viernes, 13 de septiembre de 2013

PESADA HERENCIA


Leemos a Bonelli en la corneta de hoy con si inimitable estilo: "Cristina Kirchner desanimó a todos los hombres de negocios durante la reunión privada en la Casa Rosada: les dijo que no va a pagar el costo político de hacer las correcciones que se necesitan para enderezar la economía y llegar en forma ordenada al 2015.

Fue una definición dura y fuerte: por primera vez se refirió al tema y dejó traslucir que pretende dejarle al próximo presidente la herencia de ajustes que engendra la política que ahora lleva adelante la Casa Rosada. Cristina sugirió, además, que antes de corregir sus desaciertos económicos prefiere renunciar y dejar el gobierno.

Cristina se transformó cuando se apagaron los reflectores y se dedicó a criticar a la Unión Industrial y a la Asociación de Bancos Argentinos.
Identificó a las dos entidades con el deseo empresario de que pague el costo político de reacomodar la economía antes del 2015 y evitar dejarle una bomba de tiempo al futuro presidente. Cristina dijo que persistirá con su estrategia y que no está dispuesta a corregir nada, y rechazó llevar adelante “un plan de metas de inflación, porque eso implica enfriar la economía y devaluar”. Ahí fue cuando mencionó a la UIA y a ADEBA, vinculándolas con los grupos que pretenden ordenar la economía para despejarle el camino al futuro gobierno.
Su bronca fue una respuesta a las últimas declaraciones de Héctor Méndez y Jorge Brito. Ambos decidieron faltar al encuentro."

Lo primero que se puede señalar es que Bonelli pretende que le creamos que tuvo data de la reunión por fuentes en el gobierno, cuando en rigor si lo supo, es por los empresarios presentes; porque además el tono mismo de la nota está dictado por los intereses de ellos: la economía sería un desastre, hay ajuste inevitables e impostergables que hacer, y si logran que los haga Cristina antes del 2015; mejor.

Porque de lo contrario el futuro gobierno "afrontará una pesada herencia", y no quedará más remedio que hacerlos: de manual, digamos. 

Desde un par de días después de las PASO, en aquél discurso de Tecnópolis que habilitó los cónclaves con sindicalistas y empresarios, Cristina dejó en claro que había cosas que estaba dispuesta a conversar, y otras con las que no transigía; de modo que no puede sorprender ahora la supuesta inflexibilidad.

De hecho, los cambios económicos que vinieron desde entonces (Ganancias, Monotributo, reapertura del canje) fueron en línea con los reclamos sociales, y con las nuevas contingencias del pleito con los fondos buitres.

Se podrá objetar que fueron tarde, que faltaron reflejos para instrumentarlos antes y no pagar costos electorales y muy probablemente sea así, pero lo que no ha hecho hasta acá el gobierno es ceder, en toda la línea, a los reclamos empresariales; dichos muchas veces a media voz, o por intermedio de voceros, como Bonelli.

Y no se trata de que la economía no requiera ajustes ni enfrente problemas (de hecho el Presupuesto 2014 está planteando implícitamente una baja de los subsidios a las tarifas, para ciertos sectores), sino de una cuestión estrictamente política: quien y cómo maneja los dos años que restan hasta el 2015, y si serán parte de un sólo mandato votado en octubre del 2011 por el 54 %, reconociendo los nuevos datos de la realidad (el principal, el malestar social expresado en las urnas); o un anticipo de un futuro gobierno que no se sabe bien de quien podría ser, pero que se sospecha como podría ser.

De hecho adviértase que se habla de "pesada herencia" como si no hubiera pasado nada en el país en estos 10 años, y estuviéramos como en el 2001 a las puertas del abismo (mientras por ejemplo se dispara el cupón PBI por las perspectivas de crecimiento para éste año y el próximo), y por una razón muy sencilla: hay que ir preparando el terreno para generar consenso en torno a la inevitabilidad de adoptar políticas que ya fueron ensayadas en el país.

De allí que se plantea que el problema es que Cristina es inflexible, y sólo por su tozudez no implementa ya los drásticos cambios que la situación requiere, pero que no se enuncian; porque se sabe que generarían costos, y resistencias.

Que mejor entonces que dejar (o presionar para) que los haga un gobierno herido electoralmente y sin posibilidad de reelección, para despejarle el camino a los que vengan.

Adviértase incluso que -según las identificables fuentes que hablan a través de Bonelli- los "ajustes" (palabrita cargada de evocaciones, si las hay, en nuestra historia económica) serían inevitables como consecuencia de los desaguisados del kirchnerismo, de modo que la lógica es: que lo arregle el que lo rompió.

Bueno, si ésa es la idea, esperemos tensiones a futuro porque Cristina no se prestará dócilmente a instrumentarla; y muy probablemente parte de los miembros del "círculo rojo" empiecen a pensar en otras estrategias (algunos ya están pegando el faltazo a las reuniones, como Brito y Méndez), para provocar los cambios.

De hecho por ejemplo la Bolsa venía acumulando récords por los que gastaban a cuenta de que Cristina haría el trabajo sucio de acá al 2015, pero ahora empezaron a tomar nota de que cosa podría no ser tan sencilla.

2 comentarios:

  1. Che, el gran diario argentino tan apresurado redacta que se traga la "u" en "cualqier".
    Es la acelereta de intentar encontrar mierda por cualquier lados.

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  2. Daniel, es que Bonelli escribe como habla, hasta con ese estilo de mierda ademas de una ortografía idem.
    Por otra parte Kumpas, muy adecuado el refrán de que hay que patear al chancho para que aparezca el dueño, ayer los senadores de la UCR se retiraron del recinto ofendidos por hechos anteriores, pero con el objetivo de no votar el impuesto que grava ganancias de sociedades que no cotizan en bolsa y la transferencia de acciones por fuera de la Bolsa, en repetición de las objeciones de casi todo el arco opositor en Diputados, diciendo hacerlo en defensa de la pequeña y mediana empresa, cuyas representaciones no objetaron, pero si,y no por casualidad, la representación de los mas afectados, o sea AEA.
    Nosotros somos Ella, abrazos

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