Hace poco decíamos que el hombre venía pidiendo pistas para hacerse acreedor las negritas de Nestornautas en sus columnas; pero destacábamos otro elemento: lo tremendamente berretas que son, mientras presume siempre de tener altísimas y calificadísimas fuentes dentro del gobierno que le anticipan en exclusiva los movimientos de Cristina, nunca pega una: a la hora de las medidas que el gobierno efectivamente toma, Mariano Obarrio se entera por los diarios, siempre que no lea sólo La Nación.
Y ésta columna de hoy no es la excepción: ahora resulta que el sagaz de Obarrio descubrió de golpe que, después de pagar el Boden 2012, el año que viene será menos complicado para el gobierno desde el punto de vista financiero porque tendrá menos vencimientos de deuda, impresionante; le encontró el agujero al mate.
Y aunque no fue en el primer intento, hay que anotarle el mérito: parece que habría ido al Ministerio de Economía y consultó el cronograma de los vencimientos de la deuda externa, que está fijado desde el año 2005, cuando se hizo el primer canje y reestructuración durante el gobierno de Kirchner.
Lo que se dice un acceso a información privilegiada y confidencial.
Pero Obarrio fue por más, y desentrañó (mediante sus fuentes confidenciales en el riñón mismo del poder) el principal propósito del kirchnerismo: tomar medidas que impacten en el electorado, para poder ganar las elecciones del año que viene, conservar la mayoría en el Congreso y -eventualmente- impulsar la reforma de la Constitución para que Cristina tenga la posibilidad de acceder a otro mandato.
Im-presionante; además de sorprendente, algo nunca visto: que una fuerza política que gobierna, piense en como hacer para ganar las elecciones que tiene por delante, y permanecer en el poder.
Ojo, tampoco crean que acertar eso era tan fácil: hay que tener las calificadísimas fuentes que tiene Obarrio dentro del gobierno (que si verdaderamente existen, se deben estar cagando de risa mal), y (esto es el detalle más importante) no tienen que estar en el gobierno los radicales, que creen en la necesidad de la alternancia.
Tanto creen, que siempre se van antes de que se les termine el mandato, pero acá el tema es otro, y es el famoso asunto del 82 % móvil; que es el que demuestra que Obarrio frutea, y mal.
Todos los demás asuntos (la suba del mínimo no imponible de Ganancias, el reajuste de la AUH, la cuestión de las obras sociales) están en la agenda hace rato, y es claro que -más tarde o más temprano- el gobierno los terminará impulsando cuando las cuentas públicas le permitan hacerlo: hasta ahí Obarrio sigue en su especialidad, ser un profeta de obviedades.
En cambio la cuestión del 82 % móvil metida ahí en el medio da para reírse: pensar que el gobierno impulse esa medida (que tendría un costo fiscal inmenso) sólo para llegar a las elecciones y después se desentienda de como pagarlo de ahí en más (o sea: todo el resto de éste mandato de Cristina, y otro eventual mandato más, reforma constitucional mediante) es un disparate que sólo puede caber en la cabeza de Mariano Obarrio.
Y el otro detalle que marca a las claras el nivel de estupidez de la columna (en general y en éste punto en particular) es cuando dice que, aunque se impusiera el 82 % móvil para los jubilados, la mejora se licuaría en meses por efecto de la inflación.
Primero porque si se pudiera llevar a todas las jubilaciones al 82 % móvil de lo que perciben los trabajadores en actividad, el aumento en los haberes estaría bastante por encima de la inflación (porque además hay que considerar los aumentos que ya dio el gobierno por la ley de movilidad); y segundo porque parece que -si la medida la impulsara el gobierno- sería medio como al pedo o inútil, de acuerdo a la puntualización de Obarrio.
Si es así (y se desprende de lo que dice Obarrio que él piensa que sí), no se entiende como la oposición impulsó esa misma medida en el 2010 sin definir ninguna fuente de financiamiento para costear el gasto que implicaría, lo que obligaría al Estado a emitir moneda para cumplirla, aumentando en consecuencia (según la línea de razonamiento de Obarrio) la inflación y la "licuación" del beneficio.
Y menos aun se entiende por qué entonces los medios hegemónicos (entre ellos, La Nación) apoyaron la medida cuando el "Grupo A" la impulsó en el Congreso, y hasta hoy la siguen reclamando, cuando piden que se resuelven los juicios que afronta la ANSES por reajuste de haberes (de hecho, la columna de Obarrio de hoy dice que el gobierno estudia adoptar la medida "por la presión judicial").
A menos que Obarrio nos esté diciendo de un modo sutil (como para que no se den cuenta en el diario donde escribe, y no lo reten) que Cristina tuvo toda la razón del mundo cuando lo vetó en el año 2010.
Este coso , desconoce la ley de la gravedad .Vomitó parriba (una escupida juerte ) ; adimá descubrio el agujero e´l mate , y va por la polvora, guarda. Un calaboracionista ütil.- Ja
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