lunes, 15 de junio de 2020

REGRESO INES PERADO


Volvió Macri. Y volvió Carrió. Y se juntaron para hablar, aunque no sabemos si en realidad se juntaron, violando la cuarentena, o lo hicieron por teleconferencia: la foto que el propio Macri subió a su cuenta de Twitter es de 2017, en uno de los tantos períodos de vacaciones de que gozó siendo presidente.

Según nos cuenta Macri, están preocupados por los atropellos institucionales que están viendo,  pero no nos termina de contar cuáles ¿Serán acaso las redes de espionaje armadas durante su gobierno para perseguir a propios y ajenos, de las que estamos teniendo noticias por estos días?

Porque ese sería un posible tema de interés común con Lilita: ver, como dice Leopoldo Moreau, como organizar en conjunto su defensa, cuando tengan que desfilar por tribunales. Porque curiosamente Carrió (la que siempre se decía perseguida) es una de las pocas que se salvó de ser espiada o escuchada. Y a su vez hay pruebas sobradas de que tenía montada su propia red de espionaje, a través de "topos" en la AFIP que le aportaban información amparada por el secreto fiscal.

Como sea, es un dato menor si se quiere de que hablaron, la cuestión es que se juntaron, y salvo en el núcleo duro del gorilismo social psiquiátrico, tuvieron poca repercusión: ni siquiera los medios que los aupaban y blindaban cuando eran gobierno le dieron demasiada trascendencia a la "reunión". ¿Perciben acaso que han comenzado a transitar el sendero de la irrelevancia política?

Si se mira, hubo más repercusiones -escasas- de este lado, que hacia las propias filas de lo que fue "Cambiemos". Como si estuvieran buscando reagruparse bajo otros liderazgos, menos calcinados digamos. O menos espiones: es muy difícil tomar como importante las definiciones políticas  de un tipo que te espiaba, aunque fueras parte de su mismo espacio político.

Que Carrió y Macri no tengan hoy .la relevancia que podrían tener hace seis meses, o que puedan estar empezando a transitar el ostracismo político sería una muy buena noticia, a condición de que no perdamos de vista algo: el sector social al cual expresaron electoralmente siempre que compitieron está allí, dispuesto a encontrar su liderazgo, e incluso a volver a tenerlos en cuenta.

La prueba está en que mientras los dos "no estaban" (es decir, guardaban silencio y no aparecían en público), esos sectores fueron la masa de maniobra disponible para que los grandes medios (los vertebradores de la oposición real, desde 2008. mínimo) o el bolsonarismo criollo en germen (Patricia Bullrich) los hicieran movilizarse y cacerolear contra los sueldos de los políticos, la cuarentena o la expropiación de Vicentín: la derecha antiperonista en la Argentina siempre tiene un mar donde pescar, con abundante pique de nabos; y el macrismo social es más antiguo y persistente que su expresión política.

Y cualquiera que aspire a representar a ese sector, o contar con su voto como parte de una acumulación mayor para volver al gobierno (porque el poder lo tienen siempre), debe en un punto (o en varios) reproducir el discurso y los métodos de Macri y de Carrió. Esto bien lo sabe por ejemplo Horacio Rodríguez Larreta (víctima de la paranoia obsesiva del espionaje macrista), al que sus gestos de acercamiento y entendimiento con el gobierno nacional le costaron rechazos en su propia base electoral.

De allí que, un poco para no perderla, y bastante por la natural desaprensión de la derecha en cuestiones en las que está involucrado el interés colectivo, social o general (como las medidas para la prevención del coronavirus), haya decidido seguir adelante en la CABA flexibilizando la cuarentena como si no pasara nada y los casos estuvieran bajando en lugar de aumentar; con tal de ser el ídolo de los runners porteños que se oponen a la "infectadura" peronista.

En síntesis, que el árbol no nos tape el bosque: Macri y Carrió volvieron, y pocos (casi nadie) les dio ni cinco de pelota. Eso es una muy buena noticia. Pero los que votaron y les permitieron llegar a donde llegaron en política siguen allí, esperando ser representados: no esperemos que triunfe en esa empresa una variante más "racional" con la que se puedan establecer ciertos diálogos a futuro. 

1 comentario:

  1. La curiosidad mató al gato.
    La prueba en las causas de espionaje es contundente.
    A probarse el chalequito y el casco.
    El colo.

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