Por Raúl Degrossi
Ayer analizábamos acá como se comportó la oposición política ante el anuncio de Cristina de expropiar el 51 % de las acciones de YPF; ahora le toca el turno a los medios hegemónicos, que vienen siendo la oposición real, y hasta no hace mucho, articuladora del discurso de la que ocupa roles institucionales.
Es preciso recordar que el tema estaba en primera plana o destacado hace semanas, desde que la propia Cristina embistió -por usar una expresión que les resulta grata- contra Repsol por su falta de inversiones, anticipando que utilizaría todas las herramientas legales a su alcance para revertir la situación: quizás muchos tomen nota hoy de que hablaba en serio.
La agitación mediática del fantasma de una "chavización" del kirchnerismo en materia petrolera fue in crescendo, hasta instalar la permanente versión de un inminente anuncio presidencial al respecto: todos sabemos como terminó (o aun nos faltan conocer detalles, como quien curró con el asunto) el jueves pasado con el anuncio del supuesto envío de un proyecto al Congreso, que sólo se concretaría el lunes y con otro formato diferente al pregonado por Clarín y los demás medios; ya que por caso nadie dijo antes que las acciones de Eskenazy se salvarían de la expropiación, e incluso descartaban de plano la intervención de la empresa, algo que finalmente se terminó dando.
Hubo incluso dos ejemplos de periodistas "informados" que se las saben lunga, y quedaron rotundamente pagando: Lanata diciendo el domingo a la noche en su debut televisivo que el gobierno no sabía que hacer con YPF, y Pagni el lunes en La Nación (a horas del anuncio de Cristina) en una columna en la que pretendió explicar las razones de la reculada oficial, que quedó demostrado lejos estuvo de producirse.
Como si fuera la primera vez que trataban con el kirchnerismo, trataron de manejarle los tiempos a Cristina filtrando el jueves la versión de la entrada del proyecto en el Congreso; porque en el fondo no pensaban que la decisión de ir por YPF finalmente se tomaría; y con las previsibles desmentidas oficiales ganaban tiempo (al postergarse el anuncio) para la apretada internacional que sufriría Cristina en la cumbre de Cartagena, y la presunta rebelión de los gobernadores de las provincias petroleras, o el quiebre del frente interno del gobierno por diferencias sobre los pasos a seguir.
Es que al momento del anuncio -y naufragio de Macri y caso Ciccone mediante, con coletazos como la ida de Righi- allí estaba reclutando Clarín (que conduce la estrategia) sus apoyos para condicionar a futuro a Cristina: la interna del peronismo en general, y la del kirchnerismo si fuera necesario; buscando un nuevo Alberto Fernández, pero con más volumen político. Esta desopilante columna de Curia en Clarín muestra que no cejan en el intento.
Pero volvamos al enfoque de los medios sobre el avance estatal sobre YPF: la virulencia con la que se oponen a la medida, en defensa abierta de intereses empresariales extranjeros, demuestra que no pensaban que finalmente se concretara, y subestiman el valor simbólico del asunto (algo parecido hicieron, en especial La Nación, con Malvinas) para la gran mayoría de los argentinos; incluso muchos que no quieren tener nada que ver con el kirchnerismo.
Y es que si hablamos de opiniones de peso, puede advertirse que -salvo Clarín y La Nación- nadie defiende a Respol: aunque la historia argentina es pródiga en marchas y contramarchas del humor social, desde Braden o Perón para acá, paga muy mal socialmente embanderarse abiertamente en la defensa de ciertos intereses; y pone una vez más en el tapete como poderosos anunciantes privados son los que verdaderamente condicionan (mucho más que cualquier pauta de publicidad oficial) la línea editorial de los medios.
En ese contexto, retroceden el terreno de credibilidad que pudieron haber ganado en ciertos sectores instalando el caso Ciccone: el discurso moralizador -que es el registro que eligieron para tratarlo- es un intento por recrear las condiciones de relación de esos mismos medios con el poder político durante el menemismo; pero la expropiación de YPF los regresa abruptamente a la era kirchnerista; donde vienen quedando expuestos más abiertamente como lo que son: grupo económicos con gran capacidad de presión, decididos a actuar en política tratando de imponer la agenda, siempre vinculada a la defensa de sus intereses como tales.
El discurso cualunquista que ensayaron después del anuncio de Cristina (como en la columna de Van Der Kooy comentada acá), más que un intento de explicar el nuevo panorama que se abre con la expropiación, es un guiño al pensamiento de su público (lectores, oyentes, televidentes) cautivo, una especie de llamado a cerrar filas antes de que cunda allí la duda sobre si -en este caso en particular- el kirchnerismo no está haciendo lo correcto.
La reacción de ese mismo público (por caso los comentaristas de las ediciones digitales de los diarios) asumiendo enfáticamente y con una pobreza argumental alarmante la defensa de lo indefendible (la rapacidad empresarial de Repsol, los planteos virreynales de los funcionarios españoles), más que la expresión de una porción del humor social en torno al tema YPF, denota que tipo de politización se ha activado en algunos sectores de la sociedad argentina a partir de la experiencia kirchnerista.
Pero sobre eso volveremos en otro momento.
La verdad que Walter Curia supo cubrir muy bien Casa Rosada y la sección política de Clarín. Me parece que el tipo quedó muy desubicado y no puede prescindir de su carrera en ese diario. Él no seguía esa línea y es una verdadera lástima, porque lo respetaba. Si hasta parece escribir a destajo a veces, casi como depresivo comparando a cómo escribía en otras épocas.
ResponderEliminarBueno, ahora hace estas notas.
Y dice, más increíble que la comparación con Mao aún, "todas decisiones de alto valor simbólico y fuerte impacto, que dividen opinión". ¡Dividen opinión! Dividen. No lo podía creer cuando lo leía escrito por él. Es el viejo adjetivo "controversial", "polémico".
Pero si hay algo que REUNE y AUNA opiniones es la toma del control de YPF.
Walter Curia está esperando el momento de jubilarse, a pesar de ser tan joven. Es cierto, dónde encontraría un laburo que le reditúe lo que seguramente gana en Clarín? Una lástima porque hacer los equilibrios que él evidentemente intenta es insalubre.
Saludos
Ladislao Fokas
Pero además el texto me llevó a pensar otras cosas.
ResponderEliminarLa derrota en muchos aspectos de los medios no deja de sorprenderme. Pero hay que tener en cuenta que si desde el vamos recuperar el control de YPF tiene mística, y comprobado está el apoyo casi total del arco político (en lugar de "dividir opiniones"), se suma a ello un aspecto mítico al luchar contra los poderes internacionales. Y estos medios ayudan mucho a convertirlos en una especie de Kaos del superagente 86, con el FMI a la cabeza, claro que con acento francés más que alemán (Está Lagarde...).
Es impresionante que los medios hegemónicos no caigan en cuenta que cuanto más asustan con las represalias a las que los sectores financieros internacionales pueden someter a Argentina, más elevan el aspecto épico. Los ovarios de Cristina. Cojones.
Pero también me sorprende que no se ponga realce desde nuestro lado en un aspecto, casi diría, contrario. Digo que si hace falta tener cojones para tomar una determinación no faltaron ni ESTRATEGIA ni CONSENSO.
A ver, el tema lo fueron manejando con suma cautela y preparación desde el Ejecutivo, fueron dando señales sin que trascendiera (excepto la escapada del jueves anterior, del "falso" proyecto de ley que trascendió, según algunos por el propio oficialismo). Incluso en la reunión con los gobernas de la OFEPHI hicieron salir a los asesores y ministros, reduciendo la estrategia al CONSENSO con los gobernas, y todos cumplieron ya que no trascendió. Siempre se reclama consenso... evidentemente cómo Cristina hizo participar a los gobernadores es eso, consenso previo.
La prueba de que estaba arreglado es, entre otras, que llegaron el lunes a la presentación... sin que se anunciara públicamente para qué.
Desde el gobierno evaluaron los pasos, las alternativas legales que tendría el otro y las posibles sanciones comerciales. No me importás biodiesel, fantástico, triangularé por otro país pero de paso no te importo tus industrializados y encima te pongo un planteo yo en la OMC. Porque es claro que por YPF no pueden ir a ella pero nosotros sí si ponen trabas.
Y sí, la caja. La caja del Estado para mejorar la sociedad y las posibilidades del pueblo, harto de que le pasen por encima.
Lo que prueba todo es la gran altura de estadista de Cristina: cálculo estratégico, manejo de las variables, preparación legar de las posibles 'retaliaciones', discurso preparado, esperar a después de la Cumbre de las Américas para que la misma no se desvirtúe con este tema sino que tuviera el peso de Malvinas, negociaciones previas con Petrobras...
Y el sentido claro de que la sociedad acompañaría. O sea, la percepción de cuáles son los tiempos actuales. Una estadista.
Saludos
Ladislao Fokas