miércoles, 22 de junio de 2011

HERMES EN SILENCIO


Por A.C.
  
No habló Hermes en el acto de la Bandera. Era su primera aparición pública después de anunciar su candidatura a Presidente, y el hombre prefirió no hablar. 

Un animal político Hermes, que al escuchar algunos silbidos cuando se anunció su nombre, seguramente pensó que ofrecer su palabra a la gente, era tirarle perlas a los chanchos. Y claro, hizo bien, porque la gente es mala. 

Y como la maldad es constitutiva del ser humano, entre las 30.000 personas presentes en el acto, a nadie, pero a nadie,  se le ocurrió pedir que hablara el Gobernador. Incomprensible.

Tampoco se escuchó cantar, “Se siente, se siente, Binner Presidente”, o cualquier otra cosa que demostrara que entre los concurrentes, había mucha gente esperando su discurso. Nadie che. Y eso que no ví ningún cartel que dijera que se prohibía la concurrencia o permanencia en el acto de opositores al Gobierno Nacional, o de ciudadanos independientes, o de simpatizantes del Frente Progresista. 

Tampoco había gente circulando entre el público y pidiendo que la gente exhibiera carnet de afiliación o fotos de la Presidenta o banderas de agrupaciones afines al Gobierno Nacional. 

Por eso, no se puede comprender como entre tanta gente, no surgió algún sector que clamara por la palabra de Hermes. Claro que eso no se podía esperar de las hordas peronistas / kirchneristas, pero del resto de la gente, tampoco se escuchó nada.

Y es una lástima, porque era una buena oportunidad para que, con la principal responsable del fracaso del país parada al lado , Hermes reiterara los conceptos de su propuesta económica, la que lanzó hace pocos días y que incluye reducir las retenciones a las exportaciones de los productos agropecuarios y liberar la cotización del dólar.

Ahí estaba la gente, no solo la presente en el Monumento, sino todos lo que seguían el acto por televisión en todo el país,  y era la oportunidad de Hermes para explicar porqué es bueno para Argentina bajar las retenciones y transferir más recursos a sectores que ya tienen una rentabilidad extraordinaria. Y porqué propone en éste momento de crisis económica mundial, devaluar el peso para disminuír así los costos internos y aumentar aún más los márgenes extraordinarios de ganancias de esos sectores.

También hubiera sido una inmejorable oportunidad para reiterar su visionaria preocupación por la falta de clima de negocios en Argentina, aunque en el 2010 se llegó al récord histórico de inversiones. Una lástima el silencio de Hermes, con todo lo bueno que tenía para decir en éste país que es un desastre, y nadie hace nada, como diría el amigo Lucas.

Pero hizo bien en no hablar, porque el Acto de la Bandera se convirtió en un acto político, no como el que se hizo en el mismo lugar el 25 de Mayo del 2008, con la concurrencia del Reino de la Soja. Porque aunque ese acto fue un 25 de Mayo, también en una fecha patria,  no fue político, porque lo único que se hizo fue agredir e insultar al Gobierno Nacional. Y además, a Binner no lo silbaron. 

En cambio, éste  Acto del día de la Bandera, fue un acto político desvergonzado. 

Esa Presidenta aprovechó la oportunidad para recordar que la economía del país ha tenido un crecimiento histórico en el período 2003/2011. Que los que nos decían que estábamos equivocados, hoy atraviesan una terrible crisis económica y social, porque privilegiaron la especulación en lugar de la producción y el trabajo, como hicimos en Argentina. Que la inversión en educación es prioridad, y que llegó el momento de luchar por la igualdad, como en otro momento histórico, los patriotas lucharon por la libertad. 

Que éste es el camino, el que venimos transitando desde el 2003 hasta la fecha, porque los resultados están a la vista y los progresos sociales, la inclusión y el crecimiento económico benefician al conjunto de la población. Y encima dijo que ella se sentía con derecho a estar allí, frente al monumento, porque algo se había hecho en estos años, y la gente aplaudía como loca. Todos comprados, daban un cheque por cada aplauso. Yo aplaudí tanto, que ya no tenía bolsillos para guardarme los cheques.

Hasta Hermes por ahí aplaudió, debe haber cobrado también.

Y mientras Hermes optó por el silencio teniendo tanto para decir, la Presidenta, con un discurso vacío, aburría y decepcionaba.

Hermes en silencio, y la Presidenta, como la bandera, alta en el cielo.

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