miércoles, 4 de julio de 2012

LA BATALLA CULTURAL


Cosas como éstas son las que hacen pensar -por momentos, a lo mejor después se nos pasa- que no estamos ni cerca de empatar la famosa "batalla cultural".

Porque pongámosle que Clarín miente o exagera, o que los pibes son los hijos de los tipos que en Tucumán no lo votan a Alperovich, ponéle todo eso.

Pero que esos pibes, que van a una escuela pública (capaz que una de las 150 que el gobierno nacional construyó en Tucumán desde el 2003, como apunta acá Aldo Ulises Jarma desde allá), y reciben las net book de Conectar Igualdad, le hagan un planteo a la ministra de que lo quieren ver a Lanata porque lo censuran; hay algo que no cierra.

O sea: verlo por la tele de Buenos Aires a Lanata, para que les cuente lo que está pasando en Tucumán, que ellos pueden ver con sus propios ojos.

A Lanata, que pasó por Tucumán o en realidad la llevó a Buenos Aires a Barbarita (¿se acuerdan de Barbarita, la piba tucumana que lloraba de hambre?) allá por el 2002 para mostrar el hambre en directo en horario estelar como dice León Gieco, y después se olvidó. 

Se olvidó porque Barbarita (y muchos pibes y pibas como ella) salieron de la pobreza o la indigencia, sea porque sus viejos consiguieron laburo, o hasta porque cobran la asignación universal, si querés; y entonces a Lanata y su discurso berreta y antipolítico ya no le interesaban.

Acá tienen resumida en un video la historia de Barbarita, por si ayuda:



Por eso Lanata no volvió más a Tucumán, la borró de su geografía mental; justo pero justo cuando hubo gobiernos y políticas que la habían incluído, después de años de olvido.

Y volvió para decir que lo censuran, a él y su programa, coherente al fin con su visión del mundo: la que se ve desde adentro de su propio ombligo.

Alguno podrá decir que igual hay un cambio cualitativo en la situación que implica un triunfo histórico del kirchnerismo: antes los pibes tucumanos eran noticia (incluso para Lanata) por el hambre y las lágrimas de Barbarita; y ahora otros pibes tucumanos son noticia porque piden ver a Lanata, mientras reciben net books del Estado (del Estado, no del gobierno) para tener mejores oportunidades educativas.

Pero igual: si a todo lo dicho le sumamos que el reclamo de ver a Lanata pega en aquéllo de la ley de medios de promover la diversidad cultural regional y apostar a las producciones audiovisuales locales (para que la tele y la radio nos reflejen a todos los argentinos y no sólo a lo que los medios metropolitanos dicen que somos), el episodio no deja de doler un poco; y de hacernos pensar que hay algo que estamos haciendo mal.      

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