos barrios no hay, directamente) y pese a tratarse de los barrios más
afectados por la inseguridad, tampoco cuentan con mayor presencia policial. Por otra parte el argumento que centra el
resultado de Jatón allí en los supuestos logros del gobierno provincial no
alcanza para explicar por qué en agosto, en esos mismos lugares, había ganado
el peronismo.
Corral solo ganó en
4 seccionales del centro (ver info de la nota anexa) cercanas al “corredor del
puerto y el TC 2000”, algo acorde a su modelo de ciudad; muestra cabal de lo
del “plan de obras más grande de la historia” fue un completo verso, que los
santafesinos no compraron.
Los “Corral paper´s”
(la investigación sobre sus manejos turbios de fondos con cooperativas truchas
de punteros rentados) no parecen haberlo afectado demasiado, y en todo caso si
alguien los capitalizó fue el socialismo con la candidatura de Jatón; acaso
porque los candidatos del peronismo nunca pusieron mucho entusiasmo en hablar
del tema, a diferencia de Lifschitz que se ocupó personalmente de la cuestión,
varias veces. Ventajas del pluralismo del consorcio de periodistas que hicieron la investigación.
Como prospecto más
posible de futuro intendente (con los números de hoy) Jatón es todo un enigma:
un candidato incoloro, respaldado por un partido en retirada del poder (el
socialismo), al cual negó en toda su campaña ya desde la gráfica de los
afiches, ya en el debate televisivo; un Partido Socialista que no tiene sino un puñado de locales en toda la ciudad, sin
despliegue ni desarrollo territorial en los barrios fuera del centro.
El peronismo hizo
su peor elección en mucho tiempo: no pudo capitalizar el desencanto con la
gestión de Corral, bajó el porcentaje de votos frente a la última elección de
intendente, perdió votos a manos de Jatón y perdió casi 2 a 1 como se dijo en
la elección de diputados; en un contexto de recuperación provincial. Es
evidente que algo anduvo mal.
Dejando de lado las
indiscutibles condiciones humanas de Marcos Castelló y su incansable trabajo
militante, nunca acertó en toda la campaña con el discurso correcto para
pegarle a Corral, que lo ignoró y prefirió elegir como enemigo a Jatón.
Coacheado por el pignattismo, Castelló perdió presencia con una “campaña
propositiva”, que no proponía mucho.
Pero los problemas
del peronismo en la ciudad son más estructurales y de fondo: las pequeñas
grandes ambiciones personales que persisten y la falta de escala de las
condiciones concretas para sustentarlas (lo que Barricada llamaba acá “el club del 5 %) y la falta de encuadramiento de la militancia silvestre para que su
esfuerzo no se desperdicie (defecto de las conducciones de todas las líneas
internas del PJ); cuestiones todas que terminan invariablemente -cada dos años-
en una estudiantina de múltiples listas de candidatos a concejales (favorecida
por las bajas exigencias del régimen electoral), imposible de sintetizar, menos
cuando tampoco se hace el esfuerzo por hacerlo.
Sin manejo de
ninguno de los aparatos estatales (nacional, provincial y del municipio) el
Concejo municipal termina siendo casi el único ámbito institucional que le
queda al PJ local para hacer política, justo cuando ese órgano queda reducido
precisamente en su capacidad de resonancia política a la mínima expresión:
ninguneado sistemáticamente por Corral, está marginado de los grandes temas de
la ciudad como el transporte, la recolección de residuos, los demás servicios
municipales o la obra pública; y la situación no se modificó porque la
oposición lograra acceder a su presidencia con Sebastián Pignatta, sino más bien
todo lo contrario: la mayoría de los santafesinos de a pie no sabe bien para
que está el Concejo, ni que pasa allí adentro.
Fruto de los
cambios camaleónicos que muchos sectores del peronismo o filo-peronismo han
tenido entre una y otra elección municipal (entrando y saliendo del PJ, el
massismo, el PRO y el kirchnerismo), hoy queda un bloque arco iris en el Concejo
municipal: un cambalache con serias dificultades para articular políticas
concretas para -al menos- controlar eficazmente a Corral; en el marco de un
proceso ya prolongado de deterioro político que supera a los protagonistas
circunstanciales, algunos de los cuáles claramente no están a la altura del
desafío.
Si la política es
el desafío de representar, el peronismo de la ciudad tiene que asumir sin
complejos la representación de los postergados (apenas comenzado el gobierno de Macri, decíamos acá que debía asumir la expresión política del conflicto social); que necesariamente supone además
pararse decididamente en la vereda de enfrente del "círculo rojo" local, sin
ambigüedades: ninguno de los delirios faraónicos que desde allí se engendraron
(puerto, cocheras subterráneas del parque Alberdi, Parque Biblioteca de la
Constitución, luces del puente colgante, canteros de boulevard) fue cruzado en
serio por el peronismo, con la decisión de impedirlo.
En el contraste de
esa realidad con el abandono de los barrios como contracara necesaria (la plata
que falta en un lado es porque se invierte abundantemente en el otro), con los
datos concretos en la mano que surgen de las propias fuentes oficiales tenían
los candidatos del peronismo un eje concreto de discurso, jamás utilizado en las
últimas campañas; para beneficio de las administraciones de la UCR (cuya
dirigencia es parte también del círculo rojo), sea con los colores del Frente
Progresista o con los de “Cambiemos”, que al respecto no hay grietas.
De acá al 2019 el
peronismo de la ciudad podrá encontrar un candidato o candidata a la
intendencia, pero mucho antes de eso tiene que encontrar una organización y una
propuesta; a menos que algunos estén pensando en que mágicamente aparezca un
Jatón o Del Sel peronista que les salve la ropa.
Lo de Jaton tambien sr explica por la presencia de pignata en la lista, y por la voluntad de hacer perder a corral a como de lugar
ResponderEliminarMe surge una duda: UPCN apoyaría por lo bajo a Jatón, llevando como candidato en la lista peronista al inútil nieto de Maguid? No hubiera sido arriesgarlo?
ResponderEliminarPor otra parte, qué oposición puede hacer el pj en el Consejo si quien lo preside es precisamente Pignatta, un tipo que jugó en varias listas, entró y salio del partido y está en su cargo sólo por herencia y para saciar ambiciones personales.
Si el peronismo no se pone las pilas en Santa Fe, dentro de no mucho tiempo ¨fue¨.