lunes, 13 de febrero de 2012

DIÁLOGO Y CONSENSO

Que difícil debe ser por momentos ser opositor en la Argentina, y más cuando decidís serlo siguiendo la agenda de los medios.

Ayer nomás el doctor los zamarreaba por haber ido a la Casa Rosada y aplaudir el discurso de Cristina sobre el tema Malvinas:


Y hoy, en la misma tribuna de doctrina, Jacqueline les descerraja esta columna:


Hay gente que esta "Cameronizada": se pone como loca, y abusa hasta el cansancio de las metáfgoras guerreras.

Calma, chicos, las elecciones ya pasaron, Cristina ganó por paliza, ustedes fracasaron, pero como decía Serrat: nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

¿Cómo es la cosa con la concurrencia de la oposición a una invitación del gobierno?

¿No estuvieron años diciéndonos que el problema era el clima de crispación, que había que generar mecanismos de diálogo para la búsqueda de los "necesarios consensos"?

¿No era que teníamos que buscar coincidencias entre oficialismo y oposición para "generar políticas de Estado que trasciendan a los gobiernos"?

¿No era, entonces era todo sanata?

O sea: como quedó demostrado cuando armaron el Grupo A en el Congreso -respondiendo también entonces a los editoriales de los grandes medios- e hicieron tierra arrasada con las comisiones y los cargos legislativos, y saboteraron todos los proyectos del Ejecutivo, ese era el diálogo y esos eran los consensos.

Resulta que los tipos de la oposición (algunos, no todos) tienen un gesto de madurez política correspondiendo a la invitación de la presidenta, van a la Casa Rosada (convocados por un tema en el que hay que anteponer el interés nacional a todo), y los sacuden como a un púching ball.

Claro: que se enojen porque el acercamiento de algunos opositores a la Rosada fue a propósito del tema Malvinas se entiende, si uno sigue la línea editorial de La Nación o Clarín al respecto (parecen diarios ingleses), pero aun así: ¿cómo hacen después de insultarlos de tamaña manera para seguir reporteándolos, o invitarlos a la tele o a la radio?

Peor aun: ¿cómo van a hacer para volver a intentar convencernos de que los votemos en el 2013 y en el 2015, porque son la salvación del país?

¿Cuáles serán entonces los títulos de los editoriales: "La oposición es una cagada, una bolsa de gatos repleta de mierda, pero es lo que hay y ya no aguantamos más esto"?

Durante toda la campaña los zamarrearon porque no se unían todos, o no aprovechaban los resultados del 28 de junio del 2009, después del 23 de octubre los sacudieron por inútiles, como si ustedes -los grandes medios y sus plumíferos a sueldo- no hubieran también sido derrotados por el Cristinazo.

Y da la casualidad que los que no fueron a la Casa Rosada (es decir los únicos que, según LN, tuvieron una actitud "digna") son los de la Coalición Cívica (aunque Pato Bullrich fue, pero está con un pie afuera) y Pino Solanas, es decir el 1,82 % de los votos en el primer caso, y el 0,4 % que se quedó en las primarias, en el segundo.

¿No será que la gente -incluyendo muchos lectores de los propios diarios hegemónicos- se habrá tomado en serio lo del diálogo y el consenso, y se cansó de los cascoteadores tipo Carrió o Solanas; y por que no, de los medios y periodistas que les alcanzan los cascotes?

Encima el pobre Jacqueline es tan bruto que, en el afán de apelar al "peronómetro" (curioso método utilizado últimamente desde las páginas del diario más antiperonista del país, para correr al gobierno de Cristina), tergiversa el sentido de la frase de Perón, que como todos sabemos planteaba (hablando de América Latina) la disyuntiva entre estar unidos o ser dominados; y no -como dice el articulista, una cosa para llegar a la otra.

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