viernes, 31 de agosto de 2018

¡ATENTO MACAYA!


Varios veces hemos dicho acá que los grandes grupos económicos del país han medrado históricamente con las crisis económicas del país, en especial cuando se reconducen en crisis institucionales: es en la situaciones de excepcionalidad en ese plano cuando han aprovechado la oportunidad para obtener beneficios extraordinarios, a costa del grueso de los argentinos.

Pasó con las dictaduras militares (de las que fueron gestores y partícipes principales) y con sus salidas del poder en transiciones democráticas apresuradas o condicionadas (por ellos, más todavía que por el subsistente poder militar), y pasó también con los gobiernos democráticos; a través de lo que se dieron en llamar los “golpes de mercado”.

Mega-devaluaciones, crisis del sector externo, defáults, hiperinflaciones, corridas bancarias fueron escenarios en los que las grandes mayorías populares y buena parte incluso del propio sector empresario salía perdiendo, mientras la cúpula del poder económico no solo conservaba sus privilegios, sino que los acrecentaba.

En los estertores de la última dictadura les estatizaron sus deudas a través de los seguros de cambio pergeñados por Cavallo desde el Banco Central, y ya en democracia alentaron el terror hiperinflacionario para luego hacer socialmente aceptable la “cirugía mayor” del menemismo para desguazar el Estado y quedarse con sus pedazos participando de las privatizaciones, y liquidar buena parte del estado de bienestar del primer peronismo.

Y finalmente en la última gran crisis, la del 2001 con el estallido de la convertibilidad, consiguieron la “ley de bienes culturales” y la pesificación de sus deudas en dólares, cargando el Estado con el costo de su licuación, al tener que compensar a los bancos.

Dentro de esa cúpula empresaria sobresalió -en todas esas coyunturas, y en otras- el grupo Clarín, por su capacidad para exprimir al máximo el poder extorsivo de sus medios y empresas, que también obtuvo bajo esas condiciones: allí están si no Papel Prensa, radio Mitre, TN o Canal 13 para comprobarlo.

Precisamente una de sus principales inquinas contra el kirchnerismo en general y contra Cristina en particular, es que no hayan abandonado el gobierno en medio de una mega-crisis, en la que podrían haber pescado beneficios en el río revuelto del terremoto económico e institucional.

Pero decíamos que no son los únicos, y de hecho se cuentan entre los promotores iniciales de la creación de la AEA (Asociación Empresaria Argentina), el “club” de empresas más poderoso del país, por lejos.

Un club cuyos miembros apostaron en su mayoría al gobierno de Macri (aunque algunos hayan puesto fichas a Massa en el 2015), pero que como consecuencia del modelo de acumulación que éste lleva adelante y la conjunción de factores de orden externo contra los que “Cambiemos” dejó indefenso al país con sus medidas, también están atravesando problemas.

Por allí anda Techint jaqueado por el combo de la devaluación y las esquirlas del cuadernogate” viendo caer en picada sus acciones, y sometido a ofertas de adquisición de empresas norteamericanas en la Bolsa de Nueva York.

Y como cuenta esta nota de Diario Bae a la cual corresponde la imagen de apertura, por allí andan también otros connotados miembros de la AEA como Arcor (que registra pérdidas en sus balances por primera vez en su historia), y las recientemente fusionadas Telecom. y Cablevisión, las dos empresas con las que el grupo Clarín consolidó su hegemonía en el mercado de las comunicaciones.

Ambas empresas (al igual que Arcor) vieron afectados los resultados de sus balances por grandes pérdidas derivadas de haber contraído abultado endeudamiento en dólares, como consecuencia de la corrida cambiaria que llega ya cuatro largos meses y nada indica que se vaya a detener en lo inmediato, sino más bien lo contrario.

Les está pasando más o menos lo mismo que al gobierno de Macri, que ve crecer el fantasma del defáult conforme el ritmo de la depreciación del peso aumenta el peso proporcional de los servicios de la deuda sobre las cuentas públicas, porque se necesitan cada vez más pesos para comprar los mismos dólares, que a su vez son cada día más escasos.

No se le escapa a nadie que un evento de tamaña magnitud como un defáult o una crisis terminal del sector externo, sumado a los ya graves deterioros sociales y del entramado productivo que han generado las políticas de Macri, podría acelerar los tiempos de un proceso de descomposición institucional, con imprevisible final.

Justo -pero justo, vean- el tipo de escenarios en que estos grandes grupos económicos pueden aprovechar para colar demandas ante el Estado, que les resuelvan sus problemas, como por ejemplo otra “estatización” de pasivos empresarios como en los estertores de la dictadura, u otra “licuación” por vía de pesificación, como en la caída del gobierno de la anterior Alianza.

Ni hablar si esos grandes grupos económicos tienen (como Clarín) bocas de fuego mediática desde la que disparar metralla para erosionar a un gobierno del que hasta hoy son soportes decisivos dándole blindaje mediático; con tal de conseguir sus objetivos. Habrá que estar atentos, algo ya se vio con la amplia cobertura que le dieron a la marcha contra los recortes al presupuesto universitario de ayer.

2 comentarios:

  1. No hay que dejar pasarlos esta vez.
    Hay que fundirlos y estatizarlos.
    Si no lo hacemos merecemos todas las plagas del universo.

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  2. Es por eso que sus medios afines impulsan al "peronismo" dador de gobernabilidad como una alternativa de poder. Anulacion del blanqueo eincautacion de fondos para con eso pagar la deuda externa.

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