Cuando Lifschitz buscaba reformar la
Constitución para conseguir su reelección, y aun hoy en que intenta no
convertirse en pato rengo en el final de su gobierno incidiendo en las
candidaturas del oficialismo y especulando con el calendario electoral, propagandizaba
su gestión con determinados ejes recurrentes, a saber: estaba haciendo la mayor
inversión en obra pública de la historia de la provincia, su gobierno
administraba correctamente los recursos y la provincia no tenía déficit sin
necesidad de ajustar, era récord la transferencia de fondos a las
municipalidades y comunas sin distinciones de colores políticos; entre los
principales; y acordaba determinadas políticas con el gobierno nacional, para
que Santa Fe cobrara la deuda que Santa Fe tiene con la provincia, por el fallo
de la Corte Suprema de Justicia.
Pero como es
costumbre en éste blog, nos permitimos contrastar los dichos con los hechos, y
para eso el decreto cuya imagen sirve de apertura al post nos parece
particularmente pertinente.
En primer lugar, el
decreto se remite al pacto fiscal firmado por Lifschitz (junto con otros
gobernadores) con el gobierno nacional a fines del 2017, que fue el preludio de
la reforma previsional: en función de ese pacto, las provincias que lo firmaron
recibirían un bono de la nación, a ser distribuido en base a los indicadores de
la coparticipación federal. Por los servicios que genera ese bono, a Santa Fe
le tocaron éste año algo más de 89 millones de pesos, que el decreto está
incorporando al presupuesto provincial; pero con un valor real (con el que
finalmente son contabilizados por los anexos del decreto) de algo más de 77
millones.
Pensemos en
contrapartida, los recursos que la provincia dejó y dejará de percibir por el
ajuste implícita y explícitamente pactado en ese mismo pacto fiscal: sobre con
la desaparición del fondo sojero creado por Cristina, y la eliminación de los
subsidios al transporte, ya estamos hablando de unos 6300 millones de pesos,
más o menos flaca compensación la del bono depreciado, siendo que además
firmando el pacto, tampoco consiguió Lifschitz que le pagaran la deuda
reconocida por la Corte, ni que le financiaran el déficit de la Caja de
Jubilaciones de la provincia.
En el mismo decreto
se incorporan al presupuesto casi 500 millones de pesos de mayor recaudación de
la prevista en el presupuesto (en la provincia eso lo puede hacer el gobernador
por un decreto simple sin pasar por la Legislatura, en la nación es necesaria
una ley del Congreso o un DNU), de los impuestos que antes del fallo de la
Corte ingresaban a la ANSES y la AFIP (para sus gastos de funcionamiento en
éste caso), y que desde noviembre del 2015 empezaron a venir a la provincia
porque cesaron esos descuentos.
Y acá nos queremos
detener: en relación a esos fondos, muchos (empezando por el propio Lifschitz)
omiten decir que todos los gobiernos anteriores (incluyendo los del PJ, y los
de Binner y Bonfatti) no contaban con esa fuente adicional de financiamiento,
que no es poca plata; mientras desde el gobierno nacional se lo atribuyen como
un mérito propio y muestra de mayor federalismo, cuando en realidad es
consecuencia de un fallo judicial, y ya empezó a llegar en el último mes del
gobierno de Cristina, cuando el fallo se conoció.
Pues bien, de esos
fondos hay que darles coparticipación a las municipalidades y comunas, y de la
parte que le corresponde a la provincia, la Legislatura determinó que se
destinen a la obra pública.
En consecuencia con
eso, por el decreto Lifschitz les está transfiriendo al conjunto de los
municipios y comunas $ 77.564.471,35, es decir apenas el 13,44 % del total de
los mayores recursos recibidos por su gobierno: he aquí otra falacia del
socialismo, que no modificó ninguna de las normas de la coparticipación
provincial, en beneficio de las municipalidades y comunas desde el 2007 para
acá.
Finalmente, de los casi 500 millones de pesos con
los que se queda la provincia y se destinan a obras en Vialidad Provincial, $
63.834.000 (o sea, el 12,77 % de ese total) se destinan a trabajos en la
autopista Santa Fe-Rosario hoy administrada por el Banco Municipal de Rosario;
en la que se cobra peaje, y tampoco es barato.
La wifi salvo a los del hsbc...que novedad
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