Antes había hecho algo igual en el programa de Fantino, con idéntico formato: perorar delirios por horas, demostrar que tiene serios problemas de desconexión de la realidad, proferir insultos y amenazas que no vale la pena ni siquiera comentar, porque sería conferirles la condición (que no tienen) de un discurso político lógico y organizado; estando como están destinados solo a replicar el credo oficial para sostener a los convencidos en su fe, frente a las dificultades de la realidad.
Viene haciendo lo mismo -perder lastimosamente el tiempo presidencial- sin interrupción en lo que va de su mandato, sin que haya indignaciones de lo indignados permanentes que protestaban contra las cadenas nacionales de Cristina, o el "Aló Presidente" de Hugo Chávez. Los que por cierto tampoco se indignan con cosas mucho más graves, como sus reiteradas y groseras violaciones de la Constitución Nacional y las leyes.
Otra buena parte de su (nuestro, porque se lo pagamos) tiempo Milei lo gasta boludeando en las redes sociales, subiendo imágenes creadas con IA, retuiteando los elogios a su figura y su gobierno y las agresiones a los opositores o promoviendo estafas piramidales. Hay una absoluta ausencia de agenda institucional (entendiendo por tal ocupaciones propias de un presidente) y cuando la hay porque no le queda más remedio que afrontarla, está claro que lo hace a disgusto, como el acto por Malvinas o el velorio del Papa, al que llegó tarde por estar disertando en la universidad del garage de Benegas Lynch.
Además de sus obvios problemas psicológicos que (sin ser Nelson Castro, que se ha llamado a silencio sobre el particular, cualquiera puede percibir), Milei -por decirlo en términos coloquiales- malgasta el tiempo presidencial en rascarse los huevos, o predicar como un apóstol de la insensatez, desde una galaxia paralela, con total desconexión de los datos concretos de la realidad, cuando no desprecio de ellos.
Esa vagancia presidencial puede también comprobarse a diario en la orfandad del Boletín Oficial, en la que solo hay registro de las idioteces actuariales de Sturzenegger (el minucioso cronista y recopilador de la nada que el gobierno denomina "reformas estructurales"), porque ni siquiera constan allí los enjuagues financieros de Toto Caputo, parte principal del gobierno real del país.
Porque si algo deja claro la holgazanería de Milei y su dispendio del tiempo presidencial es que el país no tiene gobierno, o en realidad lo tiene, pero no es visible: el último acto público destacado de la actual administración nacional fue advertir a través de un comunicado que no se homologaría el aumento salarial pactado en la paritaria de los empleados de comercio, por atentatorio contra el orden público y el bienestar general. Consistente con la teoría del presidente sobre que en realidad, los que explotan son los trabajadores, a los empresarios, canjeándoles su trabajo por dinero.
A esta altura de las cosas uno podría preguntarse entonces por qué razón hubo tanto vértigo en los meses iniciales del gobierno dictando el DNU 70, promoviendo la fallida ley ómnibus primero y la conseguida ley bases después, RIGI incluido; y en la respuesta a esa pregunta está la respuesta a todas las demás: una vez conseguido eso (y añadido luego el acuerdo con el FMI), el gobierno de Milei ya cumplió su fin, y se puede dejar que el presidente se dedique a lo que realmente le interesa: boludear con sus amigotes (de hoy, que mañana lo negarán) y viajar por el mundo para recibir premios falopas que fortalecen su debilitada psiquis.
Y eso es así porque la verdadera vergüenza para el país no es Milei (que ciertamente nos avergüenza a diario, acá y en el mundo), sino la mediocridad rapaz de los que realmente mandan, que no pudieron conseguir nada mejor para representar sus intereses. Y la pereza intelectual (como decirlo sin ofender) de muchos argentinos a la hora de votar con algo más que indignación, y pensando en las consecuencias del voto.
Acaso por allí haya que empezar a buscar el crecimiento del desencanto democrático que trajo a Milei, y que se está manifestando en forma sistemática en el hecho de que en las elecciones provinciales la mitad de los habilitados para votar ni siquiera se tomen la molestia de hacerlo, cosa que se había dado acá en Santa Fe y se volvió a comprobar ayer en las elecciones habidas en otras cuatro provincias.
Y también es posible que muchos no hayan vinculado todavía las dos facetas del problema, porque los han conducido a negar una de ellas, depositando todas las culpas en la política, que sin dudas las tiene, pero no es la única, ni mucho menos. Tuit relacionado:
Cuando se asombren de los increíbles niveles de pelotudez que puede alcanzar Milei piensen que es lo mejor que pudo conseguir nuestra derecha rapaz, corrupta y eventualmente y de ser necesario asesina, para que defienda sus intereses.
— La Corriente K (@lacorrientek) May 9, 2025
De acuerdo pero nos volvieron a ganar con un cuatro de copas. Me sigue preocupando lo que no estamos haciendo nosotros Como puede ser que nuestros referentes sigan haciendo la campaña de STM buscando acordar con los Morales los Schiartti, los Frigerio o como tuitearon uds las tortas fritas en su pago chico. Hay una casta politica-judicial asociada a la graan burguesia ¨"nacional", las finanzas y la oligarquia, y nosotros o nuestros dirigentes mirandolos con cariño para ser parte de ellos. Nuestro ultimo gobierno fue un desastre, hay que decirlo hay que plantear que se va a hacer distinto. Aquellos que hablan de laa gestion de la pandemia les digo en semana santa del 2021 se dio via libre con muy pocos vacunados, obligados por la fiestita de cumpleaños, a los 15 dias fue el desastre saturacion del ssistema sanitario y la muerte de la mitad de los argentinos que murieron por Covid- Tal fue el desastre que el siguiente fin de semana largo cuarentena total pero habian muerto 40000 personas- y fue nuestro gobierno.
ResponderEliminarVolvemos a lo mismo de siempre "la culpa no es del chancho sino del que le da la cebada".
ResponderEliminarTodo el sistema está recontra podrido, de otra forma no se explica que un enfermo mental, que vive en estado de delirio violento en forma permanente y que tiene otras "patologías" haya llegado a presidente de la nación y lo siga siendo.