domingo, 21 de agosto de 2011

UN MILAGRO PARA JOAQUÍN


En la redacción de La nación están todos ardidos desde el domingo pasado, pero se mantienen de pie.

Es más, ninguno se puede sentar todavía.


Y en el afán de hacer como que entendió lo que pasó, y que por eso te lo explica, demuestra claramente que no entendió nada; y muy probablemente jamás lo hará porque no le interesa: si el mundo insiste en ser diferente a como él dice todos los días que es, el mundo está equivocado; como diría Fontanarrosa.

Para variar, en su sesudo análisis manda fruta a granel, como por ejemplo cuando dice: "La Cámpora, la represa ideológica del cristinismo, perdió en todos los lugares donde se presentó como tal."; porque de hecho La Cámpora compitió en todo el país dentro de las listas del Frente Para la Victoria (que ganaron en 23 de los 24 distritos electorales, para presidente y vice y para diputados), y en algún lugar lo hicieron por fuera fue en La Pampa, usando la lista del Partido Humanista, y encima le ganaron a Verna, hombre de lo que el propio Lulú denomina "peronismo clásico", antes denominado por el comentarista exiliado en Uruguay (¿o ya volvió a la Argentina?) el "de mayor respeto social".

Peronismo clásico que (en tiempos de Menem) fue "pronorteamericano, capitalista y liberal" según el mismo lo dice. Y ,vieron lo que está pasando en el fútbol: con los descensos de Ríver, Huracán, Gimnasia y Central, cada vez quedan menos clásicos. 

¿Y cómo nos enteramos nosotros de estos detalles, como por ejemplo lo de La Cámpora?

Bueno, leyendo los resultados de las elecciones, y porque además lo dice en su edición de hoy el mismo diario donde escribe Morales Solá, en esta nota. Pobre Joaco, encima del 50 % de Cristina, sus propios compañeros de redacción no le dirigen la palabra, se ve. 

Lo que sí, el hombre es un tremendo analista, eh: después de ocho años de crecimiento económico a tasas chinas, baja del desempleo, aumento de salarios y reducción de la desigualdad, el tipo cae en la cuenta de que el triunfo de Cristina se sustentó en la economía; pero claro: todo es viento de cola. Lo que no explica por ejemplo por qué en Chile la Concertación perdió con Piñera, pero bueno, no seamos perfeccionistas.

Ninguno de los datos macroeconómicos que Morales Solá vuelca en su columna era desconocido antes del domingo: el plumífero a sueldo de Mitre y Magnetto eligió deliberadamente por años omitirlos, silenciarlos, poner en primer plano sus fabulaciones, por encima de la realidad. 

Pero este párrafo es una maravilla:  "Pero las sociedades no votan de acuerdo con el pronóstico de los economistas, ni de las ideas de los analistas políticos, ni según las deducciones de los intelectuales. Felizmente, porque todos ellos se apropiarían, en caso contrario, de un poder indebido.

Economistas, analistas e intelectuales tienen el deber, no obstante, de ser coherentes con sus ideas y persistir en ellas. Es también la responsabilidad del periodismo; su renuncia a ser lo que es, independiente y crítico, significaría la muerte de su razón de ser. El periodismo crítico no se equivocó. La sociedad hizo su propia selección. Es su derecho. El deber del periodismo es otro.".

Observen como el hombre se autoexcluye del fracaso, cuando él y sus cófrades que expresan las principales plumas de los medios hegemónicos (Grondona, Majul, pagni, Van Der kooy, Kirchsbaum, Lanata) figuran entre los principalísimos derrotados del 14.

Sin dejar de mencionar que (tirando por la borda todo principio de ética periodística) apoyaban sus comentarios/manijazos/operaciones/venta de pescado podrido en brumosas fuentes que nunca identificaban; pero siempre remitían a economistas, analistas e intelectuales, que ahora nos cuenta MS que le erraron el viscachazo.

Porque lo que oculta Morales Solá es que es crítico, pero no independiente: es un operador político calificado de sus patrones (si no consiguen uno mejor, no es un problema de Cristina), por su boca y su pluma se expresan los intereses de los grupos económicos que le dan conchabo; y todas sus intervenciones en los medios en que trabajan, son una descarada operación política desde el principio al fin.

Y Morales Solá como operador político (vendedor de fantasías) fue un enorme derrotado del domingo pasado, basta repasar las pifias mayúsculas de todas sus columnas en los últimos dos años, en los que pronosticaba el colapso final del kirchnerismo. Una cosa es que alguien señale que un gobierno no le gusta y lo critique, otra es que fuerce la realidad para lograr que eso pase.

Así que entonces después del éxito de Rial con Altamira, habría que pedir lo mismo para Joaquín: que consiga lentes del aumento adecuado para ver la realidad, y pomada proctológica en cantidad suficiente para reparar el daño sufrido. 

1 comentario:

  1. Estos tipos de La Nación, tan partidarios de la competitividad en un libre mercado, del premio al rendimiento, a la productividad,a la excelencia, tienen a Lulú, el empleado periodístico más ineficiente del país. Le pagan muy bien y no produce nada.¿ Y porqué le siguen pagando si no produce nada? ¿Sabrá algo Lulú y por eso no lo echan y le siguen pagando?
    ¿Tendrá Lulú guardadas algunas carpetas que comprometen ?
    El Colo

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