Una verdadera pena, se marcha uno de los ministros más destacados del gabinete de Bonfatti: todos los días lo destacaban ampliamente en los titulares de los diarios.
Y no van a creer en las bolas que ruedan por ahí, de que al tipo lo rajaron porque se le venía encima una interpelación en la Legislatura, por los problemas de inseguridad que hay en la provincia; o por el escándalo de la fuga del violador de la peatonal, no señor.
Tampoco porque trascendió que desde la policía de la provincia que depende de, él se filman las protestas sociales, y el admitió que tenía conocimiento y que le parece perfectamente normal, para tener pruebas por las dudas se cometiera un delito, nada que ver.
O que fue acumulando desgaste por su propensión a declarar cosas en los medios luegos desvirtuadas por la realidad, como cuando salió raudo a decir que una camionera encontrada abandonada con droga era del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
O que fue acumulando desgaste por su propensión a declarar cosas en los medios luegos desvirtuadas por la realidad, como cuando salió raudo a decir que una camionera encontrada abandonada con droga era del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Menos que menos vayan a creer que Corti se va porque no pudo dominar a una policía acostumbrada a manejarse sóla, donde tuvo que descabezar por escándalos de corrupción a toda la cúpula de Drogas Peligrosas, luego de que Binner se jactara de lo bien que andaba el área en su gobierno, al punto que Bonfatti (y el propio Corti) sacaran de ahí a Toniolli para ponerlo como Jefe de Policía; por favor, como van a asociar una cosa con la otra.
Y mucho menos se les ocurra pensar que fue por el papelón de haber dicho que la fuga del violador era un claro episodio de corrupción policial (que la hay, y a montones), o parte de un intento de desestabilización, generado desde dentro de una fuerza policial frente a la cual el propio Corti (junto con Bonfatti y todo el gobierno, al igual que lo hiciera Binner en los cuatro años anteriores) claudicó una y otra vez, comenzando por desterrar finalmente al olvido la reforma votada por la Legislatura durante el gobierno de Obeid.
Tampoco imaginen o conjeturen siquiera que el ministro renunció porque crecian las manifestaciones ciudadanas reclamand por la inseguridad, hasta en la propia casa particular de Bonfatti en Rosario.
No señores, hablemos claro: el ministro Corti no se va por nada de todo eso, sino porque lo desautorizó Bonfatti y dispuso que el partido entre Rosario Central y Patronato se juegue finalmente en la cancha de Colón.
Así que sépanlo: cuando se juegue el partido, cada uno que le lance un botellazo al linesman, cada barra que la emprenda a piedrazos contra los micros de la otra hinchada, estará contribuyendo a agigantar la figura de Leonardo Corti, uno de los mejores ministros de Seguridad (ojo: los anteriores fueron Cuenca y Gaviola, tampoco la pavada) que tuvo la provincia.
Sobre todo ahora que se fue.
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