La semana que culmina tuvo como hecho más destacado el discurso de Bonfatti ante la Asamblea Legislativa el 1 de mayo; más por el contexto político que lo rodeó, que por los anuncios concretos sobre futuras medidas de gobierno, que ciertamente brillaron por su ausencia.
La tradicional caminata desde la Casa Gris hasta la Legislatura del gobernador y su gabinete estuvo acompañada por escraches varios (donde no faltó algún que otro insulto); desde los protagonizados por los militantes de "100 % Santafesino" (el partido que orienta el diputado nacional Oscar "Cachi" Martínez, en el círculo rojo detrás de Binner en la imagen), hasta los que tuvieron por protagonistas (ya en la misma plaza del palacio legislativo) a los miembros de la Corriente Clasista y combativa, que vinieron motorizando en las últimas semanas piquetes en todos los acceso a la ciudad, y la toma de viviendas (aun ocupadas) en planes que construye el gobierno provincial.
El hostigamiento de los militantes que responden a Martínez (que motivó una durísima queja del ministro Galassi) responde a la estrategia que éste se viene trazando de un tiempo a ésta parte: desmarcarse del PJ provincial (en cuya interna del año pasado jugó, acompañando en la fórmula a Rafael Bielsa) con un discurso ultra opositor, que denuncia un pacto de connivencia entre Bonfatti, los senadores del PJ y otros sectores del partido opositor, para votar la reforma tributaria propuesta por el socialismo y la autorización al Ejecutivo para emitir letras.
Sin poner nada en juego en las elecciones nacionales del 2013 (no debe renovar su propia banca, obtenida colgado de la boleta de Cristina el 23 de octubre),"Cachi" tiene la mira puesta en las provinciales de ese año, donde se renovará la mitad de los Concejos municipales -entre otros cargos- y su partido cuenta con desarrollo en las principales localidades de la provincia (quizás con la excepción de Rosario), como para aspirar a obtener algunas bancas. La misma estrategia que en 2007 y 2009, pero esta vez confrontando con el FPCyS, al que entonces le hacía guiños.
Por el lado del PJ, la unidad traducida en la lista única encabezada por José Freyre para conducir al partido, parece no reflejarse más allá de eso: los ocho bloques en que se fragmenta el peronismo en Diputados no logran acordar una postura común para abordar el mensaje de Bonfatti pidiendo autorización para emitir letras, y se supone que lo mismo pasará cuando aterrice allí la reforma tributaria, en estudio en el Senado.
Mientras tanto Jorge Obeid sigue en campaña (no declarada formalmente) para intentar llegar otra vez a la gobernación en el 2015, asumiendo claramente el rol de kirchnerista resignado (o rendido ante la evidencia del 54 % presidencial), y buscando captar el electorado que dejó huérfano el ocaso de Reutemann: aunque suela profesar una no muy convincente fe oficialista, su discurso es idéntico al que exhibiera para saltar del kirchnerismo al peronismo federal, después del conflicto con las patronales del campo por la resolución 125.
Puesto a opinar sobre el tema YPF, acumuló varias perlas en ese sentido: reclamó participación de la provincia en las ganancias de la petrolera, el pago de regalías sojeras (una originalidad a contrapelo de toda norma legal) a las provincias que no cuentan con el oro negro como recurso pero que sí son pródigas en el poroto verde, y comparó a la petrolera cuyo control acaba de recuperar el Estado con Aerolíneas Argentinas, expresando su deseo de que no se repita la -según entiende- mala gestión estatal de ésta.
Al parecer, el paso de regreso del hombre al kirchnerismo no lo ha cambiado mucho, o no se sintió muy convocado por el espíritu del acto de Vélez.
Hablando de YPF: 16 de los 19 diputados nacionales santafesinos votaron a favor de la nacionalización; las excepciones fueron Carlos Favario (PDP), Daniel Germano y Carlos Carranza, estos dos últimos provenientes del dedo de Carlos Reutemann; es decir todos dinosaurios políticos en trance de desaparición, un dato que marca el clima de época.
En la semana que se cierra hubo también fuertes cruces entre Agustín Rossi y Miguel Del Sel, que criticó duramente al gobierno de Cristina, pero por hechos provinciales o locales que son responsabilidad de Bonfatti o los gobiernos municipales, como el desmalezamiento de los barrios marginales o la inseguridad: habrá que poner más esmero en las clases de la escuelita PRO para preparar al seguro candidato a diputado nacional por la fuerza que conduce Macri en el 2013.
Sin embargo, Del Sel es otro que trata de usufructuar un recurso que tantos réditos le diera por años en Santa Fe a Carlos Reutemann: la imagen del hombre común de la calle lanzado a la política pero que no se asume como tal, y que siempre es nuevo en el oficio: es un desafío a las fuerzas políticas tradicionales contrarrestar ese discurso sin apelar exclusivamente a los relatos ideológicos.
Pero volviendo al principio: la misma CCC cuyos militantes insultaron a Bonfatti mientras es en Buenos Aires alentada (por lo menos por omisión) por Binner, enfrenta en Santa Fe denuncias judiciales, procesos en contra e intimaciones de desalojo por la fuerza pública motorizados por igual por los socialistas del gobierno provincial, y los radicales del municipal; aunque a éstos últimos la justicia les haya negado legitimación en las causas abiertas; lo que no les impidió montar otra conferencia de prensa acusándolos de ser unos de los que obstruyen deliberadamente los desagües de la ciudad en barrios que suelen inundarse.
En ese marco no dejó de sorprender la soledad con que Bonfatti y su gabinete emprendieron la accidentada caminata a la Legislatura: sin presencia de militancia radical o socialista a la vista (estos últimos, de grupos juveniles conocidos en los corrillos como "La Ghioldi", optaron por retirarse ante el escenario adverso), y con la sóla compañía de algunos militantes de PARES, uno de los socios menores del Frente Progresista que orienta el diputado nacional Antonio "Toni" Riestra.
¿Será quizás por eso que, el mismo 1º de mayo y en medio de los festejos por el día del trabajador, el gobernador optó por agasajar a la dirigencia sindical en el Salón Blanco, y firmar un convenio con la CGT Regional Santa Fe (del moyanista Alberto Sejas para que la centrqal obrera y los gremios que la componen concluyan planes de vivienda en marcha y las casa se destinen a sus afiliados?
Claro que no todo es firmar convenios: el detalle no menor es que las casas que se asignarían a la CGT santafesina son ni más ni menos que las que hasta el día de hoy permanecen ocupadas, en buena parte por militantes de la Corriente Clasista y Combativa.
Como la dirigencia gremial reporta a Hugo Moyano (en conflicto con el gobierno nacional, autoexcluído del acto en vélez) puede perfectamente pensarse que trata de dar una señal a la dirigencia del PJ local (en el que todos se reconocen formalmente como adherentes al kirchnerismo), de que el sindicalismo peronista buscará interlocución propia con el socialismo cada vez que pueda.
Y encima el jueves la Asamblea Legislativa (controlada por el PJ) rechazó cuatro de los pliegos para la justicia propuestos por Bonfatti, entre ellos el del ex Secretario de Seguridad de Binner que renunció a días del fin del gobierno para participar de un controvertido concurso. ¿Una especie de caso Reposo en escala santafesina?
Y encima el jueves la Asamblea Legislativa (controlada por el PJ) rechazó cuatro de los pliegos para la justicia propuestos por Bonfatti, entre ellos el del ex Secretario de Seguridad de Binner que renunció a días del fin del gobierno para participar de un controvertido concurso. ¿Una especie de caso Reposo en escala santafesina?
Lo que se dice una semana donde -de un modo u otro- en el ring de la política santafesina, todos se enfrentaron con todos como los famosos "Titanes" de Karadagián; o si se quiere una imagen más actual (y más cercana a la nomenclatura política provincial), como los protagonistas de "100 % Lucha".
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