¿Qué le critica todo el mundo al grupo empresario que opera la concesión del Sarmiento?
Que se embolsa una millonada de fondos públicos en concepto de subsidios y no los invierte para mejorar los servicios, haciendo un mantenimiento adecuado de la infraestructura, las vías y el material rodante; entre otras cosas.
De acuerdo al Presupuesto nacional 2012, la línea del Sarmiento recibiría este año $ 832.514.177 en concepto de subsidios del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios; de los que 725 millones corresponden a transferencias para gastos corrientes (por ejemplo sueldos, combustible, repuestos) y el resto, para gastos de capital: compra de equipamiento, por ejemplo.
Sin embargo Metrovías (la empresa del grupo Roggio que gestiona la red de subterráneos de la CABA) no le va en zaga: de acuerdo al mismo Presupuesto, recibirá este año para administrar el subte casi la misma cantidad que TBA: $ 830.144.916, de los que $ 757.972.127 corresponden a transferencias para gastos corrientes, y el resto (algo más de 72 millones) para gastos de capital.
Comparativamente, el estado de obsolecencia de las vías, material rodante e infraestructura de los trenes del Sarmiento es mucho mayor que los del subte, lo que requeriría mayores inversiones en ese caso; aunque probablemente la cantidad de pasajeros transportada por el subte sea igual de importante, o más.
Sin que el gobierno nacional haya disminuido un peso de esos subsidios (ofreció rebajar un 50 % el primer año desde que se concrete la transferencia al gobierno de la ciudad), Macri aumentó la tarifa un 127 %, de $ 1,10 a $ 2,50.
Y ahora exige -como condición para aceptar definitivamente la transferencia- que le garanticen la finalización de las obras que venía ejecutando la Nación (recordemos lo que pasó con´su gobierno y la famosa promesa de los diez kilómetros de subte por año), de lo contrario lo devuelve; aunque de bajar la tarifa de nuevo, no dice nada.
Es decir que la famosa eficiencia y eficacia tecnocrática del gobierno porteño (al fin y al cabo, en manos de gerentes supuestamente exitosos en la actividad privada) parece no estar en condiciones de gestionar ni siquiera ese servicio, pese a administrar el presupuesto per cápita más elevado de la Argentina, y gobernar en su distrito más rico.
Solamente le falta convocarlos a los hermanos Cirigliano para que formen parte de su gabinete.
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