La trayectoria de Adolfo Pérez Esquivel como incansable luchador por los derechos humanos (tanto en dictaduras como en democracia) está fuera de toda discusión, y no porque le hayan entregado un Premio Nobel de la Paz, (cuando ése premio no se lo daban a cualquiera y no como ahora, que hasta Obama lo ganó); tampoco es eso lo que nos interesa analizar.
Ni siquiera su opinión crítica respecto del gobierno nacional en ciertos temas (como la minería o la situación de los pueblos originarios), porque tiene todo el derecho del mundo de opinar distinto; hasta en muchas de sus visiones al respecto se puede coincidir; sin dejar por eso de apoyar el proceso abierto en el país el 25 de mayo del 2003.
Lo que deja dudas en torno a Pérez Esquivel son ciertos posicionamientos políticos (que un hombre de su trayectoria no puede desconocer que son tales), que terminan siendo funcionales a intereses que están en las antípodas de aquellos por los que él mismo ha peleado todos estos años.
Como pasa con las declaraciones que refleja la imagen que ilustra el post, y que tienen que ver con la interna política del peronismo bonaerense y la puja entre Scioli y Mariotto.
No podrá alegar Pérez Esquivel ingenuidad para pretender desconocer que, en los términos en que está planteada en el país la disputa política, toda opinión o posicionamiento de una figura pública respetada y relevante como es él, será utilizado por quienes confrontan con el gobierno si es funcional a sus intereses; sin ningún pudor: el impactante título de Clarín es una muestra clara de eso.
Y más desubicadas todavía lucen sus apreciaciones sobre la interna bonaerense (que incluso en el fondo no es tampoco el caso de discutir acá, donde analizamos el contexto) en éste caso, cuando (como integrante de la Comisión Provincial de la Memoria) presentó el informe sobre la gravísima situación de los presos en el sistema penitenciario provincial.
Situación que viene de larguísima data y que ha motivado muchas de las denuncias que la Argentina tiene ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por violaciones graves a los derechos humanos; y que no ha hecho sino agravarse en la gestión de Daniel Scioli, justamente por la decisión del gobernador bonaerense de darle vía libre a su ministro de Seguridad Casal (un ex agente penitenciario, justamente) para implementar políticas de mano dura, que incluyen carta blanca al Servicio Penitenciario para vulnerar los derechos de los detenidos: no hace falta que nosotros le recordemos ésto a Pérez Esquivel, que lo conoce mucho mejor.
Como también debería tomar nota de un contexto en el que los mismos medios (empezando por Clarín, pero no terminando en el diario de Ernestina) están demonizando el trabajo político en las cárceles, con la saga del Vatayón Militante y las salidas de los "presos K"; mientras Cristina (la que según Pérez Esquivel, estaría instando a Mariotto a limarle el piso a Scioli) defendió públicamente la política de reinserción que ensaya el Servicio Penitenciario Federal, con todos los costos que ello implica; y que el premio Nobel no debería desconocer, porque las cosas que le dicen por eso, él las viene escuchando por años desde el Servicio de Paz y Justicia, y todos los organismos en los que ha participado.
Como tampoco debe desconocer (o no debería al menos) que justamente uno de los motivos de fricción entre Scioli y su vice Mariotto es la dramática situación de las cárceles bonaerenses y los albergues de menores; como que, a poco de asumir, los visitó personalmente para interiorizarse del tema, con la compañía de Horacio Verbistky y el CELS.
De modo que soslayar éstos aspectos (y desconocer ése contexto en el cual sus palabras terminan cayendo) para ensayar una crítica pueril al estilo de "no se peleen chicos, piensen en la gente" es, como mínimo, ingenuo; si no es otra cosa.
Muchachos, cada vez que se dice la verdad se hace el juego a a derecha? Nadie niega, o por lo menos yo, que se hicieron políticas acertadas en estos años y que no es el país que pinta clarín. Pero creo que hay contradicciones fuertes en el kirchnerismo que atentan contra los intereses del pueblo y eso hay que decirlo. O le vas a pedir a un aborigen patoteado por sus tierras que se calle porque le hace el juego a la derecha? ¿Le pedirías a un trabajador que no hable del impuesto a las ganancias porque clarín lo pone de titular? ¿Le dirías a los pueblos mineros que no digan que la minería a cielo abierto contamina porque favorece a la oposición? Ahí es donde mean fuera del tarro, no quieran imponer el pensamiento único.
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