miércoles, 22 de noviembre de 2017

LA SOJA VA AL PARAÍSO (FISCAL)


Con el gobierno de Macri ya no hay límites para fugar los dólares que son fruto de la  producción de cereales en Argentina, y llevar esos dólares a cualquier paraíso fiscal.

Este gobierno puso fin a la obligación de liquidar divisas por parte de los exportadores, por el Decreto 893 publicado hace unos días en el Boletín Oficial (completo acá).

Este ingreso de divisas es imprescindible en una economía periférica como la Argentina, donde resulta necesaria la obtención de dólares para atender la demanda de los distintos sectores, y evitar así las cícilicas crisis cambiarias y la denominada restricción externa. Pero el gobierno de Macri ha decidido eliminar este instrumento, disminuyendo deliberadamente la capacidad del sector público en el manejo de la oferta de dòlares, lo que traerá inevitablemente un aumento del estructural problema de la escasez de divisas, un problema que tiene décadas y que difícilmente se pueda solucionar disminuyendo las divisas que ingresan al país.

Hace más de 50 años, desde el Gobierno de Arturo Illia en 1964, el sector agroexportador tenía la obligación de ingresar al país los dólares que obtenía de la venta al exterior de granos y cereales.

En diciembre de 2015, cuando asumiera el actual gobierno, el plazo de liquidación de divisas era de 30 días. En 2016 el plazo se amplió hasta los 5 años y en enero de este año se lo elevó a 10 años.

Los argumentos del gobierno macrista para eliminar la obligación de ingresar a la economía del país los dólares obtenidos con la exportación, son los mismos argumentos de las grandes empresas exportadoras, es decir la supuesta mejora de la competitividad y el aumento de la capacidad de financiamiento de los exportadores.

Bastaría analizar la experiencia del gobierno de Macri en estos dos años para confirmar que ésto es una falacia. Cuando Macri dispuso llevar el plazo de liquidación a diez años, en la práctica la obligación de liquidar divisas ya había dejado de existir, y sin embargo, el volumen de exportación no tuvo un cambio significativo respecto de los últimos cinco años. Sin plazo para liquidar divisas y aplicada una monumental devaluación liberando la cotización del dólar desde 2016, el boom de las exportaciones cerealeras nunca llegó.

Y mientras Macri elimina ésta fuente de divisas, las inversiones extranjeras prometidas suman cero en sus dos años de gestión.

Y el déficit de la balanza comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones) según el informe de Indec, marcó un déficit de casi 750 millones de dólares solo en el mes de Septiembre, y el mercado estima que a fin de año el déficit comercial arrojará un número negativo de alrededor de 6.000 millones de dólares. 

Como la escasez de divisas no podrá enfrentarse entonces a través de las inversiones extranjeras ni con superávit proveniente del comercio exterior, solo queda un camino: continuar con el endeudamiento externo

Endeudar al país es el único plan de éste gobierno, que ha tomado deuda en forma demencial en éstos dos años, superando los 100.000 millones de dólares.

La devaluación y el endeudamiento, solo le generaron ganancias extraordinarias a los grupos concentrados y dolarizados de la economía, sin que hubiera aumento de las exportaciones. El único aumento que se produjo fue el de los precios, con un shock inflacionario (41,3% en 2016 y más del 22% estimado para el 2017) de nefastas consecuencias sobre el poder adquisitivo de los asalariados, y por lo tanto, destruyendo el mercado interno ante una caída abrupta del consumo.

Solamente en un grado récord de estupidez, se puede tener dudas sobre para quien gobierna Macri y cuales son los sectores e intereses que privilegia

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