PROCEDIMIENTOS DE RUTINA

A ver si se entiende: los cooperadores escolares reclaman por un presunto atraso de la Nación de varios meses en mandar las partidas con las que se suplementan los fondos provinciales para las raciones de los comedores escolares.

El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación aclara que entre julio y agosto del año pasado mandó más de 23 millones de pesos, y que para girar más fondos es necesario que la provincia rinda cuentas del uso de esos fondos, o por lo menos del 50 % por ciento del total: las exigencias de rendición se rebajan en éste caso a ese porcentaje en atención al fin que tienen las partidas, que es la comida de los pibes.

En el Ministerio de Educación de la provincia se hicieron bien los boludos durante un par de semanas en que en los medios adictos al gobierno de Bonfatti se instaló el tema para culpar a la Nación, hasta que ante la aclaración de la cartera de Alicia Kirchner no les quedó más remedio (como se ve en la imagen que ilustra el post) que admitir la verdad: las rendicionbes están atrasadas, el dinero rendido no llega ni a la mitad del enviado, y por eso la Nación no puede mandar más fondos; hasta que no se cumplimente ese requisito.

Eso sí: desde el gobierno socialista atribuyen al demora a cuestiones burocráticas, "procedimientos normales de rutina" que -según dicen- se dan en todas las provincias; y que ellos no tienen ninguna denuncia de los cooperadores de que eso afecte el funcionamiento de los comedores.

Claro, la denuncia de hace unos días no era contra ellos, y miraron para el costado, aunque sabían como venía la mano.

Es verdad que la burocracia inútil (ahora metieron en el medio al banco de Eskenazy en el mecanismo de remisión de los fondos), la morosidad administrativa, el tortuguismo de gestión son -en definitiva- marcas de fábrica distintivas del gobierno socialista, pero cabe preguntarse: ¿no podrían dejarlas de lado alguna vez, aunque sea en temas como éstos, en que están los pibes de por medio?

A menos que haya otro tipo de problemas, como que las rendiciones vengan flojitas de papeles o no se puedan hacer porque los dinerillos se estén destinando a otra cosa (con los agujeros que tiene el bote de las finanzas provinciales), en cuyo caso la cosa ya tomaría otro cariz.