domingo, 11 de septiembre de 2011

HUMOR INTELIGENTE

4 comentarios:

  1. El ahora llamado "Doctor" por la inmaculada oposición.

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  2. Hace un par de semanas, con motivo de un comentario sobre humor político aparecido en el blog "Los huevos y las ideas", escribí y envié lo que a contunuación transcribo, y que también viene a cuento de lo aquí publicado. Un abrazo.
    >>Si mal no recuerdo (puede ser que los años me nublen la memoria, por qué no), hace muuuuuuuucho tiempo, con los primeros pasos de la democracia recuperada, el "Gaturro" vivía en el Jardín Botánico junto a otros cientos de mininos que nunca llegaron a la fama. Raúl Portal, por entonces conductor de un programa televisivo con buen rating, emprendió una campaña para erradicar la "plaga" (más tarde, los vecinos de Palermo descubrieron dolorosamente que las ratas son infinitamente peores que los gatos, pero esa es otra historia). Una mañana, la ciudad de Buenos Aires amaneció con la noticia de que ya no quedaban gatos en el Botánico. ¿Qué había ocurrido? (se dijo de todo, incluyendo la plausible hipótesis de que los animalitos acabaron en el estómago de sus primos felinos del Zoológico, pero esa también es otra historia). El misterio coincidió con un episodio en el aeropuerto de Ezeiza, en el que un viento transgresor le voló el quincho a Menem dejando su pelada al descubierto. Ni lerdos ni perezosos, Casioli e Izquierdo Brown ilustraron el número siguiente de Humor Registrado con la respuesta al enigma sobre el paradero de los gatos. En la portada aparecía Menem con un extraño sombrero en la cabeza. No era otro que el Gaturro acurrucado, pero aún nadie lo sabía, ni siquiera los autores de la ilustración. Aprovechando la veta, los muchachos de la Humor le metieron el gato en la cabeza a algunos otros pelados prominentes (recuerdo la tapa que tenía a Cavallo tocado con el gato al estilo Daniel Boom). Podrán imaginar que no soy ferviente seguidor de La Nación. Además, en aquellos tiempos no teníamos la posibilidad de leerlo gratis por internet. Había que ir al kiosco y garpar el diario de papel. También se lo podía ojear en algún bar mientras se tomaba un cortado con los amigos o ir a la casa de la tía solterona que lo compraba todos los domingos por el suplemento literario. O sea que no puedo asegurar cuándo ocurrió que el mencionado gatito apareció por primera vez en las cabezas de los Menems y Cavallos del prestigioso matutino, o cuándo fue que mostró el rostro y comenzó a hablar. Mucho menos puedo precisar el momento en que se bajó de los personajes, se paró un pasito atrás de la escena (al estilo del hombrecito que por entonces habían puesto de moda Rudy y Daniel Paz para dar un segundo remate a los chistes), adquirió su nombre definitivo y se largó al ancho mundo de la fama. En fin, siempre es bueno saber que con fe y perseverancia un miserable destinado al desayuno de los leones puede terminar convertido en estrella de cine. Eso les servirá de lección a la manga de vagos que viven de los subsidios estatales. Aprendan.
    www.prolhumorgrafico.blogspot.com

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  3. Si no fuera que en el ventilador puso la palabra "ventilador", no lo entendía. Debe ser humor fino.

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  4. Cualquier triciclo los deja en la puerta a estos tipos.

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