viernes, 17 de junio de 2011

DE PUNTOS FINALES, PIRATAS Y CIPAYOS


Las palabras del primer ministro inglés David Cameron sobre poner un "punto final" a toda discusión en torno a la soberanía de las Malvinas tuvieron la respuesta de Cristina que pueden ver en el video de arriba, y que se replicaron en todos los medios.

Una respuesta firme y digna, como corresponde no ya a su figura -al fin y al cabo nos tiene acostumbrados a poner las cosas en claro cada vez que habla-, sino al cargo que desempeña por el voto de los argentinos.

No debe haber muchos temas que nos unifiquen -más allá de las preferencias políticas de cada uno- como el reclamo por la soberanía de Malvinas, lo que haría suponer que cualquier argentino bien nacido no podría sino coincidir con los dichos de Cristina.

Por eso los que se quedan afuera de la coincidencia son los argentinos mal nacidos, es decir los que preferirían haber nacido en otro país, como el que escribe esta columna de La Nación de hoy.

Y el propio diario de los Mitre lo complementa con esta nota, donde prestamente transmiten el punto de vista de la embajada británica en Buenos Aires -como si se tratara de las habituales rencillas políticas domésticas-, que falsea groseramente la realidad, sin ser corregido por el diario.

Porque justamente la Resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones (dictada en 1965 durante el gobierno de Arturo Illía) establece que la Argentina y el Reino Unido deben sentarse a negociar sobre la soberanía de las islas, porque se trata de una cuestión colonial: un territorio ocupado por la fuerza por una potencia invasora, desplazando a su población original y reemplazándola por otra para conformar un enclave colonial, que subsiste en pleno siglo XXI.

Por eso no puede jugar en el caso el principio de la autodeterminación de los pueblos, y los deseos de los kelpers son irrelevantes al fondo de la disputa jurídica entre los dos Estados. Disputa que el Reino Unido se viene negando sistemáticamente a dar desde 1833, y desde que fue resuelto que lo haga por las Naciones Unidas.

Curioso: los que aquí critican la falta de calidad institucional y la crispación, avalan implícitamente declaraciones y una línea política (la inglesa) consistente en hacer oídos sordos a las resoluciones de los organismos internacionales, y en negarse a discutir en el terreno diplomático.

El término "cipayos" que aquí popularizó Jauretche tiene su origen en la ocupación inglesa de la India: eran los que combatían del lado del imperio colonial, contra sus propios compatriotas.

Vemos entonces que siempre que hubo piratas, los cipayos se pusieron de su lado.          

No hay comentarios:

Publicar un comentario