La columna semanal de Susanita Viau es como una sesión de psicoanálisis: cree que los lectores somos el analista, y nos cuenta las obsesiones que tiene con Cristina y todo lo que la rodea, sea su vestimenta, como habla, sus hijos, lo que hace, lo que no.
Todo lo demás es una excusa, como por ejemplo el supuesto treeeemendoooo atropello contenido en el proyecto de Código Civil (y Comercial, te agregamos Susy) del que habla hoy en el título, pero sólo empieza a desarrollar hacia el último tercio de la nota (los dos tercios anteriores son para lo mismo: proyectar su fobia hacia Cristina).
Es al pedo traer a colación la referencia histórica de que el Código Civil vigente fue aprobado en 1869 en la presidencia de Sarmiento a libro cerrado (levantaron una vez la mano para votar de un sólo saque los 4051 artículos) a expreso pedido de Vélez Sarfield (autor del Código y entonces ministro del Interior); que bastaría para desmentir la indignación de Sanz.
O recordar que los propios radicales hicieron votar en el 2001 la Ley 25.414 para darle los superpoderes a Cavallo en tres (3) días exactos desde que entró el proyecto al Congreso hasta que fue promulgado por De La Rúa.
No, lo más absurdo de la nota de la indignada Viau, traduciendo al indignado Sanz (con que facilidad se indigna alguna gente) es cuando dice que el mendocino es un hombre equilibrado, que se cuida de los exabruptos.
¿Sí Susanita, estás segura che?
Porque podría no ser exactamente cierto:
A menos que, desde el punto de vista de Viau, el brulote de Sanz no cuente como exabrupto; a tono con el discurso predominante en los cacerolitos porteños de los últimos días.
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