En medio de la expectativa previa por los anuncios
de Macri en la “cumbre” del CCK, leemos en El Cronista: “Macri tiene previsto abolir el decreto reglamentario 727/2006,
que puso en vigencia la ley de Defensa Nacional (23.554), sancionada en 1988, durante
el gobierno de Raúl Alfonsín, pero que entró en vigor 18 años después, siendo
presidente Néstor Kirchner y ministra del área Nilda Garré. Aquella
reglamentación, interpretan los impulsores de la reforma, puso un
"cepo" al accionar de las Fuerzas Armadas al establecer que el
sistema de defensa nacional debía orientarse estructural y organizativamente
"hacia la conjuración de situaciones de agresión externa perpetradas por
fuerzas armadas de otro Estado".
En el Gobierno ven necesario
ampliar ese horizonte, considerado bajo la órbita de Defensa toda
"agresión de origen externo", entre las que cabrían las
organizaciones criminales trasnacionales y otros agentes de naturaleza no
militar, denominados comúnmente como "nuevas amenazas". Las fuentes
consultadas niegan que, bajo este nuevo marco, sea posible un involucramiento
castrense en el combate al narcotráfico si así se lo define, más allá de las
tareas de apoyo logístico y presencial que ya se brindan.” (las negritas son
nuestras)
El Decreto 727 fue dictado por Néstor Kirchner en
2006 para reglamentar la Ley de Defensa Nacional 23.554, sancionada en 1988
durante el gobierno de Alfonsín, pero que permaneció 18 años sin ser
reglamentada; porque todos los gobiernos en ese lapso coquetearon en algún
momento con la idea de expandir los roles de las Fuerzas Armadas, y emplearlas
en la seguridad interio,r e incluso en la represión de la protesta social.
El artículo 1º del decreto dispone claramente que “Las Fuerzas Armadas, instrumento militar de la
defensa nacional, serán empleadas ante agresiones de origen externo perpetradas
por fuerzas armadas pertenecientes a otro/s Estado/s”, para acto seguido definir en
el mismo artículo que “Se
entenderá como "agresión de origen externo" el uso de la fuerza
armada por un Estado contra la soberanía, la integridad territorial o la
independencia política de nuestro país, o en cualquier otra forma que sea
incompatible con la Carta de las Naciones Unidas.”.
Para mayor claridad, el artículo 3 del decreto
establece que “El Sistema de Defensa
Nacional no podrá contemplar en su formulación doctrinaria, en la planificación
y adiestramiento, en la previsión de las adquisiciones de equipos y/o medios,
como así tampoco en las actividades relativas a la producción de inteligencia,
hipótesis, supuestos y/o situaciones pertenecientes al ámbito de la seguridad
interior, conforme la misma aparece delimitada en la Ley Nº 24.059 de Seguridad
Interior.”.
Clarísimo, ¿no?: las Fuerzas Armadas tienen un claro
rol que cumplir, que no es otro que el que corresponde a su creación; luego
desvirtuado por las oligarquías gobernantes cuando en diferentes períodos de
nuestra historia las pusieron al servicio de sus proyectos políticos y en
contra del pueblo al cual deberían servir; proceso que alcanzó su máxima expresión
con las dictaduras cívico-militares del siglo pasado y en la última de ellas,
con la tristemente célebre “doctrina de la seguridad nacional”; en la que las
FFAA acababan reducidas al rol de policía del orden interno, con base en la
idea de las fronteras ideológicas, con los tristes resultados por todos
conocidos.
No es casual que estas ideas plasmadas en el decreto
de Kirchner (que forman parte del trabajoso proceso de construcción de nuestra
institucionalidad democrática post dictadura) sean puestas en tela de juicio en
momentos como éste, cuando voceras oficiales como Elisa Carrió están planteando
la revisión de las condenas en juicios por causas de lesa humanidad: cambiamos
de “clima de época”.
Cuando hace un tiempo se conoció por una denuncia
del programa de Roberto Navarro que el gobierno de Macri planeaba una gran
compra de armamento y equipamiento militar en Estados Unidos decíamos acá que “Inquieta pensar que el gobierno de Macri encare tan vasto proyecto de reequipamiento militar sin que los argentinos sepamos cual es la hipótesis de conflicto que se pretende atender con esos medios, descartando desde ya que se trate de disuadir la amenaza que representa la creciente militarización británica en Malvinas: la mega-compra comenzó el año pasado, mientras éste mismo gobierno de “Cambiemos” resignaba progresivamente nuestro secular reclamo a las islas como moneda de cambio del apoyo inglés a la candidatura de la canciller Malcorra a la ONU; y ya en éste año cuando se conocieron los aprestos militares ingleses en las islas (luego del vergonzoso acuerdo firmado entre ambas chancillerías que omite toda referencia a la cuestión), la respuesta de nuestra diplomacia no pudo ser más decepcionante.
Por otro lado es poco racional suponer que los Estados Unidos accederían a equipar a nuestras FFAA si la principal hipótesis de conflicto de éstas fuera un enfrentamiento con su principal aliado y socio en la OTAN, y su más firme acompañante en cuanta aventura bélica a lo largo del planeta deciden emprender, generalmente invocando el fantasma de “la guerra contra el terrorismo”. Lo que nos lleva a ensayar nuestra propia hipótesis al respecto: es mucho más racional en cambio -se nos antoja- suponer que la apertura yanqui a proveer a nuestras FFAA tiene que ver con compromisos del gobierno de Macri de adscribirlas a las hipótesis de conflicto que plantea para la región el Comando Sur (el terrorismo, las migraciones, el cambio climático); ...”.
Evidentemente a la luz de estos anuncios, muy
errados no estábamos: lo que subrayamos en negrita párrafos más arriba de las
declaraciones oficiales coincide como dos gotas de agua con la doctrina del
Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos y del Pentágono para América
Latina.; que si se concretan los anuncios pasaría a ser la doctrina oficial de las Fuerzas Armadas Argentinas, como en los tiempos de la doctrina de la seguridad nacional.
Un gobierno que se plantea equipar a las FFAA con armas cortas, chalecos y aún hasta lanchas rápidas o aviones subsónicos de entrenamiento es evidente hacia dónde apunta.
ResponderEliminarPero la cosa no es tan fácil, como pensar que como se decreta se cumple. Se puede acatar a lo sumo.
No cuentan que después de la experiencia 76-83 las FFAA le van a hacer un corte de mangas. Después de todo los únicos que no pagaron por la dictadura Civico-Militar fueron los Cívicos.
A eso hay que sumarle el cambio en la composición de clase de las FFAA desde 1983.
No les va a ser tan fácil. Hasta pueden tener un 1943 (adaptado a las formas de los tiempos que corren).