Claro que acá estamos hablando de cosas un poco menos urgentes que el sueldo o la jubilación (un poco, no, parece).
Pero te tiramos otros ejemplos, para que veas que no es nada personal: vos sabés que si los impuestos no fueran obligatorios, nadie los pagaría.
Y sin rejas y celdas con paredes acolchadas, los locos andarían sueltos por la calle.
Aunque pensándolo bien, como dicen: no son todos los que están ni están todos los que son.
El tuyo sería un ejemplo del segundo caso.
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