miércoles, 15 de mayo de 2019

LA CIENCIA DE EMBAUCAR


En campaña Macri prometió duplicar la inversión pública en ciencia y técnica y llevarla al 1,5 % del PBI, ya en el gobierno la redujo en términos reales un 40 %, con la consecuencias conocidas: paralización de proyectos de investigación, recortes en las becas, disminución brutal de los ingresos a la carrera de investigador, virtual acefalía del CONICET, demoras increíbles en el pago de las becas y subsidios ya otorgados y ya en el medio del episodio Del Modo, la renuncia de Dora Barrancos por la insostenible anomalía institucional existente en el organismo rector de la ciencia en el país.

Pero si juzgamos por los dichos de la investigadora que fue a la tele a concursar en un programa de preguntas y respuestas para conseguir fondos para continuar su trabajo, Macri no estaba al tanto de nada de eso; es decir, desconocería las consecuencias de decisiones tomadas por su propio gobierno, y ratificadas por él mismo cada vez que pudo, enfatizando que el rumbo elegido era el correcto, y el único posible. Eso, o ambos son unos cínicos, o el presidente vive en una completa nube de pedos, prendido al control remoto de la tele todo el día.

En estos tres años y medio de gobierno de Macri, la comunidad científica apeló a todas las modalidades de protesta posibles para visibilizar sus reclamos, y que fueran atendidos: desde ollas populares hasta carpas o volanteadas, pero nada sirvió para generar la más mínima reacción de las autoridades. Hasta que la doctora Simian apareció en televisión en el primer time.

Y entonces no faltaron quienes -con una ingenuidad absoluta, si se nos permite- celebraron que así lograra que el tema tuviera repercusión, como si eso -o su encuentro posterior con Macri- garantizaran que ahora sí, los reclamos serán atendidos, y la ciencia volverá a ser prioridad para el Estado.

No es que seamos incurablemente pesimistas, sino que simplemente nos atenemos a los datos de la realidad: en el modelo de país que ejecuta Macri, la ciencia y la investigación nunca fueron prioridad, porque conducen a un desarrollo autónomo del país superando los estrechos límites de una granja colonial productora y exportadora de materias primas y energía (el “supermercado del mundo”); y porque además conducen al desarrollo del pensamiento crítico, algo que los propios “filósofos” del régimen han calificado como negativo.

A todo eso, hay que añadirle el dogal de hierro de los compromisos de recortes en el gasto asumidos en los acuerdos con el FMI, para garantizar el pago de los compromisos de la deuda, incrementados exponencialmente en estos años, para financiar la fuga de capitales, y el intento reeleccionista de Macri.

Pero supongamos por un momento que, contra lo que conjeturamos, llegan las soluciones que la ciencia argentina demanda, como consecuencia de la participación de Simian en la tele, y de su entrevista con Macri: en tal caso no sería sino la institucionalización de un modo de gestión de la cosa pública que está en el núcleo mismo del modelo macrista: de allí el elogio de los comunicadores oficiales (empezando por el aplauso que pidió el propio Del Moro en su programa) a la “pasada de gorra” televisiva de la investigadora, para conseguir fondos.

Es decir, nos están diciendo que el camino no es protestar, ni quejarnos, ni organizarnos para -por caso- conseguir que se cumpla lo que está previsto en el presupuesto, o en decisiones tomadas por el propio Estado (como la asignación de las becas), o para conseguir una mayor inversión pública, en este caso en ciencia e investigación: no señores, nos dicen, no hay que pedirle todo al Estado ni esperarlo todo de él, piensen, imaginen, arremánguense y salgan a resolver por ustedes mismos sus problemas. Algo parecido a los que delegan en las cooperadoras escolares el mantenimiento de los edificios, o vender empanadas para comprar bancos o pizarrones: el indulto al Estado ausente, disfrazado de “compromiso social”.

Esa es la enseñanza perversa que deja el episodio, y que hace que, si se siguen atentamente las líneas de puntos de sus distintas etapas (programa televisivo, entrevista con Macri, declaraciones posteriores de la doctora, esposa a su vez de un funcionario de Rodríguez Larreta), se haga difícil evitar la tentación de pensar que todo estuvo cuidadosamente armado desde el principio. Y si no lo estuvo, aprovecharon al vuelo para llevar agua para su molino. 

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