Con el país todavía tratando de salir de la crisis generada por la implosión de la convertibilidad, pero con visión de futuro, en el año 2006 el gobierno de Néstor Kirchner relanzaba el Plan Nuclear Argentino; un conjunto de medidas que significaba una inversión pública de más de 11.000 millones de dólares hasta el 2015, y de otros 31.000 desde allí, para construir nuevas centrales nucleares, ampliar la vida útil de las existentes y -entre otras medidas- potenciar el desarrollo y construcción de los reactores modulares de media y baja potencia modelo CAREM. ver más datos al respecto acá.
Una apuesta a la inteligencia y el trabajo de los científicos y técnicos argentinos: el prototipo CAREM fue íntegramente diseñado y construido en el país, e incluso existe la posibilidad de vender el modelo a otros países con desarrollo de la energía nuclear.
Apostar a ese Plan suponía, además, apuntar a diversificar la matriz energética del país disminuyendo la dependencia de los combustibles fósiles, y poner en valor un desarrollo científico local con aplicación concreta, en éste caso para la producción de energía.
La instalación y puesta en funcionamiento del reactor CAREM 25 en Lima (provincia de Buenos Aires), donde están instaladas Atucha I y II (o Centrales Presidente Juan Domingo Perón, y Presidente Néstor Kirchner, respectivamente) fue adjudicada por el gobierno de Cristina en 2014, y entonces comenzaron los trabajos que debían culminar en 2020.
Como todo el desarrollo del Plan Nuclear Argentino, el CAREM atravesó innumerables inconvenientes y paralizaciones con el gobierno de Macri, como pasó con las represas hidroeléctricas de Santa Cruz financiadas por China, y tantas otras obras estratégicas para el desarrollo nacional: este gobierno -que hace gran uso de la presunta obra pública construida en su propaganda electoral- prefirió concentrarse en Metrobuses cosas por el estilo.
Para una idea de país granja, productor de alimentos para exportar, posiblemente con eso alcance; pero si queremos apostar a un desarrollo industrial que incluso nos permite pensar en exportar productos industriales, con tecnología y valor agregado incorporados, son necesarios proyectos estratégicos como el Plan Nuclear.
La obra fue adjudicada a una de las empresas del Grupo Techint, que ahora, cuando el gobierno paralizó los trabajos y se venía atrasando en los pagos, decide cortar por lo sano y despedir a 270 trabajadores que se empleaban allí.
El mismo Grupo Techint ampliamente favorecido, en este mismo gobierno con la adjudicación de obras públicas y amplias concesiones de áreas petroleras en Vaca Muerta con Tecpterol ( de hecho, es la más beneficiada allí); además de ser accionista de Metrogas, la distribuidora de gas del AMBA: en tal condición, beneficiario de la política macrista de tarifazos y dolarización de los precios de la energía: esta misma semana Tecpetrol recibió una buena tajada de los casi 25.000 millones de pesos con que el gobierno (o sea, todos nosotros) "compensamos" a las petroleras por la devaluación.
Sin embargo, a la primera de cambio en la que se le presenta una dificultad, apela al recurso más conocido y practicado de nuestra fallida burguesía nacional: prescindir de mano de obra. Aunque pensándolo bien, Techint es nacional cuando le conviene (por ejemplo para que el gobierno argentino intercediera ante Chávez por la expropiación de Sidor en Venezuela), y cuando no, es una multinacional con sede en el paraíso fiscal de Luxemburgo.
Entre el gobierno de Macri que abandona el Plan Nuclear Argentino, y el Grupo Techint que zanja su entuerto con ese gobierno suspendiendo trabajadores, no tenés con cual quedarte, pero tenés todo un fresco de buena parte de las causas de las recurrentes frustraciones nacionales. Tuit relacionado:
El gobierno suspende la construcción del reactor CAREM y Paolo Rocca de Techint despide 270 trabajadores. Mejor descripción gráfica de la frustración de nuestro desarrollo nacional y la deserción de la burguesía, imposible de conseguir, @ClaudioScaletta— La Corriente K (@lacorrientek) November 13, 2019
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