¿O sea que mientras subsista la necesidad los van a seguir comprando con sobreprecios?: https://t.co/QcIlkpe8CA— La Corriente K (@lacorrientek) April 6, 2020
El viernes pasado el operativo para el cobro de los jubilados y beneficiarios de AUH y otros planes fue una completa cagada, del principio al fin. No sirve decir que los bancos tuvieron la culpa (que la tuvieron), o hablar de la pelotudez de la gente que se resiste a usar la tarjeta de débito en el cajero, o el home banking, que existe: como Estado tenés que prever esas cosas, y estar preparado para darles respuesta.
La prueba está en que el sábado y domingo, con los mismos bancos y con la misma cantidad de pelotudos en la población, la cosa funcionó como debía funcionar, desde el principio. El gobierno hizo lo que tenía que hacer: había un error, lo corrigió.
Flaco favor le hacemos nosotros si justificamos el error, apelando a cualquier argumento, o a señalar que el macrismo hacía cosas peores: para que se hagan mejores, justamente, es que nos votaron a nosotros y no a ellos.
Otro tanto pasa con la compra de alimentos con sobreprecios (sí, sobreprecios) de Desarrollo Social: no importa si los que la denunciaron fueron el diario La Nación y Cabot, el periodista de los cuadernos. Las resoluciones estaban publicadas en el Boletín Oficial, y cualquiera podía ver que se compró y a que precios, y sacar sus propias conclusiones.
Claro que el periodismo hegemónico opositor al gobierno se regodea en éstas cosas y calló por años el saqueo a gran escala que perpetró el macrismo del Estado, vía negociados eufemísticamente bautizados "conflictos de intereses", privatizaciones, endeudamiento y fuga de capitales. Pero de ellos no se puede esperar otra conducta, fue "su" gobierno. El asunto es que nosotros tratemos -en la medida de lo posible- de no mandarnos cagadas tan obvias, y dejárselas picando para que se hagan un pic nic.
El presidente viene hablando hace tiempo (lamentablemente y hasta ahora, solo hablando) de los vivos que especulan con la pandemia para aumentar los precios de los productos más sensibles de la canasta familiar, y hasta prometió un DNU para facultar a los municipios a controlar a los comercios de proximidad, y aplicar las sanciones de la ley de defensa de la competencia (entre nos, creemos que le erró al vizcachazo y quiso decir defensa del consumidor, porque de aplicar la ley de abastecimiento ni hablemos).
Y mientras pasaba eso, el propio Estado, comprando por procedimiento abreviado porque lo autoriza la declaración de emergencia, convalida sobreprecios en productos sensibles destinados a prestar asistencia alñimentaria a los sectores más necesitados: ¿cómo vamos a convencer a la gente de que podemos ir contra los formadores de precios, o reestructurar la deuda o poner en cintura a grupos como Techint, si pagamos por un paquete de fideos casi el doble de lo que vale?
Spoiler: tampoco podemos poner en cintura a Techint, que acaba de ratificar los 1450 despidos. Ni siquiera con un DNU que suspendió por 60 días los artículos 211 y 247 de la Ley de Contrato de Trabajo.
Y si decimos que compramos caro porque hay emergencia -como dijo Arroyo- estamos diciendo que la emergencia autoriza a aumentar los precios de un modo desmedido, o sea lo contrario de lo que el presidente procura transmitir.
Seamos serios, y banquemos todo lo que tengamos que bancar de éste, nuestro gobierno, el que militamos y votamos; y al que vamos a defender de todas las asechanzas que tiene a diario, en un contexto particularmente difícil. Pero bancar lo que haya que bancar no supone, necesariamente, bancar pelotudeces (pensando bien) de funcionarios que no están a la altura de las circunstancias, o no terminan de comprender lo que está en juego.
Otra vez: de ese modo, flaco favor le hacemos a un gobierno cuyo presidente (el nuestro, el que votamos) pidió que le dijéramos cuando se estaba equivocando, incluso saliendo a la calle si era necesario para hacernos oír. No pasó tanto tiempo de eso.
Si no vamos a tener que terminar creyendo que tanto pedido de autocrítica, tanto pegarle a "los patios militantes" y la "militancia termo" era nada más que un modo oblicuo de pegarle al kirchnerismo porque nunca les terminó de caber, y en especial a Cristina. Un cacho de coherencia nomás, no es tan complicado. Tuits relacionados:
Si el Estado comprando por millones no consigue mejores precios ¿cómo podemos esperar que nos proteja a nosotros, los simples consumidores? No bancemos lo inbancable. Queremos renegociar la deuda o ir contra Clarín y no podemos pagar más barata una botella de aceite.— La Corriente K (@lacorrientek) April 6, 2020
Si el oferente no accede a efectuar la venta, se lo sanciona en base al art. 4 incisos a) y f). Se aplica una multa y se hace comiso de la mercadería (art.5). Luego se deposita en la cuenta del oferente el valor de la compra según precios máximos (deducido el monto de la multa)— La Corriente K (@lacorrientek) April 7, 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario