¿Todos tenemos en claro que con esto no va a pasar nada, no? Porque si fuera a pasar algo, ya hubiera pasado. Una bala de plata contra Clarín, que no estamos dispuestos a usar: https://t.co/i1JgPUaI64
— La Corriente K (@lacorrientek) November 10, 2021
Alberto Fernández siempre se manifestó contrario a dictar una ley de medios para limitar los abusos de posición dominante en el mercado de las comunicaciones audiovisuales, cuando era Jefe de Gabinete de Néstor y Cristina, luego cuando se fue del kirchnerismo; y también después, cuando fue candidato y más tarde presidente electo y en funciones.
De allí que no sorprenda que aun hoy siga vigente el DNU 267/15 de Macri, que mutilara las cláusulas de la Ley 26522 que se aprobó durante el gobierno de Cristina, que resultaban más irritativas para los intereses de los grupos mediáticos hegemónicos, en especial Clarín: no es una cuestión de complejidad técnica o jurídica, pues bastaba con dictar otro decreto para reponer el texto original de la ley tal cual fue sancionada por el Congreso -con amplia mayoría en ambas cámaras-, y validada en su constitucionalidad por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Era y es cuestión de voluntad política, y la decisión de no hacerlo, se inscribe dentro de una política de búsqueda de consensos con quienes adversan con el gobierno, e incluso trabajan a diario para erosionarlo en su legitimidad. De los resultados -fracasados, desastrosos- de esa política hemos escrito muchas veces acá; y de esa misma línea política surge la decisión de seguir subsidiando generosamente con pauta publicitaria oficial a quienes sabotean al gobierno, y cualquier política pública que no comulgue con sus intereses, campaña de vacunación incluida.
Pero durante el gobierno de Macri Clarín no obtuvo solo el beneficio de que le destrozaran la LSCA que lo perjudicaba, sino que consiguió la tan ansiada fusión entre Cablevisión y Telecom, que le permitió reforzar y consolidar aun más -si fuera posible- su posición dominante en el mercado de las comunicaciones y los medios audiovisuales.
En cualquier país de los que nuestra derecha considera "serios" o un ejemplo a seguir, eso sería considerado incluso contra las reglas básicas del capitalismo, en tanto significa minimizar a en algunos casos suprimir la competencia, en perjuicio de los consumidores. Pero el gobierno de Macri -hechura de Magnetto y Clarín, al fin y al cabo- aprobó la fusión, sin mayores objeciones.
Eso incluso aunque era un claro ejemplo de concentración económica, distorsión de la competencia y abuso de posición dominante sea en los términos de la Ley 25156 de defensa de la competencia, o de la Ley 27442 que se dictó para reemplazarla en 2018, a instancias de un proyecto promovido por los propios legisladores de "Cambiemos": una vez más, el grupo Clarín se colocó por encima de las leyes que rigen para el resto de los argentinos.
Sin embargo, la fusión -que de hecho viene operando desde que ambas empresas, Telecom y Cablevisión, la resolvieron- aun no está perfeccionada legalmente: tal como cuenta acá Ari Lijalad en El Destape, en una causa judicial en trámite promovida por los trabajadores de Telecom se solicita que se expida al respecto la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, que es la autoridad de aplicación de las Leyes 25156 y 27442 antes citadas.
El organismo depende de la Secretaría de Comercio Interior que hoy conduce Roberto Feletti, al que le cayó esta brasa ardiendo, tal como le tiraron en su momento los aumentos de precios en los alimentos y medicamentos. Pero está claro que el volumen del asunto lo excede, y requeriría de una definición política del gobierno en su conjunto: tumbarle a Clarín esta fusión representaría hoy un golpe mortal a sus intereses, mucho mayor incluso del que pudo representar en su momento la ley de medios.
Tal como están las cosas, nada indica que eso vaya a suceder, y lo más probable es que todo siga igual, aun cuando, como se dijo, la fusión debería ser rechazada y darse marcha atrás en ella, por no ajustarse a las normas vigentes.
Por supuesto que de ser así, después no vale quejarse por sus consecuencias: que Clarín, que es un enemigo no ya de éste gobierno sino de la democracia -una pistola armada apuntada a su cabeza, como bien lo definió Luis D'Elía- disponga de todo su poder de fuego mediático para bombardearte durante las 24 horas del día, los 365 días del año, por lo que reste del mandato de Alberto Fernández.
Alferdez dixit, en varios programas de televisión, de los medios contrarios al gobierno:
ResponderEliminar"Me une una buena amistad con Magnetto"
"Mi amigo Héctor"
Más claro echale agua.
Un gobierno que pagó muy caro el precio de querer llamar a Magnetto por su nombre. "El Estado soy yo" le respondió el lider de la oposición.
ResponderEliminarEl gobierno no se entiende como permite una campaña de demolición aportando recursos para ella.
No sé entiende? O no se quiere entender?
Eliminar"Es mas fácil engañarlos que convencerlos de que han Sido engañados"
Fernandez le da pauta a estos mafiosos para que difamen al gobierno.
ResponderEliminarEs decir que está pagando para que le peguen.
Ya sabés que te van a matar. Por lo menos, dejá de pagarles con la plata que ponemos todos.
Dale esa torta de plata, por ejemplo, a las FM barriales de todo el país.
El peronismo culposo me tiene los huevos al plato.
El Colo.