Por Raúl Degrossi
Pasaron dos semanas del triunfo de Cristina en las primarias, y los editorialistas de los grandes medios han hecho correr ríos de tinta tratando de explicar el resultado; la misma cantidad que hicieron correr antes, para hablar del inexorable ocaso del kirchnerismo.
Y otro tanto gastaron en zamarrear a la oposición por sus torpezas, así como hasta el 14 nos decían que estaban en ascenso y a las puertas del balotaje, y de la victoria.
Nos explican que el kirchnerismo ganó por la situación económica, el clima de bonanza y los beneficios sociales que distribuye, desde la AUH hasta los aumentos a los jubilados y los decodificadores de la televisión digital; y nos explican también que la oposición perdió como perdió porque no es "una" sino "muchas" (demasiadas, a su gusto), y está compuesta por dirigentes mediocres e incapaces.
Nunca hubo mejor propaganda en contra de los diarios, para que la gente los deje de comprar y bajen su tirada: ¿quién gastaría plata para leer lo que ya sabe?
La oposición en cambio -lejos de rebelarse contra el maltrato que le prodigan sus apuntadores mediáticos- viene recorriendo concienzudamente en estas dos semanas todas las formas del bochorno; desde las inverosímiles denuncias de fraude del entorno de Duhalde (empezando por Brown la noche de la elección, siguiendo por los delirios matemáticos de Amadeo), hasta los desesperados intentos de los dirigentes radicales de todo el país, de agregar una palada de tierra más sobre la sepultura de la candidatura de Ricardito.
Convengamos que salir a hablar de fraude teniendo como candidato a vice a Das Neves, y como operador de la logística electoral a Barrionuevo, es algo que desafía cualquier lógica elemental acerca de las capacidades estomacales del electorado.
Mientras Cristina presenta un par de obras públicas por día, e inaugura estaciones de la TV digital en todo el país (y nos muestran imágenes de gente feliz recibiendo su deco), Alfonsín hace una conferencia de prensa para exponer durante una hora su análisis del desastre electoral; y detrás suyo pueden verse los bostezos y cabeceos de los demás dirigentes de la UCR, con cara de estar pensando "¿qué carajo estoy haciendo acá?".
Pero a no desesperar amigos radichas: para competir con la televisión digital y la red paraestatal de medios kirchneristas, ahora cuentan con UCR TV: 24 horas en vivo de diversión garantizada; y no me refiero a los chistes de Nito Artaza.
Todos hablan de fraude sin usar la palabra; el duhaldismo amenaza con llevar a la justicia a 5 presidentes de mesa de la provincia de Buenos Aires (donde se constituyeron 31.580 mesas); y un patético grupo de diputados visita al juez electoral de La Plata para que les cuente todas las tremendas irregularidades que hubo.
El problema es que la delegación la encabezaban Patricia Bullrich y Federico Pinedo, que fueron candidatos en la Capital; donde además no hubo boleta única, y Macri obtuvo más del 64 % de los votos, con el sistema tradicional; el mismo con el que el propio Pinedo no llegó al 16 %, dos semanas después.
El problema es que la delegación la encabezaban Patricia Bullrich y Federico Pinedo, que fueron candidatos en la Capital; donde además no hubo boleta única, y Macri obtuvo más del 64 % de los votos, con el sistema tradicional; el mismo con el que el propio Pinedo no llegó al 16 %, dos semanas después.
Hasta Cobos aparece pidiendo la boleta única (luego de bajarse de todo), con lo cual venimos a descubrir que ése era uno de los "tres o cuatro temas en los que no tenemos que poner todos de acuerdo"; porque lo piden desde Binner hasta Rodríguez Saá, que la pide porque los punteros de Duhalde le robaron boletas en el conurbano.
Lejos de asimilar que los resultados de su estrategia fueron estrepitosamente derrotados el 14, insisten con la masturbación legislativa, y presentan el proyecto de boleta única en el Congreso; más para montar un show para los programas políticos del prime time que para otra cosa, pero bueno: ya se sabe, los contratos hay que cumplirlos, y la publicidad no sale gratis.
Mientras tanto en provincias como en Mendoza, Entre Ríos o La Pampa lejos de cortar boleta a priori (como sucedería si hubiera boleta única), los candidatos radicales la pegan con todas las presidenciales que tengan a mano, con tal que no sea la de su propio partido.
El propio Binner -como bien señala acá Barricada- borra con el codo lo que escribió con la mano, y promueve la boleta única para octubre cambiando las reglas de juego del proceso electoral; algo que vetó en Santa Fe cuando la Legislatura lo había sancionado; sabedor además de que todo eso es fulbito para la tribuna: si no es colgándose de su boleta presidencial, ¿cómo renovarían sus bancas el puñado de diputados socialistas de las provincias de la pampa húmeda por los cuáles viene haciendo todas sus movidas políticas del último año?
Ni que hablar de sus aliados (al menos hasta el momento de escribir esto): Lozano, De Genaro, Libres del Sur; expertos en ir colados de alguna boleta, como en el chinchón; y para el caso lo mismo les dio la de Aníbal Ibarra o la de Cristina, o les da la del propio Binner: lo importante son las coincidencias programáticas. Y los contratos, obvio.
Y hablando de Binner (el candidato al que todos le auguran las mayores chances de crecer, y trepar hasta el segundo puesto), me quiero quedar con las imágenes del jueves y el viernes.
El jueves los docentes santafesinos hacían un paro con movilización, reclamando mejoras en el régimen jubilatorio al candidato que dice que paga el 82 % móvil en sus spots de campaña; mientras Cristina inauguraba por teleconferencia una estación transmisora de la TV digital en Villa Gobernador Gálvez, para que más de un millón de santafesinos de la zona sur de la provincia puedan acceder al servicio.
Entre ellos, muchos jubilados que accedieron al beneficio estos últimos años (recuerdo el caso de una señora de Misiones), y que en días nada más, van a cobrar el segundo aumento anual de la ley impulsada por el kirchnerismo; que mejoró sus haberes en más de un 37 % el último año.
El viernes, un grupo de vecinos de la zona de la costa hacían una manifestación a la Casa de Gobierno reclamando por las promesas incumplidas de hacer la obra de la Ruta 1; exigiendo una respuesta del gobierno que hace propaganda con el slogan "600 obras, y vamos por más".
El jueves los docentes santafesinos hacían un paro con movilización, reclamando mejoras en el régimen jubilatorio al candidato que dice que paga el 82 % móvil en sus spots de campaña; mientras Cristina inauguraba por teleconferencia una estación transmisora de la TV digital en Villa Gobernador Gálvez, para que más de un millón de santafesinos de la zona sur de la provincia puedan acceder al servicio.
Entre ellos, muchos jubilados que accedieron al beneficio estos últimos años (recuerdo el caso de una señora de Misiones), y que en días nada más, van a cobrar el segundo aumento anual de la ley impulsada por el kirchnerismo; que mejoró sus haberes en más de un 37 % el último año.
El viernes, un grupo de vecinos de la zona de la costa hacían una manifestación a la Casa de Gobierno reclamando por las promesas incumplidas de hacer la obra de la Ruta 1; exigiendo una respuesta del gobierno que hace propaganda con el slogan "600 obras, y vamos por más".
Binner no estaba para recibirlos, porque se había ido a Buenos Aires a presentar en sociedad ante los medios porteños, la experiencia santafesina con la boleta única.
Ese mismo día, Cristina inaguraba un ramal ferroviario en la provincia de Buenos Aires (en el pueblo de Jauretche), y terminaba la jornada pasadas las diez de la noche, poniéndole el broche al acuerdo entre empresarios y sindicalistas para aumentar un 25 % el salario mínimo, vital y móvil; foto con Moyano y Yaski incluida.
Aumento menor al que pedían los sindicalistas, pero mayor (mucho mayor) al que seguramente estaban dispuesto a conceder los empresarios.
Si quieren, ahí tienen a mano una explicación sencilla para entender los resultados del 14 de agosto.
Tan sencilla, que sirve perfectamente para entender los que se van a dar el 23 de octubre.
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