jueves, 23 de junio de 2011

LOS GRANDES DILEMAS PORTEÑOS


Hace un tiempo en este blog se reflexionaba sobre las implicancias de la autonomía porteña consagrada por la reforma constitucional de 1994;  haciendo hincapié entre otras cuestiones en la visibilidad mediática que tiene el distrito, que determina a su vez de un modo decisivo los modos de construcción política de los que se lo disputan.

En el tiempo transcurrido desde el post citado hasta hoy, Mauricio Macri y Pino Solanas se bajaron de la pelea presidencial, y decidieron ir por la Jefatura de Gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires; con lo que dos protagonistas estelares de la política mediática aterrizaron en el distrito porteño. Refugio de candidatos residuales, lo llamó Cristina.

Claro que ese obvio retroceso político fue disimulado por el complejo mediático hegemónico por dos razones: la primera es que admitirlo implicaba reconocer que las deserciones de los líderes del Pro y Proyecto Sur se debieron a la consolidación de la imagen y la intención de voto de Cristina, y que los abandonos de ambos dejaban a la AEA sin una esperanza blanca en un caso, y un eventual fugador de votos de centroizquierda, por el otro.

La segunda razón está mas ligada al orgullo porteño: disminuir la visiblidad mediática de Solanas y Macri por el simple hecho de competir por un cargo mucho menos importante que el de presidente, implica reducir el experimento de la autonomía porteña -más allá de las ambiciosas metas con que fue concebido- a sus verdaderos alcances; que es que los porteños eligen básicamente un intendente.

Y ese intendente se tiene que ocupar más o menos de lo mismo que se ocupan todos los intendentes de las restantes ciudades del país; con las obvias diferencias de escala del tamaño de cada ciudad.

Y si no fíjense en esta nota de La Nación, donde se consulta a los diferentes candidatos sobre los temas que -a criterio del diario de Mitre- son los que desvelarían en mayor medida a los porteños: Policía Metropolitana, bicisendas, metrobus, playas amarillas, doble mano en las avenidas.

No debe haber una manera más gráfica de exhibir en toda su desnudez el experimento de la autonomía porteña: ni siquiera se mencionan temas que son motivo de preocupación en cualquier ciudad importante, como la recolección de los residuos, el transporte público, el cuidado de los espacios públicos o la contaminación ambiental.

Ni hablar de otros aspectos vinculados a la gestión municipal porteña y que han sido estruendosamente omitidos en la nota: el estado de las escuelas públicas, los hospitales y centros de atención de la salud, el drama de la falta de vivienda. Omisiones que son obviamente un obsequio de La Nación a la campaña macrista.

Sin embargo una campaña donde -según se dice- se discutirían temas tan poco relevantes (en el contexto de las cosas que los argentinos venimos discutiendo desde un tiempo a esta parte), genera una enorme polémica por la mecánica de difusión televisiva del debate entre los candidatos, como podemos ver acá

Y cuidado que de la desmesura participan todos: oficialistas y opositores.

Como si ninguno quisiera reconocer la enorme desproporción que existe entre el territorio concreto en disputa y las responsablidades concretas que le competen al gobierno de la ciudad por un lado, y la amplificación mediática que brinda disputar la política porteña (por contraste con el resto del país), por el otro.

Aunque se llegue a esa disputa como premio consuelo -como es el caso de Macri y Solanas-, justamente por no haber aprendido a construir política y organización más allá de la General Paz, y aplicando otros métodos que el paso por los estudios de televisión.

1 comentario:

  1. Mirando la foto, no puedo entender para que Macri se pone casco. Aunque se golpeara cabeza, de adentro no saldría nada. Al pedo el casco.
    El Colo

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