Primero que nada,
el contexto de la foto (una más, y van) de ayer: después de que los reunidos
aportaran votos decisivos para que se aprobara el presupuesto del ajuste
pactado por el gobierno con el FMI, en respuesta reactiva al discurso de
Cristina en Ferro, y después de la movida opositora para hacerle perder terreno
al gobierno en el Consejo de la Magistratura; movida a la que -siempre hablando
de contexto- habrá que poner en su justa dimensión cuando el rengo empiece a
andar, o sea cuando haya que decidir algo concreto ahí.
Mientras tanto,
sirvió para que oficialismo tuviera una crisis interna por el desplazamiento de
la UCR, para que Massa metiera un pie donde no lo tenía vía Camaño, y para que
Pichetto asuma personalmente un rol para el que ya no tiene nadie en quien
confiar para que lo cumpla por él, síntoma de la crisis de su bloque. Y no mucho
más, por ahora.
Mientras el
cuarteto imperial y buena parte de los gobernadores formalmente opositores se
sacaban la foto de rigor, la conducción de la CGT -llevada por Barrionuevo, el
ex interventor duhaldista en el PJ nacional- se reunía con Lavagna para
convencerlo de ser candidato: el eje Duhalde-UIA-AEA en acción, lubricado por
el pacto/canje de un paro a desgano finalmente levantado, por un bono acotado y
azaroso; para sostener si no el poder adquisitivo de los trabajadores (algo que
nunca estuvo entre las metas de ninguno), si la “competitividad en dólares” de
las empresas, ganada por la devaluación a costa, precisamente, de los salarios
reales.
Y para terminar con
el contexto, todos reuniéndose mientras en el Congreso avanza sigilosa y
velozmente el proyecto para salvar a Clarín y La Nación de las regulaciones que
los perjudican en el manejo de Papel Prensa, promovido por Bossio (gestor de la
reunión de los cuatro con los gobernadores) y el hijo de Lavagna, la mayor
superstición electoral argentina de la última década que pretende ser a Néstor
y Cristina, lo que Cavallo reclamaba para sí de Menem: ser reconocido como el
verdadero padre del modelo, luego desvirtuado.
Las dos alas en
marcha de un peronismo modelo 2002; que pretende dar vuelta la página del
kirchnerismo, como si nunca hubiera existido; y que deben ser puestas en el
mismo contexto para tener en claro que, por fuera del polo opositor que se está
congregando en torno a Cristina, todos son japoneses en términos electorales, y
una segura vuelta al pasado en términos políticos, y no precisamente al punto
en el que quedó el país al asumir Macri el gobierno: el hecho de que se la
pasen (como los troscos, curiosamente) más tiempo hablando de Cristina que de
Macri, o poniendo a los dos en un mismo plano como parte de los problemas del
país que reclaman soluciones, dice bastante al respecto.
Pero si algo no son
los gobernadores de la foto, es ingenuos, porque mientras le muestran los
músculos a Cristina, casi todos ellos (salvo los que tienen impedimentos
constitucionales o legales) anticipan las elecciones provinciales,para
despegarlas de las nacionales; en un reconocimiento implícito de que no tienen
un candidato de peso para oponerle en esa disputa, pero al mismo tiempo con el
deseo de que la interna nacional no interfiera en sus respectivas provincias,
que no pueden ganar sin el voto kirchnerista.
Porque más allá de
cuantos votos crean que juntan cada uno de los que se prestaron para la foto, o
como proponen resolver su interna o quien es entre ellos el candidato
taquillero (Massa, Urtubey, un tapado), la pregunta es como creen cada uno de
ellos que le iría a ese candidato en una interna contra Cristina, en sus
respectivas provincias: salvo en Córdoba y hasta ahí (porque disputan el voto
opositor, no el macrista), el resultado no es dudoso: serían barridos.
Lo interesante del
caso es que por un lado el kirchnerismo (al que acusaron y acusan de sectario y
dogmático) viene haciendo esfuerzos reales por la unidad, tendiendo puentes con
sectores con los que mantenía diferencias, ellos siguen sin dar pistas respecto
a dónde los encontrará “el final” de todo este esfuerzo fotista: ¿por adentro
compitiendo con Cristina en una interna, arriesgando una segura derrota y luego
sumándosele por aquello de “el que gana conduce y el que pierde acompaña”?
¿Sumando fuerzas
para negociar en mejores condiciones con Cristina la fórmula, las listas e
incluso el perfil de un futuro gobierno; o por afuera, como colectora del
macrismo, con chances probables de restar votos opositores y facilitarle a
Macri la reelección? ¿O en realidad hay que empezar a pensar las cosas de otro
modo, como por ejemplo que yendo “por afuera” del polo que se está gestando en
torno a Cristina lo favorecen, porque podrían recoger voto descontento del
macrismo que jamás la votaría? No ciertamente del núcleo duro de “Cambiemos”
que nunca votaría al peronismo, por más desencantado con el gobierno que estuviese.
El dilema que no
logra resolver el “peronismo alternativo” desde el 2015 es a que electorado le
están hablando, porque si los dos núcleos duros (el macrista y el kirchnerista)
los rechazan, ¿les alcanza para ganar con una “avenida del medio” que ya no se
sabe cuan ancha o angosta es, o en realidad no buscan ganar sino simplemente
incidir en determinar quien gane?
¿Qué piensan hacer
-si lograran cobrar volumen electoral- ante esa disyuntiva histórica? Porque
ahí se terminan los pragmatismos, y en la definición que tomen, hay –les guste
o no- una toma de partido ideológica, sobre el proyecto de país a futuro: o más
de lo mismo visto en estos tres años, o un cambio real para mejor; que no puede
lograrse sin desplazar al neoliberalismo del poder.
Claro que todas
estas especulaciones pueden devenir abstractas en el supuesto (no improbable)
que el empeoramiento de las condiciones económicas y sociales genere las
condiciones para derrotar al macrismo en la primera vuelta electoral, conforme
a lo que establece el artículo 98 de la Constitución (leer al respecto acá),
sobre la base de la respuesta a dos preguntas sencillas, a saber: 1) ¿Por qué
razón alguien que votó a Scioli en la primera vuelta del 2015 no votaría ahora
a Cristina, si fuera candidata, y 2) ¿Alguien puede asegurar con certeza que en
este contexto Macri es capaz de retener todos los votos que obtuvo entonces, y
que ninguno de los que pierda iría a la principal alternativa opositora? Tuits relacionados:
Bordet, Urtubey, Schiaretti. Manzur, Peppo, Arcioni y Casas (creo). ¿Cómo piensan que le iría al candidato que propongan en una interna contra Cristina, en Entre Ríos, Salta, Tucumán, Chaco, Chubut y La Rioja? Y si me apurás, hasta en Córdoba, porque disputan el voto opositor— La Corriente K (@lacorrientek) 22 de noviembre de 2018
Exactísimo. De esto hablamos hace rato 👇 https://t.co/mW7rnTcb5E— La Corriente K (@lacorrientek) 22 de noviembre de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario