viernes, 2 de diciembre de 2011

QUE ME PREGUNTEN A MÍ


Por A.C.
 

El gurú de la city porteña y columnista invitado de La Nación , Miguel Angel Broda, en ésta nota, se preocupa por la crisis europea y norteamericana, y sugiere la necesidad que en el primer mundo, se tomen medidas económicas que él atacó sistematicamente cuando se implementaron en Argentina desde el año 2003. Pero tiene su lógica.

 

Igual que Melconián o López Murphy , Broda es un producto de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). Esta desinteresada fundación, una institución “independiente” y “apolítica” -según se sostiene en su página web-, fue creada en 1964 con el aporte de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la Sociedad Rural, la Unión Industrial y la Cámara Argentina de Comercio, y mantiene a la fecha miembros y directivos pertenecientes a los grupos empresarios de los sectores concentrados de la economía argentina. 

 

Doctorado en Economía en  la Universidad de Chicago, Broda ha sido durante largos años, uno de los abanderados del monetarismo en éste país, aunque ahora intente disimularlo. Desde su óptica económica importada, después de “abandonar” Fiel y crear su propia consultora (Estudio Broda), fue y sigue siendo protagonista de grandes aciertos en sus predicciones económicas. 

 

Vigente la convertibilidad, en un reportaje de la revista “Noticias” en abril del año 2000, Broda dijo: “Creo que la Argentina va a mantener muchos años el tipo de cambio fijo”, y ya en el otoño de 2001, Broda escribió: “De no mediar contagios por crisis externas de magnitud, conflictos políticos internos severos o una decisión doméstica unilateral de reestructuración de deuda, la Argentina es muy difícil que vaya al default en el año 2002”.

Siguiendo con su claridad visionaria y sus predicciones que siempre se materializan, Broda pronosticaba un dólar a $ 10 para fin de 2003, y en ese mismo año, un crecimiento del PBI de entre 2 y 4 % y una inflación de 22%, y ya en el año 2009 –en medio de una crisis internacional sin precedentes- Broda recomendaba que el Gobierno debía “devaluar más rápido” para volver a ser competitivos. Es decir que en medio del incendio, proponía exportar divisas e importar la volatilidad del mercado financiero mundial en crisis. Pero tiene su lógica.

En un reportaje de Diario Perfil en febrero de 2008, Broda explicaba que “La mayoría de mis clientes son empresas extranjeras que tienen que reportar a las matrices, y muchas de estas empresas tienen más de un consultor, casi todas poseen directores de estrategias que tienen una idea del mundo y que cuando usted va con la idea de que va a seguir todo bien, le ponen restricciones. Nadie tira la plata para culpar a otro. Las predicciones son muy necesarias, sobre todo para multinacionales globales, y han contribuido al éxito económico general.”

Como con las predicciones evidentemente no tiene éxito, la estrategia de Broda es presionar a través de los medios para conseguir medidas económicas que favorezcan a sus clientes , es decir a esas “empresas extranjeras que tienen que reportar a las matrices”, o para decirlo más claro, “reportar” siginifica transferir las divisas fruto de las ganancias locales a las casas matrices. Cuando menor sea el costo interno para las empresas extranjeras, más son las divisas que transfieren a sus centrales. Por eso siempre está enarbolando la bandera de la devaluación del peso.

Pero como Broda se encontró desde el 2003, con un Gobierno que privilegia la producción, el empleo, la demanda, el mercado interno, y que recupero e implementó la idea que el Estado debe ser un protagonista esencial  en el proceso económico, ha sido un sistemático opositor a la política económica argentina.

¿Y entonces porqué ahora hace estas recomendaciones a los países centrales?

Ahora nos dice Broda: “ Se requiere "solidaridad". El Banco Central Europeo debería hacer una expansión monetaria vigorosa, proveyendo la liquidez necesaria y facilitando la competitividad en los Piigs. Sin embargo, hoy la política pone trabas: el BCE se resiste, bajo la influencia del dogmatismo alemán, que rechaza "políticas monetarias expansivas" (por la hiperinflación de los años 20). Si por obedecer el mandato de la estabilidad de precios, el BCE sigue resistiéndose a poner los fondos necesarios corre el riesgo de quedar en la historia "como un magnífico banco central ortodoxo de una unión monetaria desaparecida".

Cuando habla de “Piigs”, se refiere a Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España, y hablando de EE.UU. nos dice que:  “El problema de fondo es la influencia ideológica de los republicanos, que se resisten a aplicar políticas de estímulo a la demanda agregada”.

¿Pero cómo Broda, si usted en Argentina se opuso siempre a políticas de expansión monetaria y de demanda agregada? No importa, tiene su lógica.

Este economista al que le interesa el país y Doctorado en  la Universidad de Chicago, sabe perfectamente que la economía que se enseña en los países centrales, no debe aplicarse en los mismos, porque cuando se privilegia la especulación, el ajuste, la contracción del mercado interno, la apertura indiscriminada de la economía, las consecuencias sociales y económicas son graves. Esas son escuelas económicas de exportación, para la periferia, porque permiten con su aplicación la transferencia de divisas a los países centrales, y los costos sociales quedan en los países que originan la riqueza.

Europa y Estados Unidos se apartaron del camino, probaron con su propia medicina y ahí están las consecuencias. Hoy se desarrolla la mayor huelga de los últimos 30 años en Inglaterra, con más de dos millones de empleados estatales que participan de la medida, mientras la derecha que triunfó en las elecciones de España, exige que antes del 6 de Enero de 2012, empresarios y trabajadores definan “nuevas condiciones” para el empleo. Es decir más despidos y bajas de salarios. 

Por eso, que los países centrales le pregunten a Broda, porque él a sus clientes, les recomienda hacer lo que considera políticas equivocadas para Argentina. Y eso tiene su lógica, cuando uno mira el mundo y la economía desde Chicago.

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