Uno puede entender que hasta cierto punto es tentador ponerse a discutir con lo horrible, incluso porque hacerlo nos exime un poco de mirarnos para adentro, y preguntarnos que le vamos a proponer al pueblo argentino en éstas elecciones. Si hasta Cristina no pudo resistir la tentación de refutar la propuesta de dolarización, días pasados en La Plata; e incluso el tipo logró que se despertaran los gordos de la CGT para dedicarle un párrafo en un comunicado.
Entender, no justificar: si queremos tener alguna mínima chance de ganar, es precisamente eso (proponer a futuro) y no otra cosa lo que tenemos que hacer, pues ya se demostró en el 2015 (en un contexto económico y social mucho más favorable que el actual) que para ganar no alcanza con agitar el fantasma de la vuelta a la derecha al gobierno. También por eso Cristina insistió en la necesidad de discutir un plan de gobierno para proponerle a la sociedad.
Si no, cabría preguntarse que nos diferencia de Alberto, que acaba de hacer precisamente eso en el acto posterior a su "renunciamiento histórico", al par que después de tres años de no usar la lapicera (al menos en favor de los intereses populares), nos la quiere regalar a nosotros, para que nos hagamos cargo.
Y las reflexiones vienen a cuento del "fenómeno Milei", y sus propuestas electorales tan bizarras como su aspecto o su psiquis: permitir la venta de órganos humanos en el mercado, dolarizar la economía, incendiar el Banco Central, terminar con la educación gratuita y obligatoria o armar algo parecido a los tickets canasta, pero para que las familias manden a los chicos a la escuela.
Si esas cosas se analizan 30 segundos (no más), basta para darse cuenta que el nivel de delirio no tiene nada que envidiarle a Saúl Perman y su plataforma para recibir OVNIS en la costanera. Claro que en el caso de Milei la capacidad de daño del personaje es mucho mayor.
Demostrar -como decimos- que Milei dice boludeces todo el tiempo no demanda mucho esfuerzo: de hecho, hasta gente de su propio palo como Espert (insospechado de kirchnerista) lo está diciendo, por ejemplo en referencia a la dolarización. Lo que demanda un esfuerzo mayor es comprender el rol que juega Milei en el debate político argentino, de cara a las elecciones presidenciales de éste año.
Y en ése sentido, uno podría preguntarse como es que los medios hegemónicos le dan tanta visibilidad a un tipo que claramente compite por el mismo electorado que "Juntos por el Cambio", favoreciendo así las chances del actual oficialismo; bien que concediendo que -en tanto expresión del desencanto con la política tradicional- también puede captar voto "blando" o "suelto" que en otras ocasiones fue al FDT.
La respuesta -se nos ocurre- puede estar por el lado de que el tipo tensiona los límites del debate político hacia los extremos del absurdo, de modo que precisamente la oposición de derecha con chances reales de ganar la elección parezca razonable. Algo así como "la vieja derecha moderna y democrática", corrigiendo la paparruchada de Natanson.
O sea: si eliminar la educación gratuita y obligatoria resulta un disparate del cual tomaría distancia hasta López Murphy, recortar el presupuesto educativo con la excusa de que un menor gasto público reduce la necesidad de emitir moneda y así se contribuye a bajar la inflación, aparecería por contraste como una solución razonable. O si incendiar el Banco Central es una locura, bien puede preparar el terreno para prohibirle por completo financiar al Tesoro, obligando así al Estado a endeudarse en los mercados, para profundizar el ciclo de fuga de capitales; porque "es verdad que Mileci dice boludeces, pero algo hay que hacer porque sí no podemos seguir".
La comprobación práctica de que así son las cosas la podemos hacer con la actitud de la CGT el mismo día ayer, antes de su reunión, Andrés Rodríguez (UPCN) decía que no creía que Larreta (si llegaba al gobierno) impulsara una reforma laboral. Le faltó decir "es más racional que Milei".
La misma comparación podría perfectamente trasladarse a todas y cada una de las propuestas del payaso, y así comprender que no hay que morder el anzuelo de salir a refutarlo, y en todo caso sí dejarlo sin sustento social: gobernando -o proponiendo- cosas que terminen con el caldo de cultivo de lo que Cristina llamó certeramente "la insatisfacción democrática" del que se nutren estos fenómenos de circo, acá y en todos lados. Tuit relacionado:
Alguna vez entenderemos que el papel de este payaso triste es hacer que las propuestas de la derecha con chances reales de ganar las elecciones parezcan razonables. Y entonces dejaremos de prestarle atención. https://t.co/5OtkpJ4FrA
— La Corriente K (@lacorrientek) April 24, 2023
El nuevo Macri.
ResponderEliminarCuando Mauri se mando para jefe de gobierno muchos rieron... Era una joda y quedó.
Ahora, Milei... Crece en las encuestas. No tiene aparato político para unas elecciones, pero ya no es una locura pensar que, de aca a las paso, tenga suficiente intensión de voto como para forzar una alianza.
En todo caso... Puede ganar Cristina si se presenta? Porque otra no queda, ya quedó claro que a otro no van a votar
Milei. Humo porteño para termocéfalos. Y encuestas a pedido.
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