sábado, 30 de marzo de 2013

BERGOGLIO


Por Elabas Ave

Se me ha dicho, como acusación, que soy agnóstico (que no lo soy y como si serlo merecería una imputación), lo cual me ha llevado a hacer una introspección y reafirmar mi convicción católica. Ello no implica que mi divorcio de la jerarquía eclesiástica, desde hace más de treinta años, me inhiba para criticarla (a veces con dureza) o alabarla (no recuerdo cuándo fue la última vez). Sí tengo la mejor de las impresiones con algunos feligreses y curas párrocos, que para mí son el substrato moral que tiene, aunque es escaso. Ahora, si todo eso significa que soy culpable de agnosticismo, lo confieso.

Así las cosas, y desde esa postura, me puse frente al televisor para enterarme sobre la designación terrenal del “representante” de Dios.

Y cuando escuché el apellido Bergoglio, a decir verdad, me quedé mudo, con una mezcla de sorpresa (sinceramente nunca pensé en él como probable Papa) y de indignación.

Con el correr de las horas y los días, mi ánimo fue objeto de distintas sensaciones entremezcladas en forma simultánea, ante las sucesivas informaciones que iba buscando.

Y como conclusión debo decir que mi indignación se transformó en conformismo. No en conformidad. Pudo ser mejor, pudo ser peor. Parece que la Iglesia se salvó de Scola o Scherer, aunque quizá se perdió a O´Malley. Quién sabe? Y creo que esa es la evaluación que se ha hecho desde el gobierno, quien además debe mantener relaciones diplomáticas con el Vaticano e, internamente, se ha dado cuenta que Bergoglio no encarna lo peor de la oposición.

Como no me gusta chuparme el dedo, que normalmente lo tengo sucio, dejo pasar las posturas cambiantes de Pérez Esquivel y Jalics y prefiero enmarcarlas dentro de esa misma línea: Bergoglio es el mal menor y además es argentino. Hay que salir a bancarlo.

Y por último, los gestos del Papa. En realidad uno espera cambios utópicos en la Iglesia, que no descarto verlos. Pero no puede atribuirse a los gestos más importancia que la que tienen. No hace falta mucho para diferenciarse de Benedicto. El único importante que rescato de Francisco es respecto a nuestra Presidenta. Y no por una cuestión de ser kirchnerista, sino porque creo que el Papa también se ha dado cuenta lo necesario que es tener el reconocimiento merecido, para que nuestra tierra siga avanzando en materia de justicia social. Y a eso, seguro que no se lo puede esperar de la oposición.

2 comentarios:

  1. En principio por no estar seriamente informado sobre su actuación durante la dictadura, a pesar de ser un continuo lector de Verbitsky y de no poder leer mas de tres renglones seguidos de H. Gonzalez, tengo al respecto mas dudas que certezas, en cuanto a su silencio me permito recordar que fue la cara visible de un cuerpo colegiado, para peor muy conservador, y aunque a mi me ha hecho mucho ruido sus amistades políticas y sus posiciones respecto a lo actuado por el gobierno nacional, hoy está en otra liga, sus interlocutores van desde Obama a Xi Jinping pasando por Putin, y entonces debo dejarle el margen de duda necesario para verlo caminar con sus nuevas sandalias.
    Por de pronto esa es, según mi opinión la mejor de las políticas, como decía el General por la bosta se conoce el pájaro.
    Debo aclarar que tanto la actitud de Francisco como la de Cristina ante esta novedad fue impecable, y como dijo el militante K, Santiago Curci, que encontré en el Blog de Abel.

    “La velocidad de CFK y Bergoglio para metabolizar la novedad y tirar buena onda ilustra por qué ellos construyen poder y nosotros comentamos“.

    Nunca menos y abrazos

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  2. Permítanme firmar al lado de Elabas Ave y de Norberto. V.ST

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