martes, 18 de enero de 2022

EL FMI BUENO Y OTROS CUENTOS

 

Al parecer, el FMI no era "bueno", como nos contaron primero Dujovne, y después Guzmán: a juzgar por lo que cuentan acá en La Politica Online es el mismo de siempre, que exige ajustes para asegurarse que le paguen lo que le deben, sin importar costos ni consecuencias.

Pese a que siguen sin trascender mayores detalles de la negociación del gobierno con el Fondo, podemos saber lo principal, que era sabido desde siempre: el FMI pide mayor velocidad en el ajuste para alcanzar el equilibrio en las cuentas públicas en los próoximos dos años, y por el contrario el gobierno pretende posponer el cumplimiento de esa meta hasta el 2027, o sea el fin de la administración que suceda a la actual.

Como bien señala la nota, un ajuste drástico -mucho más drástico aun que el que llevó a cabo Guzmán al sobrecumplir las metas fiscales el año pasado- significaría abortar con una recesión autoinflingida el proceso de recuperación de la economía, antes de que empiece a "derramar" en una mejor distribución del ingreso, si es que se toman las medidas adecuadas para ello, claro está: el "derrame" nunca se produce solo, por simple gravitación de las cosas, o espontáneamente.

Y ajustar generando recesión en los dos años finales de su mandato -cuando incluso ha manifestado su intención de reelegir- sellaría definitivamente la suerte del gobierno de Alberto Fernández, comprometiéndola mucho más de lo que está.

O lo que es lo mismo: el FMI está pidiendo que el gobierno consume su suicidio electoral y político, minando aun más el consenso de que goza en la sociedad, facilitándole así las cosas a la derecha; primero para ganar las elecciones, y luego para gobernar con buena parte del trabajo sucio, ya hecho.

Es decir que ahora, cerrando la mano (negando renegociaciones, o flexibilizaciones de las metas de ajuste, o perdón de sobrecargos), el FMI está haciendo exactamente lo mismo que hizo en el 2018, cuando la abrió generosamente para darle a Macri un crédito abierto por 57.000 palos verdes, para lubricar su luego fallida reelección: jugar a favor de aquellas propuestas políticas que mejor tutelan los intereses permanentes que el Fondo defiende, que son en primer lugar los estratégicos del gobierno de Estados Unidos, y en segundo lugar (pero no muy lejos) los del mundo de las finanzas globales.

El que creyó ver otra cosa (así sea el ministro Guzmán, Massa, Béliz o el propio Alberto) estaba, simplemente, mirando otro canal. Las cosas siempre fueron así, para el que las quisiera ver, y cabe preguntarse, a esta altura de los acontecimientos -lo decimos hoy porque lo dijimos entonces- si no fue un error de gestión enfocarse como prioridad de gobierno en cerrar a como diera lugar (tanto que se cerró en plena pandemia) un acuerdo con los acreedores privados; con lo cuales -al fin y al cabo- se podían obtener quitas mayores de capital, y hasta incurrir en default, sin las consecuencias que eso puede traer cuando el acreedor es el FMI.

La región parece virar otra vez hacia los "progresismos" o gobiernos de signo popular (populista dirían otros), de acuerdo con las últimas elecciones (Chile, Bolivia, en cierto modo Perú) y las que están por venir (Brasil), de modo que lo que suceda en las presidenciales argentinas del 2023 vuelve a ser, otra vez, clave para los intereses estratégicos de los Estados Unidos.

Es imposible saber hoy como decantarán los acontecimientos, pero si se puede establecer que -una vez más- los supuestos básicos de la hoja de ruta trazada por Alberto y el núcleo duro del gobierno se han revelado falsos: el FMI es el mismo de siempre, y los Estados Unidos -sea con gobiernos demócratas o republicanos- tutelan lo que son sus intereses permanentes, con todas las herramientas de que disponen, y con los aliados más dispuestos a alinearse incondicionalmente con sus determinaciones de política exterior.  

Cualquier otra realidad que hayan imaginado Béliz, Massa y los demás articuladores con los diferentes estratos del poder en EEUU al interior del FDT, se ha revelado como lo que era: una venta de humo para ganar espacios en el posicionamiento interno en el mejor de los casos, o un intento de realineamiento exterior unidireccional del país inviable en términos políticos, sociales y -sobre todo- electorales. 

La pelota está ahora en el campo del gobierno, habrá que ver para donde la juega. Tuits relacionados: 

1 comentario:

  1. Deuda macrista: Solo durante el 2022 el capital a pagar es de u$s 17.892 millones y u$s 1.250 millones de intereses.
    Por lo tanto, el total del pago para 2022 es de 19.142 millones de dólares.
    Guzman sabe que es impagable. El FMI también lo sabe. Con o sin acuerdo.
    https://www.ambito.com/economia/reservas/que-factores-presionan-las-del-banco-central-y-que-alternativas-hay-evitar-el-default-n5352937
    ¿Otra vez los asalariados tendrán que pagar la fortuna que fugaron Macri, Rocca, Pagani, Ratazzi, Cargill y compañía?
    Ese dinero volcado a salarios y jubilaciones generaría un impulso al mercado interno, con crecimiento y empleo. ¿Adonde la vas a poner? ¿En el FMI?
    El Colo.

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