miércoles, 17 de noviembre de 2021

REIVINDICACIÓN DE LA MILITANCIA

 


Seguramente hoy la militancia vuelva a llenar la plaza como lo hizo el 17 de octubre pasado cuando desde el gobierno se desalentaba la movilización -para luego terminar rindiéndose ante la evidencia-, y como lo hiciera al ganar la calle el Día de la Lealtad del año pasado; cuando los actos oficiales conmemorativos de la fecha eran todos en la virtualidad.

Y será así porque hoy, como entonces, esa militancia comprende lo que está en juego, y la importancia que tiene ganar la calle más allá de discusiones absurdas sobre la interpretación final del resultado de las elecciones: se trata de hacerle saber al gobierno que cuenta con apoyo para reencauzar la gestión sobre la base del estricto cumplimiento del programa electoral votado en el 2019; y al mismo tiempo decirle a la oposición mediática, empresarial, judicial y política, que está dispuesta a defender el mandato que surge de la voluntad popular expresada por los argentinos hace dos años, y el domingo pasado también.

Movilizándose, la militancia se apropiará -con estricto sentido de justicia- de un acto que fue originariamente planteado desde la mezquindad de la interna de palacio de la coalición oficialista por los alcahuetes del poder, para darle "músculo" a un presunto intento de ruptura de Alberto con Cristina; que algunos funcionales al enemigo vienen alentando desde el día posterior a las PASO.

Pensaron una movilización para "defenderlo" al presidente de su hacedora política (Cristina), y de la mayor parte de su propia base electoral. De ese extravío lo sacarán a él y al gobierno los militantes que se movilicen hoy, así como lo sacaron, con su compromiso, de lo que pudo ser el domingo pasado una derrota catastrófica que muchos deseaban y auguraban; con mucha mayor certeza que lo que pudieron haber hecho para eso, desde las PASO para acá, un cambio cosmético de gabinete y un puñado de medidas tibias, tardías y casi dictadas a desgano para intentar revertir el resultado adverso.

Fueron los militantes, tantas veces dejados de lado por "termos", "intensos" o decretados incapaces para comprender cabalmente las presuntas estrategias geniales de los operadores de la "real politik" y los teorizadores de las "correlaciones de fuerzas" para justificar recules, claudicaciones y tibiezas, los que tomaron, una vez más, el asunto en sus propias manos y dieron el presente; en defensa no ya de un gobierno o un presidente, sino de los intereses y las expectativas de las mayorías populares, amenazadas por una derecha cerril y dispuesta a todo.

Lo cual, se nos ocurre, tiene un profundo aire de semejanza con lo que pasaba en los días del balotaje electoral del 2015, cuando decíamos acá: "Días que desde el 25 de octubre para acá transcurren bajo la emergencia de un fenómeno invisibilizado ex profeso por los grandes medios hegemónicos, pero que no por eso es menos real: el florecimiento de mil y una formas de "militancia hormiga", barrio por barrio, casa por casa; en las plazas, los trenes. los subtes y los colectivos.

Apelando a todas las estrategias y herramientas de la creatividad para convencer, concientizar, persuadir; desde un cartel en el ascensor hasta el volante callejero hecho en casa, o el letrero escrito a mano que se cuelga en una pantalla de publicidad en la vía pública. Un fenómeno que se viralizó en las redes sociales y que copó las plazas de todo el país el sábado pasado, frente a un dispositivo "oficial" de encuadramiento político que todavía no termina de comprender de que va la cosa; y en algunos casos parece temerle al pueblo movilizado en la calle, como si la única energía política positiva fuera aquélla que se puede "embotellar" en alguna organización preexistente.

Pese a cierta dirigencia que de haber estado en el 45' hubiera llamado a suspender el 17 de octubre con alguna excusa a la mano, la militancia "de a pie" (y también la encuadrada, pasando incluso a veces por encima de sus "referentes") se ha puesto ésta campaña al hombro; decidida a dejarlo todo por el triunfo el domingo 22. Al igual que cualquiera de nosotros, no tiene certeza sobre el resultado final ni la reclama, porque justamente en eso consiste ser militante: poner el cuerpo detrás de una idea sin mezquindades, ni cálculos especulativos.".

Iluminando un programa permanente de acción política, decía Perón en "Conducción Política": "El peronismo se ha caracterizado siempre  por una enérgica acción directa. Es en la calle, como en las oficinas, los talleres, los cafés, etc, donde han actuado mejor los peronistas. De un tiempo a ésta parte, no se ve ya esa acción que nos hizo fuertes y eficaces, por lo menos en la medida que fue necesaria. No todo se ha de reducir al voto, que muchas veces se deposita vergonzosamente en las urnas. La lucha activa de todos, todos los días y en todas partes, vale por diez elecciones.".

Vaya entonces la reivindicación de la militancia en su día, y para aquellos a los que les ha tocado la responsabilidad de ejercer la función pública, a no olvidar que están allí cumpliendo un rol militante para el logro de un proyecto colectivo, y no para el simple lucimiento personal. Mucho de los "funcionarios que no funcionan" debieran recordar las palabras de Néstor Kirchner, cuando decía que quienes asumen la función pública como consecuencia del mandato popular son "...simples pasantes de la historia, hombres comunes pero con responsabilidades importantes".

3 comentarios:

  1. 10 puntos la nota. Viva Perón, carajo !!!

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  2. Me gusta ese punto de recordar que esta marcha surgió de la idea de una derrota del gobierno en toda la línea y en un intento de la CGT/Evita de rodear y aislar al presidente de la supuesto embestida interna de los “fanáticos K”. Como dijo siempre, a la CGT y al Evita le asustan las mismas cosas que a las viejas cocker de Palermo, vaya coincidencia.

    Y que no se hagan los rulos: la derrota no fue catastrófica por las provincias del norte feo, sucio y malo a los ojos del porteño-centrismo y xq KICILLOF pudo defender un empate en la defensa de la PBA (si perdía por 5 puntos teníamos que hacer la valija), además del error increible producto de la ansiedad larretista que interpreto esta elección como un traspaso de banda presidencial y que sus intenciones no eran legislativas sino abiertamente destituyente. Ahora los amarillos victoriosos ven que se quedaron sin ofensiva a metros de la orilla del rio Don y temen que lo que venga en contra es la Ofensiva de la Primavera del 43: si el resultado fue 39:38 en pospandemia y con toda la división panzer de los medios amarillos haciendo caranchismo explícito, entienden que Kicillof tiene reelección y se convierte en el mariscal Zhukov del 2023. La ansiedad y exceso de expectativas convirtió una victoria táctica en una derrota estratégica.

    Pero no confundirse, cualquiera sea la interpretación no es un cheque en blanco para el gobierno, y la elección fue malísima (piso del sótano histórico del PJ) producto de una derrota abrumadora en la mitológica liga de gobernadores con aspiraciones -no se de que merca- y la vergüenza del cordobesismo (que entrego Córdoba sin tirar un tiro para el lado amarillo). Y no entender que los próximos 2 años son en modo Stalingrado es un error, xq los amarillos si lo van a entender así, el larretismo va a sincerar sus deseos, desean el lugar donde se sienta Alberto y trabajaran en la caída del gobierno antes de tiempo, saben que se juegan la última bala de plata y no desean la revancha del 2023.

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  3. Alberto:
    Basta de peronismo culposo. Tres medidas anunciá y hacelas realidad:
    -Libertad de Milagro Sala
    -Derogá el decreto de Macri que limitó la Ley de Medios.
    -Rechazá la fusión de Clarin y Telecom.
    El Colo.

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