miércoles, 11 de marzo de 2020

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Hace poco y a propósito del posible envío al Congreso de un proyecto de ley estableciendo un régimen especial de incentivos para Vaca Muerta, decíamos acá que "Las petroleras pidieron un precio mínimo asegurado (algo así como el "barril criollo"), un sendero de precios que les resguarde su rentabilidad (o sea, un cronograma de aumentos) y disponer de los dólares que consigan de ganancia. El gobierno les dijo que les darán lo que piden solo para la producción incremental: la que supere lo que están produciendo hoy. Es decir, lo que se está produciendo actualmente mantiene las condiciones y lo que aumenten tendrá condiciones más beneficiosas.

Para que se entienda: cuando los cultores del mercado libre y la libre iniciativa privada (y vaya si las petroleras lo son) piden "reglas de juego claras", están pidiendo la chancha, los 20 y la máquina de hacer chorizos, tanta libertad como sea posible, y tantas regulaciones públicas favorables a sus intereses, como sea necesario. En ese escenario, la decisión del gobierno de ponerles la zanahoria del incremento de la producción por delante para obtener beneficios adicionales, y dárselos en la medida que acrediten efectivamente esa mayor producción, es la correcta.

Sin embargo, siguen sin discutirse los costos reales de producción de las petroleras en el país, dato imprescindible para sentarse a negociar, dado que del otro lado de la mesa se habla de los riesgos para la rentabilidad, pero vinculándolos exclusivamente a los precios de los combustibles en el país. 

Las petroleras piden además que si el precio internacional cae por debajo de los 50 dólares, se les asegure ese piso: ahí no hay riesgo empresario que valga, piden intervención estatal pura y dura y precio sostén. Cualquier parecido con la Mesa de Enlace y el precio del trigo o el maíz, en otros tiempos, es pura casualidad.".

Semanas después, estamos exactamente en ese punto: mientras las petroleras estaban reclamándole al gobierno que ponga fin al congelamiento de los precios de los combustibles en el mercado interno (es decir, que deje de intervenir y permita que los precios los fije el mercado), las sorprendió la decisión de Arabia Saudita de incrementar la producción de Aramco, derrumbando de esa manera los precios internacionales del crudo, que ayer tuvieron una leve recuperación.

Entonces entra en escena el "Plan B" del que hablábamos en el posteo anterior: revive el reclamo por el "barril criollo" (que por si alguno no lo entiende, supone incrementar el nivel de subsidios del Estado a las petroleras), y ese reclamo de las petroleras tiene el respaldo de las provincias dueñas del recurso, como da cuenta esta nota de La Política Online, a la que corresponde el tuit de apertura.

El fenómeno no es nuevo, y viene desde la provincialización de los recursos naturales en la reforma constitucional de 1994, que les otorgó a las provincias en el nuevo artículo 124, el dominio originario sobre los recursos naturales existentes en su territorio. De allí que las provincias petroleras hagan causa común con las compañías a la hora de reclamar por los precios del petróleo en boca de pozo y su alineación con los precios internacionales (cuando estos suben), o por la fijación de precios mínimos (cuando bajan); porque además sus ingresos por regalías están atados a esa variable.

Mientras esa situación no se modifique por la vía de una reforma constitucional, que vuelva al texto del artículo 40 de la Constitución de 1949 que establecía ese dominio en cabeza del Estado nacional con la obligación de coparticipar a las provincias del producido de la explotación de esos recursos (al menos de los estratégicos, como el petróleo) no hay solución posible; y no alcanza para romper esa "alianza" de intereses con cambios en las leyes nacionales de hidrocarburos, que por lo demás tiene en sí mismas sus propios bemoles, como lo señalábamos en el posteo anterior que en parte transcribimos.

Eso sin contar con que (como decíamos acá) la nueva crisis internacional en ciernes, con derrumbe de los precios del petróleo incluido, pone en entredicho e interrogante todas las expectativas que pudiera generar el desarrollo del shale en Vaca Muerta. Tuit relacionado:

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