lunes, 13 de mayo de 2019

LA IZQUIERDA MANUELA


Alguien debería decirle a este subproducto de la alfabetización de nivel universitario (*) que lo que dice es falso, porque fue justamente el kirchnerismo, durante el segundo mandato de Cristina, el que trató de recuperar el predio de la Sociedad Rural para el patrimonio del pueblo argentino: contábamos hace poco acá que para eso ella dictó el Decreto 2552/12 que dejaba sin efecto la venta a precio vil, y ordenaba la restitución del inmueble; pero una cautelar judicial lo impidió, y la causa duerme el sueño de los justos en la Corte Suprema de Justicia de la nación, desde mayo de 2013: seis años, los mismos que tiene de formado el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), entre el Partido obrero y otras fracciones del trotskismo.

Sin embargo, la pifia es anécdotica, o en todo caso, sirve para mostrar la absurda línea política en la que insiste una parte (acaso la más conocida) de la izquierda argentina: pegarle tanto al kirchnerismo y a Cristina como a Macri y su gobierno, y si nos ponemos a ver, más aun. Tienen una obsesión por hacer de constante telebeam del kirchnerismo, de Cristina y de sus principales figuras en cada oportunidad que se presenta, como Myriam Bregman durante la discusión por el aborto, o Pitrola y "La Izquierda Diario" ahora, cuando CFK lanzó su libro.

Justamente en el 2013 cuando se constituyó el FIT decíamos acá: "Aun así, partiendo de la base de que uno no puede imaginarse que un partido o sector político que apoya capte todos los votos posibles, y eso supone tener opositores que sean votados, es preferible que sean de izquierda antes que los Del Sel, Olmedo, De Angeli o Bergman. Es interesante ver como se van  comportar en el Congreso los diputados que metió el FIT, sobre todo si tienen la inteligencia de escapar a la lógica binaria del enfrentamiento político de los últimos años; que terminó chupándose a muchos opositores potables al kirchnerismo, detrás de la estrategia que marcaba gente como Lilita Carrió; en un juego de suma cero.

A la larga puede ser positivo para el gobierno que exista al menos un sector de la oposición que lo corra por izquierda con sus propuestas, claro que tener representación parlamentaria y más para una fuerza de izquierda (que tuvo que hacer una reelaboración teórica de lo que implica participar en las instituciones de lo que denominarían la democracia burguesa) impone el desafío de ser serios.".

Seis años después y a la luz de los resultados, no han demostrado estar a la altura del desafío: no solo no siguieron creciendo desde entonces, sino que se están reduciendo paulatinamente a ese 2 o 3 % nacional con el que partieron al formar el FIT; y ya ni siquiera logran capitalizar electoralmente la protesta social: contábamos esta semana acá que en Santa Fe quedaron afuera de las elecciones generales al no llegar al "piso" legal de votos pese a que se lo redujo a la mitad, y perdieron más de 7000 de sus escasos sufragios desde la elección del 2015.

Y hablando de protesta social: ¿dónde quedaron aquellos días en los que cortaban los acceso a la Panamericana, invariablemente cada jornada, acaso la situación de los trabajadores ha mejorado con el gobierno de Macri, respecto del de Cristina? ¿Han mejorado también los trenes metropolitanos, que el "Pollo" Sobrero no los interrumpe con medidas de fuerza sorpresa, a la hora en que los laburantes van a sus empleos?

Cuando las evidencias de que las opciones planteadas en el 2015 no eran lo mismo son brutales y se presentan a diario, persisten en su hipóptesis, sin la más mínima autocrítica al respecto; y tampoco les dice nada la evidencia de que si "son todos lo mismo", el pueblo prefiere al "mismo mejor", antes que a ellos; y es ahí cuando aflora en todo su esplendor que antes que todo y más que nada, son gorilas. 

El empecinamiento en creer que pueden "pescar" votos desencantados del kirchnerismo, cuando todas las evidencias de la realidad política no ha hecho sino fortalecer la identidad K y el liderazgo de Cristina sobre quienes la siguen, es digna de un estudio psicológico. Son una versión "combativa" de Carrió o Margarita Stolbizer, no mucho más que eso. 

Entienden la política como un ejercicio de onanismo juvenil, practicado por un conjunto de Peter Panes que se niegan a crecer, aunque algunos ya estén viejitos, como Altamira. Siguen con las mismas certezas inconmovibles de siempre, inmunes a todos los fracasos; y con una obstinación absoluta por mantenerse lejos de toda posibilidad de tener que afrontar el desafío de gestionar algo más que la fotocopiadora de un centro de estudiantes: un "Acá sí que no se gobierna", diría Capusotto.

No molestan ni joden a nadie, no hacen subir el riesgo país, no son objeto de análisis y preocupación en Wall Street, nadie sacó un Decreto 4161/56 para prohibir nombrar a Altamira, o cantar "La Internacional", ni el poder ni el establishment tiemblan en lo más mínimo ante su presencia o posible crecimiento. Son políticamente inocuos, y eso no les merece la más mínima reflexión, ni replanteo.

Por el camino que llevan, así como en aquel 2013 parecieron haber dejado de lado ciertas rémoras que los condenaban a la permanente intrascendencia política, y cuando gobierna la más cruda derecha neoliberal y en consecuencia estarían dadas todas las condiciones previstas por ellos para crecer y constituirse en alternativa, todo indica que marchan rumbo a un papelón electoral. Habrá que ver si los hace reflexionar. Tuits relacionados.
Video lisérgico y tuits relacionados:

(*) Sesión: junta o reunión de un concilio, congreso u otra corporación, tiempo durante el cual se desarrolla cierta actividad.

Cesión: transferencia (por lo general de bienes) que una persona hace a la otra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario