sábado, 2 de julio de 2011

LAURA NO ESTÁ, DEJÓ AL INGENIERO AGUINIS


Probablemente agobiado por la seguidilla de encuestas que pronostican un triunfo de Cristina en primera vuelta, el jubilado de privilegio Marcos Aguinis estuvo incursionando en sus últimas columnas en La Nación en temas ajenos a la política nacional, como el conflicto de Medio Oriente.

Pero esta semana sorprendió acometiendo otro campo, en el que hasta acá no le conocíamos antecedentes: la construcción de autopistas.

Desplegando datos y cifras destinados a mostrarlo como versado en la materia, Aguinis celebra la aparición de una verdadera "política de Estado" (pelotudez soberana, si las hay), porque ocho bloques legislativos distintos coincidieron en Diputados en apoyar el proyecto de construcción de autopistas que él ensalza.

Aviso para el amigo Aguinis: para repartirse los cargos y las comisiones en diciembre del 2009, la coincidencia fue más amplia, pero no duró mucho. ¿Un signo de que los argentinos no sabemos perseverar en las políticas de Estado?

No mencionamos el caso del 82 % móvil votado en el Congreso sin especificar fuente de financiamiento alguna, porque fue vetado por la presidenta, pero ya sabemos como funcionan las políticas de Estado: incluyen a todos, menos al gobierno. 

Pero aunque quiera demostrar lo contrario, el amigo Aguinis de autopistas no sabe un pomo, y repite la letra de otro.

Concretamente de los verdaderos promotores del asunto, que son los muchachos de la Fundación Metas Siglo XXI, presidida por el ingeniero Guillermo Laura, el ex secretario de Obras Públicas de la Municipalidad de Buenos en la tristemente célebre gestión de Cacciatore, en la dictadura de Videla. La gestión en la que se derrumbó media ciudad para construir las autopistas urbanas.  

Es una nueva vuelta de tuerca para insistir con el famoso Plan Laura, que por cierto antes que a Aguinis, encandiló a otros pseudo intelectuales derechosos, como podemos ver acá en el blog del amigazo Alaniz.  

En el 2008  el ingeniero Laura visitó Santa Fe; y fue recibido en audiencia nada menos que por el propio Binner y su ministro Storero. Acá tienen el enlace al parte oficial del encuentro, y esta es una foto de la reunión, donde podemos ver además que participó el tristemente célebre Placenzotti, por entonces a cargo de Vialidad Provincial:




Verán que a Binner le dijeron entonces los mismos argumentos que expone Aguinis en La Nación: siete de cada ocho víctimas fatales por accidentes de tránsito, se evitarían si se aprueba el proyecto. Nada nuevo bajo el sol, aunque Aguinis lo oculte. 

Según el llamado Plan Laura los grupos empresarios inversores que iban a construir las autopistas les pedían prestados a las AFJP (el encuentro tuvo lugar antes de su eliminación) los fondos con los que ejecutaban las obras (que como son privados no estaban obligados a contratar previa licitación pública); y una vez terminadas devolvían el préstamo con el producido de una tasa sobre los combustibles (que según explicó Laura cobrarían las petroleras), y sobre esa tasa un impuesto a pagar por los usuarios de las autopistas con destino a los ferrocarriles.

Es decir que, si algo quedaba claro, es que en ninguna parte de todo ese complejo entramado financiero esos inversores privados invertían dinero propio, o sea nunca adelantaban capital de riesgo pese a lo que afirma el ingeniero Laura en su marketing del proyecto.

Muchos (entre ellos los funcionarios del gobierno provincial) elogiaron entonces el plan porque no presupondría el cobro de peaje, sistema que no dudaron en volver a impulsar en el caso de la Autopista Santa Fe-Rosario, y no una sino dos veces, al igual que en los corredores viales otorgados a municipios y comunas.

Con otra curiosidad: no planteaban entonces recuperar para el Estado el manejo de los fondos de las AFJP (lo decimos porque cuando el kirchnerismo lo planteó, salieron a decir que se "apropiaba" de la idea); y mapoco cuestionaban que se los use para hacer obras públicas (hechas por privados en el Plan Laura); como sí hacen ahora llenándose la boca en defensa de "la plata de los jubilados".

Lo que omiten decir sus defensores (a los que ahora se suma Aguinis) es que el Plan Laura pretende crear la Tasa Retributiva de Obras y Servicios de Autopistas (T.R.O.S.A.), para pagarles a las empresas que construyeran las autopistas, por la operación de las mismas.

Tampoco Laura aclaró nunca por cuanto tiempo -una vez que las autopistas estuviesen terminadas- los empresarios “arriesgados” que las construyeron con dinero ajeno las iban a explotar, cobrando la tasa y el impuesto para devolver los préstamos, o cual sería su ganancia en todo el proceso: como mínimo la percepción de la T.R.O.S.A. (cualquier analogía con expresiones similares corre por cuenta del lector).

Laura se fue -o salió de escena- y lo dejó para hacer lobby en favor de su proyecto al ingeniero Aguinis.

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