Ustedes son chicos y no se acuerdan, pero en una época (más precisamente, durante el kirchnerismo) para el socialismo los fideicomisos eran mala palabra, sinónimo de cosa oscura, y mecanismo turbio para manejar dineros públicos sin ningún control, que iban a parar a los bolsillos de los funcionarios, o servían para financiar las campañas políticas del oficialismo.
Simplemente por recordar un caso sonado, cuando en el 2008 el gobierno de Cristina creó por el Decreto 2067 un fideicomiso para financiar con un cargo en las facturas de gas, las importaciones que eran necesaria para atender la demanda en invierno, Giustiniani y el resto del bloque socialista en el Congreso fueron a la justicia y, vía amparo y cautelar, lograron que no se cobrar el cargo, ni se constituyera el fideicomiso.
Sin embarga, acá en Santa Fe y mientras fueron gobierno, la cosa la miraron con otros ojos, y empezaron a armar fideicomisos a lo pavote, para cualquier cosa y siempre con el mismo encargado (fiduciario) BMR Mandatos y Negocios S.A., la sociedad propiedad del Banco Municipal de Rosario.
Acá pueden ver en su propia página como la mayoría de los fideicomisos que manejan son con el sector público, en especial con la provincia (creados durante los tres mandatos de gobierno socialista) y con la propia Municipalidad de Rosario. En este posteo tienen un detalle de los conformados con la provincia, que hoy está desactualizado porque aparecieron otros, como el del Aeropuerto Rosario para financiar las obras que la provincia hizo para sostener el curro de los "low cost"; o el del Polo Logístico Sauce Viejo en los terrenos de la ex FIAT, donde BMR cobró 323.600 dólares, y el 1 % del producido de la venta de los lotes, por no hacer nada,salvo elegir según su exclusivo criterio (o sea, a dedo) a las empresas que hagan las obras, para lo cual la provincia comprometió un aporte inicial de 60 millones de pesos.
En ese caso, el fideicomiso tiene un plazo de vigencia de diez (10) años, prorrogable por acuerdo de partes, cuando su objeto es simplemente adaptar el inmueble cedido a la provincia por Rogolex S.A. para que allí funcione un parque logístico industrial. En el caso del fideicomiso "Santa Fe + Deporte", la situación es más oscura aun: se ha triangulado el otorgamiento de las becas pagadas desde 1990 con el Fondo Provincial del Deporte (conformado con parte de la recaudación de los juegos de la Lotería de Santa Fe), a través de BMR S.A. y la Fundación Banco Municipal de Rosario, sin que existiera jamás desde 2015 (cuando el fideicomiso fue creado) decreto alguno del Poder Ejecutivo que apruebe el contrato, o establezca sus términos.
Acaso el caso emblemático sea el de la autopista Santa Fe Rosario analizado en detalle acá, por el cual BMR S.A. se queda con el 2 % de la recaudación por el cobro de peajes, solo por cortar el pasto, manejar las ambulancias, y pagarles los sueldos a los empleados de las cabinas.
En condiciones de turbiedad absoluta (como todo lo que rodea al Banco Municipal de Rosario y BMR), los fideicomisos en la provincia fueron, sí y como planteaba el socialismo en la nación durante el kirchnerismo, otro mecanismo para fondear a un banco que es sistemáticamente vaciado por su propietario (el municipio rosarino, bajo las gestiones del socialismo), y que sin esos "ayudines" financieros del Estado provincial, habría quebrado, o hubiera sido suspendido para operar por el Banco Central, porque carece de solvencia propia.
Todo esto viene a cuento de la discusión que se está planteando en la Legislatura por el proyecto de ley de "necesidad pública" enviado por Omar Perotti, algunos de cuyos artículos facultan al Poder Ejecutivo a renegociar los contratos del Estado, y llegado el caso, resolverlos (o sea, rescindirlos).
Al respecto se han colado los reclamos de la patria contratista local (encabezada por el dueño de Mundo Construcciones, a la cual el socialismo le otorgó por 30 años la operación de la terminal de contenedores del puerto de Santa Fe), y del propio socialismo; pisándose solo al revelar cuáles eran sus preocupaciones: los contratos con sus principales aportantes de campaña, como decíamos acá.
Sin embargo de este tema de los fideicomisos (que es una preocupación real, para ellos) se habla poco, acaso porque no quieren levantar la perdiz; porque están todos flojitos de papeles (muy), pero bien ataditos para que al Estado provincial no les resulte fácil desprenderse de estas garrapatas. Por eso el proyecto de ley molesta.
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