¡Es-pec-ta-cu-lar! pic.twitter.com/Fl9gllp3Hz
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) February 2, 2021
¿Alguien en su sano juicio podría pensar que un gobierno -éste o cualquier otro- podría correr el riesgo conciente y deliberado de envenenar a todo o parte de la población de su país, suministrándole una vacuna que no solo no funcione, sino que sea nociva para la salud, corriendo los riesgos de que se produzca un terremoto político que se lo lleve puesto?
Peor aún: ¿quién podría pensar que una potencia mundial como Rusia fabricaría y ofrecería al mundo una vacuna que no funciona, generando un escándalo diplomático internacional que perjudique su imagen, que sufre además la propaganda en contra de los centros mundiales de poder desde hace décadas?
Por ridículo y absurdo que parezca, hay una parte importante de los argentinos que cree que sí, que sería un gobierno capaz de tal cosa, y que los rusos y Putin son tan tarados o inconcientes como para hacer algo así; y hasta hubo diputados opositores que denunciaron al gobierno en la justicia por intento de envenenamiento a la población.
Un porcentaje que debe coincidir en gran parte con los que votaron a otro gobierno -el anterior a éste- que dejó vencer millones de dosis de vacunas de eficacia comprobada (o de la que no se dudaba, al menos en público) en un galpón, por no pagar tasas aduaneras para librarlas al uso.
Lo ocurrido en la Argentina en tiempos de pandemia con las restricciones sanitarias que ésta obligó a imponer primero, y con el plan de vacunación después, da una idea cabal de los términos en que está planteado en el país el debate político: hay un segmento de odiadores consuetudinarios (dirigentes políticos, periodistas y medios de comunicación, "influencers") y sus votantes/público/seguidores dispuesto a creer y divulgar cualquier cosa, con tal de llevar agua para su molino.
Como militar en contra de la cuarentena y sus cuidados, cuestionar la eficacia de una vacuna desde la nada absoluta en términos de conocimiento científico, oponerse a la campaña de vacunación por motivos ideológicos o crematísticos, y finalmente reclamar que faltan vacunas o no llegan a tiempo, a veces todo eso junto.
Ayer, cuando se supo que una prestigiosa publicación científica mundial dio a conocer los resultados de las pruebas de eficacia y efectos colaterales de la vacuna rusa que adquirió y está aplicando la Argentina, muchos festejaron y no faltaron razones para ello: los datos del estudio demostraron que la decisión del gobierno fue acertada, porque la vacuna funciona incluso mejor que muchas otras, y los efectos adversos son mínimos, sin mayores riesgos.
Hubo quien pensó y piensa que la discusión está saldada, porque para quienes pedían "pruebas y argumentos" a favor de la Sputnik, ahora los tienen: grave error, el problema nunca estuvo ahí. Terminaron apelando a argumentos seudo científicos (y a seudo científicos que se avinieron a brindarlos, como Sandra Pitta) para validar una postura que ante todo es política, e ideológica.
Con lo cual los que nos acusan a nosotros de promover la grieta y crispar a la sociedad promoviendo todo el tiempo conflictos innecesarios, no vacilaron en poner dentro de esa grieta una pandemia, y militar en contra de una campaña de vacunación para contrarrestar el virus que la causó. Así fueron las cosas, aunque ahora las quieran reescribir de otro modo.
Sin embargo, aun cuando la publicación conocida ayer oficializando lo que más o menos se suponía (que la vacuna funciona, aunque a muchos no les guste que sea rusa) debiera servir para convencer a los escépticos, permítasenos -valga la paradoja- ser escépticos al respecto: para ese porcentaje de odiadores de los que hablamos antes hace rato ya que la discusión dejó de ser algo en lo que se intercambian argumentos, en el intento de convencer al otro, o de revisar uno mismo sus posturas.
Una enseñanza de la que debemos tomar debida nota a la hora de tender en el futuro, "puentes a la nada", intentando acordar con quienes nada quieren acordar con nosotros, salvo nuestra extinción. Tuit relacionado:
El problema de ustedes es el antiperonismo. Eso no hay vacuna que lo cure. https://t.co/rKsGeXgTVf
— La Corriente K (@lacorrientek) February 2, 2021
No se puede tener un intercambio de ideas con gente que no razona.
ResponderEliminarHabrá que pensar en soluciones drásticas
¿Hay que gastar una vacuna en un primate como Alaniz?
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El Colo.