viernes, 22 de junio de 2012

GOLPE DE ESTADO EN PARAGUAY


Tras una farsa de juicio político, en menos de 30 horas, sin derecho a defensa, con mociones de censura en el debate parflamentario, el presidente constitucional del Paraguay fue destituído por el Congreso, a menos de diez meses de las futuras elecciones.

Un papelón, un bochorno, una auténtica vergüenza condenada por todos los demás países miembros del Mercosur y la Unasur, que aplicarán las cláusulas de protección de la democracia de los tratados regionales para aislar este nuevo atentado contra las instituciones en América Latina.

Esto es la derecha actuando sin filtros ni disimulo: primero matan por conservar tierras, luego le tiran los muertos a alguien y los usan como excusa para tomar por asalto el poder que no pueden obtener por las urnas.

Así demuestran cuánto les interesan el diálogo, el consenso, las instituciones, la república, la división de poderes y todas esas pavadas con las que se llenan la boca todo el tiempo.

Una terrible lección para que aprendamos porque después de Venezuela en el 2002 y Honduras en el 2009,  y de los intentos en Bolivia y Ecuador, las balas pican cada vez más cerca.

Y no nos son tan ajenos los hechos: además de la amistad fraternal que nos une con los hermanos paraguayos, de vicepresidentes traidores y legisladores golpistas acá sabemos un toco.

Si no lo padecimos nosotros antes, es porque no pudieron, no porque no hayan querido. 

Y en cuanto puedan lo van a volver a intentar, del modo que tengan al alcance: autoacuartelando policías como en Ecuador, o caceroleando para comprar dólares mientras piden la libertad de Videla o que nos invadan los EEUU, da lo mismo.

Porque el problema de estos tipos es con el pueblo y la democracia, no con un circunstancial gobierno, ni en Paraguay, ni acá ni en ningún  lado. 

Más allá de lo que acertadamente se apunta acá en el blog del Fusilado sobre las condiciones personales de Lugo y la debilidad de su construcción política; aspecto éste último que también contribuyó decisivamente al desenlace.

Y que es un detalle para que nosotros acá tengamos muy pero muy en cuenta.

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