miércoles, 21 de marzo de 2018

EL PERONISMO DE LA DERROTA FUTURA


Por aquello que decía Napoléon de que la victoria tiene mil padres pero la derrota es huérfana, apenas la fórmula del FPV perdió el balotaje presidencial en el 2015 desde el "peronismo realmemte existente" -como les gusta llamarlo a algunos- se le endilgó a Cristina la totalidad de la responsabilidad por el resultado, y se terminó la discusión: el kirchnerismo (Cristina) debían hacer autocrítica y esperar a que ellos la juzgaran aceptable, para poder volver a opinar, o ser parte de las decisiones.

Eso, en la versión "amable" modelo Chino Navarro, por ejemplo. Para otros (Pichetto, Bossio, Urtubey, Schiaretti) el kirchnerismo (y Cristina) eran un capítulo afortunadamente cerrado, un malentendido que duró demasiado y era necesario dar vuelta la página, y acomodarse a los nuevos tiempos.

De esa lectura es hija la idea de la "oposición responsable dadora voluntaria de gobernabilidad", que colaboró con el macrismo en decisiones clave como el arreglo con los fondos buitres o el blanqueo de capitales, que nos llevaron al punto en el que estamos.

Tanto es así que 27 meses después y contra toda evidencia (o falta de ella, respecto a los beneficios de actuar como "oposición responsable", incluso en términos electorales), algunos como Schiaretti dicen que el peronismo puede ganar en el 2019, siempre y cuando se saque de encima al kirchnerismo. Miente, y lo sabe perfectamente y poco le importa el 2019; por eso cuando Rodríguez Saá lanzó esa consigna fue uno de los que no recogió el guante, porque ya está resignado a otra derrota.

Ahí no solo no hay entonces "autocrítica", sino la total intención de reincidir en la misma estrategia: ¿qué explicación pueden tener de lo contrario decisiones como la de Rosana Bertone de endeudar a Tierra del Fuego en dólares a una tasa del 8,95 % para pagar gastos corrientes en pesos, y luego prestarle los dólares a Caputo al 2,5 % cuando al gobierno nacional se le está dificultando tomar deuda en el exterior?

La misma que la de la dirigencia de lo que queda de la CGT de seguir apostando a la versión "small" de la reforma laboral: apostar a ser parte del "oficialismo ampliado", por falta de voluntad política de confrontar con el gobierno, por coincidencias ideológicas de fondos con sus políticas, o por una conjunción de ambas cosas.

Lo que hay en mucha dirigencia del peronismo con responsabilidades institucionales (lo que incluye a la conducción actual de la CGT) es un deseo desmesurado por "quedar bien" para ver si los perdonan y la guadaña no alcanza sus respectivos feudos, condición bajo la cual se desentienden por completo de la suerte nacional del PJ, por lo menos hasta el 2023. Huelga decir que está probado que si hay algo que no puede hacerse con éste gobierno es pactar con él, y esperar que cumplan.

Veamos si no lo que está pasando con la catarata de DNUS dictados por Macri desde que asumió: es tan cierto que Ley 26.122 exige para que sean dejados sin efecto que los rechacen ambas cámaras del Congreso, como que si toda la oposición se uniera con ese fin lo conseguiría, y allí no hay veto presidencial posible; como en las leyes. 

Y sin embargo en 27 meses ni uno solo de los bandos presidenciales fue dejado sin efecto; y la explicación es una sola: hay sectores de la oposición (el "peronismo federal" de Pichetto y los gobernadores, el Frente Renovador al menos hasta hace muy poco) que nunca han manifestado la menor intención de hacer que los decretos se traten en el Congreso, para rechazarlos de plano. Las razones se han señalado más arriba.

Exactamente eso es lo que está pasando ahora con el "mega DNU" emitido por Macri a principio de año, según da cuenta esta nota de La Política Online: la "oposición responsable" sigue negociando punto por punto de un paquete de "leyes correctivas", como si de semejante mamarracho sin sentido pudiera corregirse o rescatarse algo. En los 192 artículos del DNU no hay nada urgente, ni necesario, ni oportuno, no es cuestión de depurar dos o tres artículos irritantes: no sirve para nada, solo para que el gobierno haga negocios.

La pregunta que cabe hacerse entonces es si la unidad (tan necesaria para enfrentar con chances al macrismo en las elecciones del año que viene) puede construirse con estos tipos, o si estos tipos tienen realmente la intención de apostar a la unidad opositora; o a reemplazar en el futuro a la UCR como "la pata peronista" de Cambiemos. Si hasta están hablando de lanzar la enésima versión del "peronismo federal" en una "contracumbre" opuesta a la de San Luis...en Gualeguaychú, la cuna de la coalición oficialista.

Suponiendo que aun se considerasen opositores, y desearan competir en una PASO ampliada de todos "los peronismos" para potenciar a los candidatos del 2019, sería interesante ver que planteen como plataforma seguir haciendo lo que vienen haciendo desde diciembre del 2015, a ver como les va en el voto de la base peronista, y de la ciudadanía en general. Tan interesante como ver si se bancarían los resultados, si no le sonríen.

1 comentario:

  1. Roma no paga a traidores.
    Pero aparte de no tener votos, tienen una profunda vocación de mucamas sumisas. Si el presidente fuera Videla, recolectarían fondos para financiar los grupos de tareas.
    El Colo.

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