miércoles, 2 de marzo de 2022

ÚLTIMAS FUNCIONES DEL CIRCO

 


El del 1° de marzo del año que viene será el último discurso de Alberto Fernández inaugurando las sesiones del Congreso durante su mandato, y acaecerá en pleno clima electoral. Con el papelón opositor de ayer a la vista, habría que pensar si no conviene que el presidente envíe su discurso escrito y se ahorre (y nos ahorre), a menos que sea posible leerlo en vivo, sin asistencia de opositores: si se tienen que enojar, que lo hagan con fundamentos, y se eviten levantarse temprano para ir a la sesión.

Asistimos ayer a un episodio más del bochorno de la tele-política, pensada más para impactar en los medios y las redes sociales, que para cumplir con las formalidades institucionales, o incidir sobre la realidad, transformándola. Entre eso y la obsesión enfermiza que opositores, medios a los cuales responden y tributan (y sin los que no podrían tener existencia política, directamente), y su electorado/audiencia cautivos tienen con Cristina, ya aburren. Cansan. Hartan.

Razón por la cual hay que saltearse la página de la indignación fácil, y dedicarse a los asuntos importantes, para los cuales no se puede contar con la oposición, en ningún sentido: ni para debatirlos con argumentos y de buena, ni mucho menos para encontrarles solución.

Hace trece meses atrás, decíamos en ésta entrada: "Oposición aparte, es más productivo discutir, entre nosotros, que pensamos hacer con los alarmantes indicadores de pobreza y de regresión en la distribución del ingreso; o que medidas tomar para contener la inflación, en especial en los alimentos y demás consumos sensibles para los sectores populares. Lejos de eso, estamos hablando de volver a aumentar tarifas, acabamos de autorizar un nuevo aumento a las prepagas, y clavamos uno o dos aumentos de combustibles por mes.".

"Discutamos entre nosotros por qué no estamos cumpliendo las promesas electorales de preferir a los jubilados por sobre los bancos, a los que les estamos pagando 80.000 millones de pesos mensuales por intereses de las LELIQ´s; o cual es el apuro por cerrar un acuerdo con el FMI, y cuáles serían las consecuencias de hacerlo.".

"Planteemos hacia adentro por qué el "impuesto a las grandes fortunas" no es permanente, y a los pocos privilegiados que lo deben pagar les dimos prórrogas y planes de cuotas para hacerlo, o si además de aliviar las cargas por Ganancias a los salarios más altos y a las Pymes, no debemos incrementarla para las grandes empresas, y financiar así transferencias a los sectores más golpeados por la crisis.". 

"Planteemos que medidas concretas -no sarasa- podemos tomar ya, para recomponer los ingresos de los sectores populares (jubilados, beneficiarios de planes sociales, trabajadores informales y buena parte de los formalizados), de donde saldrán los recursos para financiarlas, pongamos en quiénes van a pagar la crisis actual, y la deuda heredada.".  

"Hablemos sobre flexibilizar o no los controles en el acceso a las divisas y el comercio exterior, sus costos y beneficios en términos sociales; que hacer con la hidrovía y por qué el Estado no la puede administrar por sí misma, como es que renegamos de la concentración mediática pero no reponemos la ley de medios, ni tumbamos la fusión entre Cablevisión y Telecom; y seguimos poniendo pauta publicitaria en Clarín, La Nación o Infobae. Discutamos todo eso en lugar de discutir con la oposición psicótica si la tierra es redonda o plana, las vacunas protegen del virus o no, las provincias pueden comprarlas o no.". 

Como para que se vea que las cosas no han cambiado mucho, pese al transcurso del tiempo, salvo el pequeño detalle de que en el medio perdimos una elección y con ella, el control del Congreso y la iniciativa política; aunque esto último dependa más de lo que decidamos hacer nosotros, que de lo que haga o deje de hacer la oposición.

Concentrados entonces en lo importante, pasó el discurso del presidente del Congreso y seguimos sin saber, realmente, en que consiste el acuerdo con el FMI y a que nos compromete: ayer Alberto dijo algunas cosas sueltas sobre lo que no implicaría (poniendo en juego su credibilidad si las cosas no son como las enunció), pero ninguna sobre lo que sí implica, ni cuando llega al Congreso, ni cuando se termina cerrando. De hecho, al decir que los aumentos de tarifas estarán por debajo de los aumentos de salarios está reconociendo que serán mayores al 20 % anunciado, y contenido en el presupuesto fallido rechazado por la oposición.

Lo que no se alcanza a ver es la hoja de ruta de acá hasta el final del mandato, y las instancias al interior de la coalición oficialista en las que esa hoja de ruta se someterá a debate; porque es obvio que hay al respecto miradas contrapuestas al interior del FDT, y no solo sobre el acuerdo con el FMI: hace poco veíamos acá como el conflicto en Ucrania expuso diferencias en el oficialismo sobre la política exterior, la inserción de la Argentina en el mundo y -en proyección- el modelo político, económico y social para empezar a salir de la crisis heredada del macrismo.

Es posible que para algunos sea difícil resistir la tentación del facilismo de reducir la política a la indignación en las redes y los medios por las payasadas opositoras, y circunscribir a eso la agenda y el debate políticos. Pero si los circos no tienen espectadores, tienen que suspender las funciones, y levantar la carpa para irse a otro lado. Tuits relacionados:    

1 comentario: