Por Raúl Degrossi
Pasaron las elecciones porteñas, y escribo esto con el 98,27 % de las mesas escrutadas y un resultado contundente: Macri se impone por más de 19 puntos a Filmus, y con esa brecha entran los dos al balotaje.
Que no es un invento argentino desde luego, pero que en nuestra historia política fue pensado desde siempre para frenar al peronismo: desde el Estatuto Fundamental de Lanusse de 1972 para acá, fue instrumentado para frenar -en una segunda vuelta- el acceso del justicialismo al poder. Por esa razón Menem en la reforma del 94´ lo diseñó con la fórmula particular establecida en el artículo 97 de la Constitución Nacional.
Macri aumentó levemente su porcentaje de votos del 2007, Filmus lo mejoró en casi cinco puntos porcentuales; la diferencia fue mayor que la que daban todas las encuestas previas, aun las de los encuestadores afines al PRO. Evidentemente la polarización de la elección terminó perjudicando al FPV: muchos electores anti kirchneristas inclinaron su voto al actual Jefe de Gobierno temerosos de una definición mas pareja, que pusiese al gobierno nacional en condiciones de triunfar en la segunda vuelta y quedarse con el gobierno porteño.
¿Cuanto influyeron en los resultados los escándalos de Schoklender y el INADI?, poco, me atrevería a decir que nada: si los medios influyeran tanto, Silvana Giúdici estaría en el ballotage (lo que no quita que el cerco de impunidad mediática en torno a Macri verdaderamente exista), y cabría además preguntarse: ¿alguien asqueado por la corrupción -pero de verdad eh, no para calzar en las conversaciones en eventos sociales- votaría a Macri?
¿Fugarían por esos temas votos "progres" del kirchnerismo a Pino Solanas, que perdió la mitad de sus votos en dos años?. Difícil.
Los números parecen indicar que la suerte de la segunda vuelta está echada: si Filmus lograra revertir el resultado entraría en los anales de la historia política no ya argentina, sino mundial. Por estos días veremos recrudecer las operaciones mediáticas para que haga la Gran Menem y se baje del balotaje que establece la Constitución porteña. Los republicanos son así, hacerles caso sería un tremendo error.
Escucho a muchos elogiando a Durán Barba y su magistral estrategia, me hacen acordar a las alabanzas a Ramón Díaz cuando dirigía a River, o Bianchi a Boca: si el mayor mérito que puede exhibir el gurú ecuatoriano es hacer que un tipo como Macri gane una (o dos) elecciones en una ciudad como Buenos Aires, yo lo pensaría bien antes de contratarlo, sumado a que no debe ser barato.
Me gustaría verlo hacerla ganar a Carrió la presidencia en octubre, o al PRO la gobernación de Misiones, por poner dos ejemplos. Para tener un panorama más completo de sus talentos, vieron.
Acto seguido, el espacio destinado a denigrar las calidades de los porteños como electores: .... No hagamos nosotros lo mismo que hizo Pino Solanas analizando las elecciones salteñas.
Fue un claro voto porteño el de esta elección: anti oficialismo nacional de turno, con más razón si éste es peronista. Constante de las elecciones de la ciudad, que una estrategia electoral a mi entender equivocada por parte del FPV, no logró revertir significativamente.
El insoportable sainete en torno al debate fue el ejemplo más claro de los errores de foco de la campaña del kirchnerismo; pero no el único, y de eso sí se puede (y se debe) sacar provecho. De paso: luego de las cifras de la elección de hoy, olvídense del debate de cara a la segunda vuelta, y creo que el debate televisivo en la política argentina (en las instancias en que verdaderamente importa) podría haber ingresado en terapia intensiva.
Pero ojo: los errores (que por acá por Santa Fe también se cometen) no aparecieron en los meses de campaña. Se remontan a la forma que se eligió desde el kirchnerismo para oponerse al experimento porteño del PRO. Y no se trata de abjurar de ideologías y principios, sino de analizar con inteligencia en cada distrito -en este caso en la CABA- qué se elige, quienes eligen y por qué motivos.
A lo que hay que sumar que, en tiempos de bonanza económica, los oficialismos llevan las de ganar porque hay más recursos para gestionar (aunque lloren miseria como Macri o Binner), o no se producen conflictos por estrecheces financieras; a menos que su gestión sea desastrosa, y la oposición sea inteligente para que el electorado lo perciba (teléfono para Agustín Rossi, faltan dos semanas acá en Santa Fe).
Y hablando de Solanas: quedó claro que la mitad -por lo menos- de sus votos del 2009 pertenecían a un electores que lo eligieron como ariete anti k y para expresar su desencanto con la gestión de Macri; pero volvieron al PRO cuando entendieron que su gobierno estaba en riesgo. Prefieren a Mauricio, que será inútil, pero es su inútil.
La elección porteña abre el ciclo de distritos problemáticos para el oficialismo nacional y el resultado parece ensombrecer el panorama a futuro. Sin embargo, ningún candidato opositor a Cristina puede capitalizar -por más que lo intente- el triunfo de Macri.
Las elecciones de los candidatos de Carrió, Duhalde y Alfonsín fueron patéticas; y detrás del poco menos del 13 % de Solanas está conjugado todo el progresismo completo, desde Lozano y Libres del Sur, al socialismo y De Genaro, pasando por Margarita Stolbizer. ¿Un indicio de los números de la candidatura presidencial de Binner?
Ojalá, diría Hermes; yo lo dudo: en los demás (pocos) distritos donde pueden tener algo de peso (todos en la pampa húmeda) no logran esa alineación planetaria; pero todo puede ser.
Otro dato curioso es que ya desde La Nación de hoy por la mañana, se planteaba la elección como el lanzamiento presidencial de Macri para el 2015; lo mismo que hicieron en el 2007, y un mes después de que el tipo se bajara de competir este año; porque los números no le daban ni siquiera en la CABA.
Y hablando del eternamente demorado salto de Macri a la carrera presidencial: si por fin decidiera empezar a darlo, le convendría dejar de lado la idea de enancarse en el "peronismo disidente". La consolidación del kirchnerismo con un triunfo de Cristina en primera vuelta, con cuatro años de gobierno nacional por delante, no es un prospecto muy halagüeño para salir con la ambulancia a recoger descontentos en el peronismo; al menos los que puedan tener peso electoral.
Por el contrario, si yo fuera Macri pensaría en el electorado y la estructura radical para ensanchar la base de una eventual candidatura presidencial futura: la paupérrima elección de la UCR porteña (donde el poco más del 2 % de Silvana Giúdici podría ser un indicador del verdadero ráting de TN) marca que muchos votante radicales lo eligieron -como en el 2007-, anticipando el salto de sus dirigentes a las playas amarillas.
Y hay algo que juega a favor de ese movimiento: el acuerdo Alfonsín-De Narváez en la provincia de Buenos Aires, aun si no resultara redituable en términos electorales. ¿Con qué cara las autoridades de la UCR le negarían a muchos de sus dirigentes dejarse seducir por Macri luego de eso, o de alquilar las listas a la Mesa de Enlace en muchas provincias?
Aunque el resultado de hoy pareciera indicar otra cosa, marchamos hacia octubre con un panorama casi calcado al del 2007, y acaso mejor para el kirchnerismo: en ese año los puntos de diferencia entre Macri y Filmus fueron 23 en la primera vuelta, y 22 en la segunda; y cuatro meses después Cristina ganaba en primera vuelta con casi el 46 % en todo el país, pero perdía en la Capital a manos de Lilita Carrió; hoy en trance de desaparición como opción electoral.
La soberbia y la discriminación deja
ResponderEliminaren claro que los porteños no se fijan
en como los gobiernan, si se oponen a
todo lo que se parezca a popular.
Corrección compañero: sí se fijan, y les gusta, a lo mejor justamente por lo que usted dice.
ResponderEliminarExcelente analisis cumpa Raul....ojala tomen nota aca por estor pagos, ya que me parece que la tortuga se les esta escapando al trotecito...
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