sábado, 5 de enero de 2019

CUESTIÓN DE CONFIANZA


Quienes son lectores habituales del blog sabrán que no somos partidarios de incursionar en el análisis de la situación política de otras provincias por la simple y sencilla razón de que no conocemos el terreno, y hay gente mucho más avezada en cada caso; y esta entrada no será la excepción, porque aunque lo parezca, no es sobre las próximas elecciones bonaerenses.

Como ha cobrado notoriedad en los últimos días, el oficialismo nacional y provincial, con la gobernadora María Eugenia Vidal a la cabeza, está operando para separar las elecciones provinciales de las nacionales y de paso eliminar las PASO (para el tramo provincial de los cargos en disputa), y de paso y según otras versiones, de modificar el sistema electoral; según algunos para imponer la boleta única de papel, según otros el voto electrónico.

Por lo antes dicho y porque desconfiamos de la capacidad de los sistemas y alquimias electorales de incidir en las preferencias del electorado, no vamos a incursionar en un análisis de los pro y los contra de cada alternativa de las que se barajan; ni tampoco en una evaluación de a quien le convienen más o menos, simplemente tomamos nota de un hecho político relevante, que es que en el principal distrito electoral del país (que concentra el 38 % del padrón nacional) una de las principales figuras y cartas electorales del oficialismo (Vidal) está tratando de desligar su suerte del intento de reelección de Macri.

Y todo indica que, si lograra concretarlo, sería por el inestimable apoyo (una vez más y van) de Sergio Massa y lo que queda de su Frente Renovador; y frente -y acá está lo más importante, en nuestra opinión- a lo que intuyen como una segura derrota frente a Cristina en la elección presidencial, en el distrito en el cual lograron imponérsele hace poco más de un año; hecho que destacamos para que se advierta cual viene siendo la dinámica polìtica nacional desde entonces.

Un intento a las apuradas de modificar las reglas de juego electorales (oportunidad del comicio, sistema de votación, acople con la elección nacional o desdoblamiento) en pleno año de elecciones, y contra la opinión de la mayor fuerza opositora organizada, apuntando a lograr la deserción de una parte de ella, no es algo que suela intentar quien confía en sus propias fuerzas, para ganar en cualquier circunstancia, y bajo el imperio de cualquier esquema de reglas de juego. 

En efecto, por más que lo quieran disimular, hoy Macri es -sobre todo en el conurbano bonaerense- un collar de melones electoral que tira para abajo todas las chances de los candidatos locales de "Cambiemos" (intendentes, legisladores provinciales y la propia Vidal), que buscarían de tal modo salvar la ropa frente a un posible desastre. Que esto sea o no así (que en nuestra opinión lo es) es anecdótico, lo relevante es que hay quienes en el oficialismo piensan que sí, y actúan en consecuencia.

Y aquí está otro hecho para destacar: mientras en ciertos sectores de la oposición parece cundir el pesimismo respecto del resultado electoral, y hasta hay quienes sostienen la teoría de la invencibilidad en las urnas del macrismo, desde el riñón del dispositivo político del oficialismo se toman recaudos para reducir daños, y no perderlo todo. O sea, nos tienen más confianza (miedo) ellos, que algunos de los "nuestros".

Los movimientos de Vidal en ese sentido no son solo consistentes con las proyecciones que vienen marcando las últimas encuestas (incluso las encargadas por el gobierno), sino con los temores del "círculo rojo" (que no sería ajeno a la movida) por las posibilidades de perdurabilidad política del experimento amarillo; y por el posible retorno del temido populismo, en la persona de Cristina.

Como sea, nadie tiene la bola de cristal ni puede predecir lo que pasará en las elecciones, aunque muchos presuman de ello y obren (operen) en consecuencia; y lo real y concreto es que armar una alternativa opositora con chances de vencer al macrismo es una responsabilidad política de los que adversan con el gobierno, que debería ir más allá del pesismismo u optimismo por los resultados finales del intento.

Y el otro elemento a observar con detenimiento en todo esto, es el rol que cumpla Sergio Massa, al que muchos siguen apostando como el elemento a sumar en una estrategia opositora para derrotar al macrismo, incluso -en nuestra opinión- contra toda la evidencia disponible de cual ha sido su conducta hasta acá. 

¿Estaremos en el caso de las modificaciones que impulsa Vidal a las reglas electorales bonaerenses frente a la excepción a la regla del "colaboracionismo" massista con los planes del gobierno, o por el contrario será el ejemplo definitivo para demostrar lo que muchos presumismos y sostenemos, que es que el Kennedy de Nordelta atiende su propio juego, o el de sus valedores reales? El que viva lo verá. Tuits relacionados: 

3 comentarios:

  1. Los sistemas y las alquimias electorales pueden no incidir en las preferencias del elecrorado, pero si pueden incidir en el resultado electoral. Se estan preparando para ganar las elecciones por las malas. Subestimar al establishment y al sector social que comparte sus intereses (que incluye al poder judicial y a las fuerzas de seguridad) seria un error.

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  2. Ah, el fraude es otra cosa, de la que no se habla en el post.

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  3. Dice don Artemio en RAMBLE TAMBLE:
    "........nada de lo que diga la "bicameral de reforma", creada por decreto es vinculante. Adelantar elecciones por decreto violarìa la ley vigente que determina la simultaneidad de las paso nacionales y provinciales. para adelantar se debe hacer reforma legislativa no solo provincial sino nacional y para semejante operativo ya no dan los tiempos."
    http://rambletamble.blogspot.com/2019/01/sobre-la-reeleccion-de-mariu-de-la-base.html

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