La obra del nuevo hospital Iturraspe fue objeto de varios post en Nestornautas, el último de ellos éste; justo cuando el gobierno provincial anunciaba la licitación de la segunda etapa, sin previamente haber terminado con la primera.
También hace poco decíamos acá -ante el pedido de Bonfatti para que la Legislatura lo autorice a endeudar a la provincia en 500 millones de dólares- que se terminaba pagando el costo de la inutilidad para gobernar, aun en un contexto en que Santa Fe dispuso de muchos recursos genuinos, como consecuencia de un ciclo prolongado de crecimiento económico a tasas chinas.
Y lo que ha pasado con las ofertas que se presentaron en la licitación de la segunda etapa del hospital es un buen ejemplo al respecto: estuvieron todas por encima del presupuesto oficial, en un rango que oscila entre el 23,52 % y el 70,57 %.
Nosotros no vamos a defender acá a las empresas contratistas (acostumbradas a enriquecerse a costillas del Estado), sino a anotar el dato, del que surge que -como mínimo- las dos ofertas más caras están mal hechas (o lo que está mal hecho es el presupuesto oficial y la oferta más barata), o estamos en presencia de una maniobra de presentación de ofertas ficticias, para cubrir el verdadero propósito, que es terminar adjudicando la obra a una propuesta que está un 23,52 % por encima del presupuesto oficial.
Pero aun pensando bien, y suponiendo -reiteramos- que ese presupuesto estuviera bien hecho (en el tortuoso proceso de la primera etapa hubo errores gruesísimos, usados para encubrir sobreprecios luego reconocidos a la contratista vía adicionales de obra), lo que dejan claro las cotizaciones es que las empresas se están cubriendo, ante la eventualidad de que, una vez adjudicada la obra y comenzados los trabajos, tengan que pasar varios meses para que puedan cobrar los certificados.
Como les está sucediendo actualmente a todas las contratistas, en todas las obras que hacen por cuenta y cargo del gobierno provincial.
A lo que hay que sumar que en el Presupuesto 2012 esta segunda etapa de la obra tiene asignado créditos por 5 millones de pesos (se supone que para la parte de obra que se ejecutaría éste año), con financiamiento del Tesoro a través de Rentas Generales; a diferencia de la primera (e inconclusa aun) parte, que tuvo financiamiento integral con los recursos del Fondo Federal Solidario, o fondo soja.
Eso hace que las empresas no tengan la certeza (aun ganando la licitación y firmando el contrato) de cuando va a empezar la obra, si va a empezar o no éste año y si empieza, si podrán cobrar los certificados que se vayan devengando; y esa incerteza la trasladan a los costos de las ofertas.
Lo que se dice el costo de ser inútil, en éste caso el que pagamos todos, aunque el inútil sea el gobierno provincial.
Que empresa va a cotizar con un margen de ganancia razonable, si los pagos de los certificados dependen de los inútiles del gobierno "socialista" y encima dicen que van a pagar con fondos de rentas generales, mientras están pidiendo a los gritos endeudarse porque no cubren los gastos corrientes.
ResponderEliminarEn esta situación, el negocio para las empresas constructoras no es la obra,que ya saben que no van a terminar.
El negocio es financiero: ajustes de certificaciones impagas,adicionales, reclamos de mayores costos y finalmente,resolver el contrato por falta de pago. Luego, juicio, incluyendo certificados impagos, intereses e indemizaciones.
Para que se presentenm cotizaciones lógicas,Bonfatti tiene que llamar a licitación en Júpiter o Neptuno.
El Colo.