Hoy tuve una muy buena reunion con el Presidente Macri. Hablamos de lo que hay que hacer a corto plazo para empezar a aliviar la situación de los científicos. pic.twitter.com/mLqY3nChKQ— Marina Simian (@MarinaSimian) 10 de mayo de 2019
Recibí en Olivos a Marina Simian, investigadora del CONICET. Tuvimos una buena reunión donde conversamos sobre qué medidas tomar para mejorar la situación de los científicos en el país y facilitar el desarrollo científico. @MarinaSimian pic.twitter.com/Ym1UeqoS0j— Mauricio Macri (@mauriciomacri) 10 de mayo de 2019
En campaña Macri prometió duplicar la
inversión pública en ciencia y técnica y llevarla al 1,5 % del PBI, ya en el
gobierno la redujo en términos reales un 40 %, con la consecuencias conocidas:
paralización de proyectos de investigación, recortes en las becas, disminución
brutal de los ingresos a la carrera de investigador, virtual acefalía del
CONICET, demoras increíbles en el pago de las becas y subsidios ya otorgados y
ya en el medio del episodio Del Modo, la renuncia de Dora Barrancos por la
insostenible anomalía institucional existente en el organismo rector de la
ciencia en el país.
Pero si juzgamos
por los dichos de la investigadora que fue a la tele a concursar en un programa
de preguntas y respuestas para conseguir fondos para continuar su trabajo,
Macri no estaba al tanto de nada de eso; es decir, desconocería las
consecuencias de decisiones tomadas por su propio gobierno, y ratificadas por
él mismo cada vez que pudo, enfatizando que el rumbo elegido era el correcto, y
el único posible. Eso, o ambos son unos cínicos, o el presidente vive en una
completa nube de pedos, prendido al control remoto de la tele todo el día.
En estos tres años
y medio de gobierno de Macri, la comunidad científica apeló a todas las
modalidades de protesta posibles para visibilizar sus reclamos, y que fueran
atendidos: desde ollas populares hasta carpas o volanteadas, pero nada sirvió
para generar la más mínima reacción de las autoridades. Hasta que la doctora
Simian apareció en televisión en el primer time.
Y entonces no faltaron
quienes -con una ingenuidad absoluta, si se nos permite- celebraron que así
lograra que el tema tuviera repercusión, como si eso -o su encuentro posterior
con Macri- garantizaran que ahora sí, los reclamos serán atendidos, y la
ciencia volverá a ser prioridad para el Estado.
No es que seamos
incurablemente pesimistas, sino que simplemente nos atenemos a los datos de la
realidad: en el modelo de país que ejecuta Macri, la ciencia y la investigación
nunca fueron prioridad, porque conducen a un desarrollo autónomo del país
superando los estrechos límites de una granja colonial productora y exportadora
de materias primas y energía (el “supermercado del mundo”); y porque además
conducen al desarrollo del pensamiento crítico, algo que los propios “filósofos”
del régimen han calificado como negativo.
A todo eso, hay que
añadirle el dogal de hierro de los compromisos de recortes en el gasto asumidos
en los acuerdos con el FMI, para garantizar el pago de los compromisos de la
deuda, incrementados exponencialmente en estos años, para financiar la fuga de
capitales, y el intento reeleccionista de Macri.
Pero supongamos por
un momento que, contra lo que conjeturamos, llegan las soluciones que la
ciencia argentina demanda, como consecuencia de la participación de Simian en
la tele, y de su entrevista con Macri: en tal caso no sería sino la
institucionalización de un modo de gestión de la cosa pública que está en el
núcleo mismo del modelo macrista: de allí el elogio de los comunicadores
oficiales (empezando por el aplauso que pidió el propio Del Moro en su
programa) a la “pasada de gorra” televisiva de la investigadora, para conseguir
fondos.
Es decir, nos están
diciendo que el camino no es protestar, ni quejarnos, ni organizarnos para -por
caso- conseguir que se cumpla lo que está previsto en el presupuesto, o en
decisiones tomadas por el propio Estado (como la asignación de las becas), o
para conseguir una mayor inversión pública, en este caso en ciencia e
investigación: no señores, nos dicen, no hay que pedirle todo al Estado ni
esperarlo todo de él, piensen, imaginen, arremánguense y salgan a resolver por
ustedes mismos sus problemas. Algo parecido a los que delegan en las
cooperadoras escolares el mantenimiento de los edificios, o vender empanadas
para comprar bancos o pizarrones: el indulto al Estado ausente, disfrazado de
“compromiso social”.
Esa es la enseñanza
perversa que deja el episodio, y que hace que, si se siguen atentamente las
líneas de puntos de sus distintas etapas (programa televisivo, entrevista con
Macri, declaraciones posteriores de la doctora, esposa a su vez de un
funcionario de Rodríguez Larreta), se haga difícil evitar la tentación de
pensar que todo estuvo cuidadosamente armado desde el principio. Y si no lo estuvo, aprovecharon al vuelo para llevar agua para su molino.
Ambos son unos cínicos Y macri vive en una nube de pedos
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