lunes, 11 de julio de 2022

PRISIONEROS

 

Al momento de subir estas líneas, no se conocen expresiones de repudio de ningún dirigente opositor de "Juntos por el Cambio"  a la simpática instalación de una guillotina en la Plaza de Mayo en la manifestación del sábado pasado, ni a los pedidos de fusilamientos o deportaciones de kirchneristas. La verdad, no sorprende el silencio: tampoco se habían desmarcado en su momento de la colocación de bolsas mortuorias en las rejas de la Casa rosada, ni de las pancartas que mostraban a Cristina colgada de una horca.

Y no lo hacen por una razón muy sencilla: temen perder votos en esos sectores que se movilizan, a manos de otras opciones de derecha como los "liberotarios" Espert o Milei, caídos en desgracia en los últimos tiempos. Se trata entonces de una dirigencia política cuyo margen de maniobra discursivo y táctico está recudido, atenazada como ésta entre la prédica de los medios hegemónicos -que son su "intelectualidad orgánica"-, y los exabruptos de gente que no está bien de la cabeza, y ameritaría algún enfoque más cercano a la salud mental, que a la política. 

Son prisioneros de monstruos que ha alimentado con su prédica diaria, y ahora no saben como volver a meterlos en la jaula, y todo indica que tampoco quieren. Gente que -por ejemplo- el sábado propugnaba degüellos y fusilamientos como la solución a los problemas del país, como si todo eso (y más) no se hubiera intentado ya en nuestra convulsionada historia, con los resultados conocidos. Lo cual revela de su parte una ignorancia que coexiste con la mistificación histórica, de resultas de la cual los violentos somos nosotros, y no ellos.

Lo mismo sucede con las apelaciones al "diálogo y consenso": cuando hace poco se supo que Melconián había hablado con Cristina poco menos que lo crucificaron, y el ex presidente del Banco Nación durante el gobierno de Macri se vio forzado a aclarar que lo hacía para ver si lograba hacer cambiar de ideas en materia económica a la vicepresidenta: porque Dios libre y guarde que cierta gente acepte revisar sus certezas, ni siquiera contra la evidencia de los reiterados fracasos derivados de la aplicación de sus ideas.

En éste contexto, el presidente en Tucumán apeló en su discurso a la unidad nacional, y Cristina en El Calafate -en sintonía con sus últimas apariciones- viene planteando la necesidad de debatir a fondo el problema del carácter bimonetario de nuestra economía, y como salir de ese dilema. La pregunta que habría que hacerse, en tal caso, es con quienes se busca la unidad nacional, y con quiénes se debate el modelo económico del país.

Seguramente que no con los que prometen guillotinas, fusilamientos o deportaciones: esa gente no quiere unirse con nosotros bajo ningún concepto, y más bien si pudiera, separaría nuestras cabezas de nuestros cuerpos. Son el sustrato social transgeneracional de todas las dictaduras, enfermos del virus del antiperonismo: ahí anda Brandoni proclamando que su deseo es no morirse sin vernos desaparecer. ¿Hay algún posible punto de contacto con gente así, que claramente odia el país en el que viven, y a buena parte de su gente y sus opciones electorales, desde hace décadas? Parece difícil.

La primera unidad que tiene que construir entonces el gobierno, es con el propio "Frente de Todos", y no puede ser de otro modo que poniendo en marcha el programa electoral votado en 2019, no el de los adversarios. Y la principal discusión tiene que ser hacia adentro y con la propia base social y electoral, para ver como retomar la senda que nos permite recuperar los millones de votos que perdimos, con medidas concretas.

2 comentarios:

  1. La entelequia del FDT era una fórmula para ganar las elecciones. Ya está. Se ganaron. No hace falta sostener esta unidad ficticia mié tras el país se derrumba!
    Argentina no exporta tecnología, exporta materia prima, que ahora mismo escasea en el mundo. Mientras la guerra avanza y la oferta de granos disminuye, no existe "tipo de cambio competitivo". Argentina produce y exporta un bien que no alcanza en el mundo. Mientras más suba el precio internacional y menos oferta exista, mejor para el país.
    Es ahora, CFK tiene que romper con Alberto Fernández, tiene que renunciarlo y sentarse en el timón de este barco que se hunda. No hay 2023. A este ritmo no hay primavera.
    El pueblo vive a polenta y arroz sin sal.
    El laburante gana menos que cualquier beneficiario de plan social con 2 hijos, y eso da bronca, genera una grieta intrasocial, muy peligrosa.
    Ahora las declaraciones de Batakis no dejan margen para ninguna esperanza.
    Congelar los sueldos públicos con una inflación mensual de entre 6 y 7 puntos es una locura. No aplicar retenciones es una locura. Todo lo que están haciendo es una locura.
    Paso de dar bronca a dar miedo.

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  2. Hay una única respuesta a la guillotina: 5 x 1.
    El Colo.

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