Nunca tan claramente expuesto un pacto de mutua conveniencia: Bonasso le tira a Clarín diez o doce títulos catástrofe para pegarle al gobierno, y el Gran Diario Argentino le hace una nota, para ayudarlo a vender su librito.
Librito que le permitirá sobrevivir a Bonasso a partir de diciembre, cuando deje su banca de diputado; una verdadera pérdida...de gas.
Alguna vez habrá que hacer un estudio de la importantísima contribución del kirchnerismo a la industria editorial argentina, por la enorme cantidad de libros que ha generado, a favor y -sobre todo- en contra.
Nelson Castro, Tenenbaum, Beatriz Sarlo, Fernando Iglesias (no se olviden del profesor de vóley experto en globalización) y ahora Bonasso.
Y Majul, porque al fin y al cabo todos son discípulos de Majul en este rubro.
Claro que pareciera que en este caso, cantidad y calidad son incompatibles.
Por lo menos Zamora era más digno: para vender libros, usaba los colectivos, los trenes y el subte; y eran los libros escritos por otros, con lo cual nos ahorró su prosa.
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