martes, 25 de febrero de 2020

MEJOR QUE DECIR ES HACER


El jefe de gabinete dice que después de junio no descartan aumentar tarifas, y el presidente tiene que salir a desementirlo. El ministro de Transporte hace lo mismo, pero después. obligando a otra desmentida presidencial.

El propio presidente dijo lo que dijo en un acto de las Fuerzas Armadas, y debió pedir disculpas, ante la justificada crítica de algunos referentes en materia de derechos humanos, pero en su disculpa vuelve a hablar de "inconductas": como bien señala acá Oscar Cuervo, a cuyas palabras nos remitimos por compartirlas plenamente, las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura no fueron "inconductas", ni fueron "de algunos", ni hay que dar vuelta ninguna página; sino simplemente hacer justicia.

Se anuncian medidas que "están en estudio", "se analizan" o "no se descartan", como la suba de las retenciones a la soja, o el recorte de la coparticipación a la CABA; pero como si se sondearan las reacciones, previsiblemente adversas en determinados sectores, que son los afectados: el gobierno porteño, las patronales del campo.

Y entonces las medidas -la mayoría de las veces, justas, adecuadas y necesarias- caen en un limbo del cual no se sabe cuando saldrán, o si saldrán algún día. Y todo a puro desgaste para el gobierno, operado desde los medios, cosa que cualquiera sabe que pasará aunque nadie abra la boca, con más razón si lo hace y -en palabras de Verbitsky- se habla encima.

No vale después quejarse de tergiversaciones, recortes maliciosos o, lisa y llanamente, "fake news", porque deliberadamente se eligió de entrada concentrar las energías en otras cosas (o al menos eso se dijo), y no dar esa pelea, la de la disputa por el sentido. El tiempo dirá si fue un acierto, o un tremendo error.

Acaso el problema sea que nos estemos pasando de rosca con los gestos de "moderación" para volvernos "presentables" para determinados sectores, suponiendo que lograremos su benevolencia, o por lo menos evitar su enemistad manifiesta. Hay como cierta obsesión por mostrar que "volvimos distintos, y mejores", sin que nunca terminemos de saber bien en qué distintos, o como y cuanto mejores, y quien lo tiene que medir.

Y no es que acá despreciemos la importancia de las gestualidades en política, o el valor de lo simbólico: simplemente es que creemos que de ese modo estaremos más cerca (una vez más) de abrir la boca y meter la pata, y tener que recular.

Un ejemplo, o dos, para ilustrar: en lugar de quejarnos por la voracidad de los formadores de precios que siguen aumentando sin cesar artículos de consumo básico de la canasta familiar, o pedirle a la gente que se involucre en "Precios Cuidados" y se lo apropie y lo haga suyo, sería preferible ver (además de todo eso) medidas concretas tomadas con el peso del poder institucional del Estado, para ir contra los que se quedan con buena parte del salario de los trabajadores.

O ¿qué mejor modo de celebrar que la casi totalidad de los miembros actuales de nuestras Fuerzas Armadas hicieron sus carreras íntegramente en democracia, que firmar de una buena vez la derogación de los decretos de Macri que modificaron la reglamentación de la Ley de Defensa Nacional que venía del gobierno de Néstor Kirchner, y que modificaron la Directiva Nacional de Defensa adoptando la doctrina yanqui de las "nuevas amenazas" como hipótesis de conflicto, o permiten su intervención en cuestiones de seguridad interior?

Porque cabe recordar que su derogación se anunció hace más de un mes, y aun no se ha concretado. Y conste que no volvemos sobre el asunto de los presos políticos o "detenidos arbitrariamente", porque entendemos que está suficientemente claro.    

En fin, como dijimos hace poco acá y a propósito de las tarifas de los servicios públicos, "...atengámonos estrictamente al programa electoral votado por la mayoría, por el cual ganamos, y nos irá bien. A nosotros y a los argentinos...".

Es decir, hagamos, gobernando, y después hablemos, explicando lo que hicimos y por que lo hicimos, aunque a algunos no les guste, así como a otros (de adentro) no les gusta que  se señalen las cosas que se entienden equivocadas. O como dijo uno que de esto sabía: mejor que decir es hacer, y mejor que prometer es realizar.

Tuits relacionados: 

3 comentarios:

  1. Esto demuestra que el gobierno es como el que está a la cabeza, en su momento, Alberto le decía a CFK que era una dictadora o prepotente y todo porque tenía una forma decidida de actuar y no buscaba aparentar o simular o en definitiva, ella era como es.
    En estos momentos, CFK debe ver con complacencia cómo está manga de tibios no saben cómo gobernar y por sobre todo, a Alberto que era tan crítico o sabelotodo.

    ResponderEliminar
  2. Hola, ¿Cuervo es el mismo que decía, como los troskos, que no votaba a Scioli en 2015 porque no era de confianza?

    ResponderEliminar
  3. Le seguimos dando pasto a las fieras. Un sector del gobierno piensa que ofrecer la paz a la reacción pone fin a la grieta. Una ingenuidad. Es que los boludos son como las hormigas: están en todos lados.
    El Colo.

    ResponderEliminar